Lo que el mar oculta (Pt. 1)

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Annabeth se encontraba sentada en una fuente de nueva roma, la misma fuente en la que se sentaba todos los días a la misma hora para hablar con su novio, pero esta vez el dichoso Percy Jackson se estaba haciendo del rogar -vamos sesos de alga, antiende el maldito mensaje irirs- pero nisiquiera las suplicas de la hija de Atenea parecian funcionar. Claro que ella estaba conciente que en un par de horas se verian y ella misma podria romperle un brazo por no contestar.

Rindiéndose decidio llamar a su mejor amiga con quien, gracias a los dioses, había tenido más suerte -Hey Pipes!- saludó de manera alegre la rubia, y la hija de afrodita dejo de manera casi inmediata de hacer lo que estaba haciendo -Annie, no te esperaba oír hasta hoy en la tarde-noche ¿todo bien?- Annabeth resoplo ante ese ultimo comentario clar(, solamente que de Percy no se digna a contestar los mensajes iris- a la hija de afrodita le hacía gracia el comportamiento de la otra -bueno, tal vez sea porque salio hace como una media hora- dijo sin preocupación la morena -¿salió? ¿Del campamento?- preguntó la rubia extrañada -si... Lleva haciendo eso desde que regreso- contesto de manera más calmada de lo que en realidad se sentía, aun recordaba como Annabeth le había llamado una noche hecha un mar de lágrimas diciendo que no encontraba a el hijo de poseidon por ninguna partes del campamento júpiter, apareció dos semanas después en long island, de eso ya hacía mas de un año.

-¿por que no me lo habías dicho?- reprochó la rubia -Anna, deves dejar vivir a Percy solo, si sobrevivió al tártaro creo que puede hacerlo en nueva york- aunque la morena tenía razón, no quería admitirlo -solo me gustaria que me contara sus cosas, últimamente lo noto... distante- y la semidiosa le había dado al clavo cuando utilizó esa palabra "distante" era lo que mejor describia al azabache ultimamente y Piper lo sabía -Anna... - viendo el semblante preocupado de la rubia se sintió cohibida por decir la verdad, y sabía que después se arrepentiria de lo que aría -escucha todo va a estar bien, confía en Percy, si algo va mal el te contara todo ¿ok?- "embrujihabla", en menos de 24 horas había utilizado su habilidad en sus mejores amigas y la culpa la carcomía por dentro y más al ver la expresión medio adormilada medio confundida de su mejor amiga -ok- pronuncio con simplesa la ojigris -oye Pipes tengo que irme, nos vemos al rato ¿ok?- la mencionada solo asintió, en verdad se sentía mal por la rubia, y más sabiendo todo lo que la pareja había pasado, pero sabía que tenía razon en una cosa, si a Percy le pasaba algo se lo diría a Annabeth cuando estuviese listo.

Por otro lado Annabeth se sentía preocupada, no podia evitarlo. Tenia esa extraña sensación como si la reya de olimpo lo fuera a secuestrar y a borrarle la memoria ¿que locura no? Hera jamás aría eso.

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-Señor Jackson, buenas tardes- saludó cortésmente Jadis -Hey Jadis como has estado- respondió el muchacho de ojos mar -todo bien gracias a los dioses- Percy sonrío ante el comentario, Jadis era mortal y dehecho, aunque tenía la visión, no la tenía tan desarrollada, pero como lo había escuchado decir esa frase muchas veses ella misma la había adoptado -me alegro- con ese último comentario la muchacha había sacado una lista y como de costumbre Percy la firmo, se despidió y se adentro en el hospital.

Jadis miraba como el muchacho se alejaba hacia su destino y en el fondo se sentía un poco apenada con el muchacho, despues de todo se conocían desde hacía un año y sabía lo importante que eran para el esas visitas.

Despues de caminar un rato Percy llegó a su destino, el cuarto 585. Un número que ya se le hacía tan natural como el propio hospital y sus integrantes. Pasó ahí por Marco, un enfermero muy amable con el que había ido a comer algunas veces, junto con su esposo Tomas, quien era paramedico en el hospital. Los saludó de manera amable e incluso platicó un rato con ellos.  Todo esto era una escusa para no entrar al cuarto del hospital.

Traición?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora