Capítulo 9: "Los Traidores Nunca Juegan Ahorcado"

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Mientras iba de regreso a la granja cuidando con no encontrarse con ningún coche de policía, a casi la salida de la ciudad, escuchó una voz que lo hizo detenerse.

- ¡Jeff! –

- ¿Morana? –

En cuanto volteó, la chica se le tiró encima besándolo con ganas y se despegó con una sonrisa.

- Sabía que estarías afuera aún después del toque de queda –

- Yo sí, pero ¿tú que haces afuera? Estas muy lejos de casa – miró alrededor alerta de cualquier parpadeante luz roja o azul y la tomó del brazo para llevarla entre la penumbra bajo los árboles de un pequeño parque, pues estando a mitad de la calle estaban demasiado expuestos. Se preguntó si Andrea estaría bien, tal vez después de todo había decidido también volver a la granja.

- Tenía que verte – le sonrió – Te he necesitado mucho – se acercó y él retrocedió hasta que su espalda se encontró con el tronco de un árbol.

- ¿Qué me has necesitado? –

- Si – tomó su mano y la puso sobre uno de sus pechos – Quiero que me vuelvas a hacer tuya – Jeff tragó saliva.

- No podemos hacerlo aquí – miró nerviosamente a todos lados.

- ¿Por qué no? – a él no solo le preocupaba la policía, sino que Andrea también llegara a verlo en esa situación con la chica que había intentado matarla en repetidas ocasiones, si lo hiciera, le cortaría las bolas en ese mismo momento, no había duda de eso.

- Es demasiado peligroso – respondió retirando su mano y escabulléndose de ella –

- Creí que la policía no era ningún problema para ti –

- No lo es en realidad – dijo en voz baja – Pero no quiero arriesgarme, será mejor que te lleve a casa –

- Bien – tomó su mano – Entonces pasaremos la noche juntos en mi casa –

Jackson, James, Jones, Jhonson...

- ¡Ah1 – exclamó Andrea al hallar por fin los archivos de Cameron, llevaba alrededor de quince minutos buscando y ya comenzaba a desesperarse. Extrajo el expediente del cajón y lo abrió para escanearlo con la mirada, para su suerte, su pregunta fue respondida de inmediato, había un papel con la dirección del departamento donde se había enviado un paquete.

Sintió ganas de gritar victoria, pero se reprimió. Rompió la hoja de manera que solo tuviera la dirección, la guardó en su bolsillo y salió por donde había entrado haca la granja.

Ya dejaría la venganza para otro día, ahora solo quería presumirle a Jefferson lo que acababa de encontrar y restregárselo en la cara que lo había hecho sin él.

- ¡Hey, espera! Dije que te llevaría a casa, no que me quedaría contigo esta noche –

Morana se detuvo y le puso una cara de cachorro que le revolvió el estómago.

- Por favor, Jeff, hace mucho que no nos vemos y te extraño, solo esta noche, ¿sí? – él apartó la mirada, seguro que Andrea le preguntaría después por qué no había llegado y dónde había pasado la noche sin que lo encontrara la policía, ¿qué le diría entonces?

- No lo sé, no lo creo... - ella se acercó de repente, lo tomó de la barbilla y lo besó, aquello lo dejó algo sorprendido y un poco atontado.

- Sólo por hoy, te necesito dentro de mí –

Jeff se relamió los labios y terminó accediendo.

- Bien, pero sólo esta noche –

Ya pensaría después en alguna excusa que ponerle a Andrea.

Doomed 3 - Vicios MortalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora