- Color amarillo pollito - [Zenitsu fem]

🐣 Un almuerzo sin comida 🐣

Zenitsu suspiro, guardo sus libros con pesadez en su bolso sin creer lo terrible que es la clase de matemáticas. Se consideraba habilidosa con los números, pero le fue imposible retener información de lo que su profesor explicaba; las notas que tomo era desastrosas y manchadas de borrones, a duras penas logro escribir algo cuando el perverso maestro anuncio que borraría el pizarrón y que no esperaría a nadie. Tampoco ayudaba que Inosuke le diera cortas pataditas mientras hacía sonidos para, al parecer, llamar su atención.

Logro ignorar a Inosuke y escapar del salón, todo debido a ese chico alto que intervino en el camino del molesto Inosuke ganándose así la ira del salvaje. En el interior, Zenitsu agradece que ese chico tan alto haya servido de pared para escapar de Inosuke, pero se lamentaba porque no parecía tener la paciencia suficiente para tratar con él.

Su camino se cruzó con el de Tanjirou, ambos se sonríen y se encaminan en la dirección del otro. Zenitsu va emocionada y risueña con una enorme sonrisa y un sonrojo notable.

— ¡Tanji-!

— ¡Ataque porcino!

Justo cuando estiraba su brazo para llamar a Tanjirou, un golpe sacudió su cuerpo mandadola en dirección a la pared. Fue un choque estruendoso y siente que se le rompió una costilla, más esta vez el dolor no es capaz de calmar la ira que siente cuando esos ojos verdes le ven con arrogancia.

— ¡Te he vencido, Monitsu! — exclamó con orgullo Inosuke. Solo por si las dudas, venía agitado después de haber corrido para alcanzar a Zenitsu. Para Inosuke, fue sencillo ubicarla al ser ella la única con ese esponjoso cabello rubio.

— ¡¿Quien diablos es ese?! — grita histérica mientras se levanta y sacude su falda furiosa —. ¡Alejate de mí, animal!

— ¿¡Ah?! ¡Realmente eres muy molesta! — chilla Inosuke con fastidio.

— ¡Si tanto te molesto, déjame en paz! ¡No puedes irme golpeando cada vez que me ves! — tambaleando sus piernas, logra caminar hasta Inosuke y señalar de forma acusadora su cara. Eso hizo enojar a Inosuke.

— ¿¡Y por qué me das órdenes?! ¿¡Quien te crees que eres?! — refuta Inosuke a gritos.

— ¡Zenitsu! ¡¿Estás bien?! — Tanjirou había llegado hasta ellos, sujeto a Zenitsu por sus hombros ayudándola a pararse sin tambalear.

— ¡¿Y tú quién eres?! — exclama Inosuke.

— ¡Soy Kamado Tanjirou! — responde Tanjirou con firmeza.

— ¡¿Y quién te pregunto, Kamabocho Monjirou?! ¡Métete en tus asuntos! — Inosuke le puso una mano en la cara a Tanjirou intentando apartarlo.

— ¿¡Y ese quien es?! — Tanjirou no puede creer que acaba de decir su nombre y aún así, Inosuke tuvo la facilidad de ignorar y retorcer lo que dijo, bautizandolo con ese ridículo apodó.

— ¡Tanjirou, sálvame! — Zenitsu se aferra al brazo de Tanjirou entre chillidos —. ¡Este salvaje me persigue para hostigarme! ¡Quiere matarme! ¡En la mañana fue el quien me empujó! — le cuenta entre llanto —. Y me envenenó con hiedra venenosa que se trae encima ¡Mira! ¡Aún tengo esas feas ronchas! — Zenitsu levanto la manga de su camiseta, mostrando las ronchas que ya no estaban rojas e hinchadas, solo eran pequeños puntos rojos que con algo de avena podrían calmarse —. ¡Y ahora me persigue y me vuelve a golpear!