Capítulo 17: "Reconstruiré Todo Lo Que Has Roto"

63 2 0
                                    


- ¡Ese gran hijo de puta! –

Adam llevaba todo el día blasfemando y maldiciendo a Jefferson Woodfrie desde el momento en el que descubrió la realidad sobre el embarazo de Morana.

- Adam, por favor, trata de calmarte –

- No me puedo calmar – se tiró del pelo - ¿Tienes idea de lo que esto significa? ¿Qué tal si Woodfrie la violó?-

- No creo que haya hecho eso teniendo a Andrea – opinó Lanz.

- No veo porqué eso habría de detenerlo – comentó a su vez Cameron.

- Tenemos que encontrarlo –

- Sabes que en eso estamos, lo vamos a atrapar –

- Pues hay que darnos prisa y cuando lo hagamos... - se dirigió a Cameron de manera muy seria – Lo voy a matar –

- Pero habías dicho que... -

- ¡Sé lo que dije! – interrumpió a Lanz alzando la voz – Lo sé, pero ya cambié de opinión –

- En ese caso pensé que tú te encargarías de Andrea – supuso Cameron.

- Pues las cosas cambiaron, ¿entiendes? – avanzó hacia él de manera casi amenazante – Yo mataré a Woodfrie porque ahora se metió con algo que es... Era, mío –

- Mira, sé que todo lo que pasó con la chica te afectó, pero no deberías dejar que eso te afecte con esto, podrías perder el trabajo – dijo Cameron lentamente mientras se ponía de pie, Adam respiraba demasiado fuerte – Hablaremos de esto luego, ¿sí? Cuando estés más tranquilo, lo mejor ahora es que descanses como es debido –

Como era de esperarse, había lugares de la ciudad que no respetaban el toque de queda impuesto por la policía, lugares que por supuesto se encontraban ocultos, en lugares donde las patrullas pasaban de manera tan frecuente como en otros lados y a Andrea no le costó mucho encontrar uno. Desde afuera parecía un almacén abandonado cualquiera, pero por la puerta trasera se tenía acceso a un sótano que era usado como un club, estaba insonorizado, por lo que la música sonaba sólo cuando abrían la puerta para dejar entrar a alguien, a los lados de la puerta había dos hombres, uno con un traje de apariencia fina y cara que parecía ser el dueño, pues él decidía quién entraba, de unos treinta años y con una barba de candado, a su lado un hombre que le sacaba por lo menos diez centímetros de altura, con brazos grandes y totalmente vestido de negro que era el cadenero.

Una vez que no hubo nadie afuera más que ellos, Andrea se acercó pretendiendo entrar, pero la detuvieron.

- Disculpa, tienes que tener una invitación, es un evento privado, además, no pareces tener veintiuno – ella rió de manera chillona, imitando las técnicas de mierda que siempre vio a Bianca usar.

- Siempre me dicen eso y a cerca de la invitación... Si me dejas cinco minutos con tu jefe, puedo solucionarlo – el hombre miró hacia atrás al chico del traje que había estado escuchando la conversación y se acercó con una sonrisa.

- Eso ya lo veremos –

Andrea le devolvió la sonrisa y enganchó el dedo en el cuello de su camisa para llevarlo hasta más al fondo del callejón donde ya no había iluminación, ella recargó la espalda en la pared y cuando el sujeto se acercó para besarla ella le clavó el cuchillo entre la barbilla y el cuello, haciendo que la punta saliera por su boca, no pudo gritar, después le clavó el cuchillo en la garganta y el tipo calló al suelo entre gorgoteos sosteniéndose la herida.

Doomed 3 - Vicios MortalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora