Capitulo 25

7K 277 34
                                    


MATEO:

El teléfono no dejaba de sonar y ya me comenzaba a frustrar el hecho de que no parara. Tan solo terminaba de sonar, callaba por un rato y volvía a escucharse la misma melodía telefónica.

—Creo que debería tomarlo, dudo que decida parar de llamarte— expresa Valentín con molestia, y es que él se encuentra en la misma habitación que yo.

—Estoy demasiado ocupado para atender llamadas ahora— sigo prestando atención a todos los pedidos que me han llegado esta última semana.

Valentín rueda sus ojos acercando una silla para sentarse en ella.

— Por supuesto, no hay nada más importante que espiar a tu secuestrada, ¿que será lo próximo Mateo, que la traigas aquí día y noche para tenerla vigilada?— detona con un toque de gracia en su voz. Poso mis ojos sobre los suyos frunciendo mis cejas.

—¿Acaso eres tú el que debe vigilarla para que no cometa ninguna locura? Además, no lo hago, estoy revisando pedidos— comienzo a escribir nuevamente en mi computadora. En cambio él, se dedica a contar dinero en sobres.

Está bien, seamos sinceros, de vez en cuando suelo echarle una ojeada a las cámaras. Debo asegurarme de que se está comportando. La veo día y noche, leyendo libros, viendo como entra al baño a tomar duchas, la veo en cada comida, le he dejado un celular — obviamente reseteado para que no pueda mantener contacto con nadie— he ido de compras para ella, le estoy intentado dar la mejor estancia, pero al mismo tiempo querer mantenerla con vida.

Alguien toca la puerta delicadamente y una cabellera de color blanca se asoma por la puerta, es Maribel, la criada. Maribel lleva trabajando para mi bastantes años a decir verdad, de hecho ha adoptado el papel de madre más que mi propio madre. En fin, eso es un tema aparte.

— Joven, perdone por molestarlo, pero estoy teniendo problemas con la señorita, se niega a ponerse lo que le ordenó— expresa con calma.

Maldita.

Mis ojos vuelven a ir a Valentín y ahí le dedico una mirada de superioridad.

—¿Lo ves? Me he despistado tan solo cinco minutos y ya a montado una escenita. Aprende de mi, insensato— me levanto de mi silla dirigiéndome hacia la habitación de Noa atravesando el extenso pasillo, Maribel tan solo me sigue detrás de mi, a pasos cortos.

Toco la puerta y sin oír ningún permiso me adentro a la habitación.

—¡Hey!— exclama la rubia con molestia leyendo alguno de los viejos libros que se encontraban en el closet. —¿Nunca te enseñaron a tener educación? Ya que eres un secuestrador, aunque sea sé uno con educación — dice con burla.

La ira sube hacia mis mejillas quedando ahí, sintiendo estas arder, la cara de Maribel habla por si sola, ¿quién se cree esta maldita niñata?

—Maribel, puedes retirarte...— susurro apretando mis dientes con fuerza. Sale cerrando la puerta y yo me acerco lentamente a la más pequeña.

Esta suelta el libro cruzando sus brazos clavando su molesta mirada en mi.

—No me pienso poner eso...— expresa señalando con desprecio la ropa interior que se encuentra sobre la cama. — Es demasiado... erótica— ruedo mis ojos observando la ropa interior de encaje.

—Como quieras, si quieres puedo darte la ropa interior de Maribel— expreso burlándola. Esta rueda sus ojos parándose frente a mi, tomando la braga entre sus manos, acariciándola.

—¿Quieres que me ponga esto, cierto?— modula y noto su tono inocente en su voz.

Asiento con lentitud cruzando mis brazos, quiero parecer un macho rudo y posesivo pero con la inocente cara que carga es irresistible no caer ante sus pies.

—Me la pongo.... tan solo si me das respuestas— bufo.

Si, se qué le dije que le daría respuestas, pero después de pensarlo si le digo algo sobre todo esto, entrara en desesperación y cometerá alguna pendejada. Y no quiero eso.

—No intentes persuadirme Noa— niego con total seriedad. La morocha esboza una sonrisa traviesa antes de comenzar a subir su camisón. —Noa...— expreso apartando mi mirada.

—¿Crees que no sé como me miras a través de las cámaras?— termina de sacar su camisón tirándolo por alguna parte de la habitación. —Vamos mi Mateo, no te hagas el duro....—

Juro que es la primera vez que me caliento al escuchar como alguien dice mi nombre. Se acerca peligrosamente a mi, tocando mi pecho con sus manos. Lleva una hacia mi mentón volteando mi rostro dejándome ver el suyo. Termina de pegarse a mi y yo entierro mi mirada en sus carnosos labios.

Señor, dame paciencia porque si me das ganas me la cojo sobre ese escritorio sin piedad.

— No pienso decirte nada Noa, si tienes preguntas vete leyéndote otro libro porque tendrás que esperar mucho a que te las responda— me doy media vuelta tomando el manillar de la puerta— y vístete, no quiero que mis empleados te vean desnuda— espeto antes de salir.

Si, salí ganando, pero con la entrepierna a punto de explotarme.







Hola bellassss🖤✨

𝐂𝐡𝐨𝐫𝐫𝐨-ᴛʀᴜᴇɴᴏ[✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora