capítulo diecisiete

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 NOA:

Miré a mi papá mientras esté conducía mientras daba pequeños golpecitos en el volante.

—papá...—.

Este movió su mano negando.

—Ahora no me apetece hablar—.

Asentí lentamente mirando hacia abajo.

Todo el camino se llenó de un silencio incómodo.

No podía irnos peor con los negocios.

Íbamos a acabar en ruinas.

Además aquel chico se llevó hasta la última moneda que teníamos.

Aquel chico morocho de ojos café y aquellos labios tentativos....

No podía sacarlo de mi cabeza.

Y aunque allá venido con el propósito de robar plata había algo en él que me hacía pensar que todo cambiaría.

Aunque en estos momentos no creo que sea para mejor.

Mi papá estacionó el auto frente a nuestra casa.

Ambos bajamos en silencio.

Al entrar mi mamá se encontraba sentada en el sillón, que en cuanto se dió cuenta de nuestra presencia salió corriendo hacia a mi rompiendo en llanto.

—Noa, hija ¿estás bien?—.

Preguntó tocando mi rostro. Yo apoyé mis palmas sobre sus manos.

—Si mamá, estoy bien...—.

Esta besó mi frente para acercarse hacia mi padre y abrazarlo.

Me gustaba verlos así, queriéndose en vez de discutiendo.

-pensaba que había sido peor... No deberíamos haberte dejado allí dentro

Sollozó mi madre.

—Mamá, estoy bien lo prometo, mírame acá—.

Sonreí ligeramente.

Mi papá soltó todo lo que cargaba en cima para sentarse sobre el sofá.

Mi madre hizo igual y yo me acerqué lentamente hacia ellos.

—Hija, ¿por qué mentiste cuando te preguntaron en comisaría?—.






Holaaaaaa chica

𝐂𝐡𝐨𝐫𝐫𝐨-ᴛʀᴜᴇɴᴏ[✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora