Dioses, los padres del año

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Si Frederick, yo le avisaré cuando tengamos noticias... si, gracias, igual, cuídese mucho- Percy terminó la llamada con su suegro y aventó su celular a algún lugar de la cama, se sentó frotándose la cara y suspiró con frustración, no habían sido los mejores días para el héroe del Olimpo.

Hoy se cumplía un mes que su madre se había ido. Hacía un mes Annabeth, el amor de su vida, la mujer con la que estaba seguro que pasaría cada día hasta el final de su vida, se había ido en una misión y no había vuelto a tener noticias de ella...

Hace tres semanas el hombre, o mejor dicho el medio hombre, al que había considerado como su padre había caído en un sueño profundo, del cual ni semidioses, ni ninfas, ni centauros, habían podido despertarlo. Algunos hijos de Apolo, tanto griegos como romanos, habían intentado contactar con su padre con la esperanza de que este pudiera despertarlo, pero nada se había logrado, el dios parecía haber desaparecido y no respondía ni a oraciones ni a mensajes iris, y parecía que su hermana gemela, Artemisa, había seguido los pasos de su hermano, pues ni siquiera contestaba a Thalia.

Incluso él había intentado contactar con su padre, pero había tenido la misma respuesta que los hijos de Apolo y las cazadores de Artemisa, nada. Sus hermanos también lo intentaron, pero el resultado fue el mismo.

La única diosa que había respondido fue Lupa, quien había llegado al campamento tres días atrás para intentar ayudar a los semidioses. Percy agradecía de sobremanera la ayuda extra, siempre pensó que como director de actividades del campamento, Quirón en realidad no tenía mucho trabajo, pero sus ojeras evidenciaban que se equivocaba. Secretamente quería echar al mar de los monstruos al Señor D por dejarlo a cargo mientras él se iba al Olimpo a avisarle a Zeus lo sucedido.

-Flashback-

Habían pasado dos días desde que el centauro había caído dormido en plena comida, frente a los ojos espantados de todos los campistas.

Percy había ido a ver al director del campamento apenas tuvo la oportunidad – ¿Señor D? – llamó desde la entrada de la casa grande, apenas tocó la puerta esta se abrió por si sola, como si no hubiera tenido seguro alguno. Se adentró en la cabaña, llamando al dios del vino sin obtener respuesta – ¿Señor...D? – dijo extrañado el semidiós, pues notó en el piso un papel blanco, arrugado y que por la letra denotaba que había sido escrito a prisa.

Jackson:

Me fui al Olimpo a avisarle a mi padre que Quirón se transformó en la Bella durmiente y que necesitamos que mande a su príncipe azul para que venga a despertarlo y así pueda hacerse cargo de su trabajo.

Como, por alguna extraña razón que desconozco, él confía en ti, quedas a cargo hasta que regrese, no tardare (o tal vez sí, pero si preguntan tú dices que no).

Atte. Dioniso

Pd. En caso de que alguien más competente que Jackson este leyendo esto, quema esta nota y tú estás a cargo.

Pd. 2 Si eres el sustituto de Pan, el cíclope o el chico llamas a mí, dale esto a Percy y ni intentes deshacerte de esta nota.

Pd. 3 Comprar leche.

-Fin del flashback-

Y con esa confusa (y un poco insultante) nota Percy se hizo cargo del campamento desde que Dioniso se fue, hace ya casi una semana, semana en la que él había dormido cinco horas en total. Sufría del peor caso de insomnio que había tenido en sus veinte años de vida y ni siquiera le importaba, por el día su mente estaba enfocada en intentar mantener todo en orden en el campamento y que la ausencia de los directores no se notara, pero por las noches... por las noches lo único en lo que su mente podía pensar era en unos ojos grises y una cabellera rubia – γαμώτο* – soltó cansado el azabache mientras se tiraba en su cama.

Traición?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora