Capítulo IV

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Luego de las clases de la tarde salí disparada de la clase de transformaciones, cosa que la profesora McGonagall no tardó en notar.

—¡Weasley! Ven aquí por favor —mierda McGonagall quería hablar conmigo...

—¿Sí profesora? —Dije en un tono inocente que indica que aquí no había problemas.

—Ven conmigo a mi despacho por favor.

Seguí a la profesora dentro de su despacho que estaba al otro lado de la sala de clase.

—Hoy le vi con el señor Malfoy en el lago negro, le vi transformarse de una lechuza a normal, ¿es una animaga no registrada? —Me preguntó con severidad. Suspiré y respondí, así que solo era eso.

—No, es algo de nacimiento, no sé qué es exactamente lo que tengo, simplemente sé que lo tengo y que puedo hacerlo cuando quiera, y como Malfoy no me creía lo hice —respondí algo rápido —puedo transformarme en cualquier animal a la perfección, llevo haciéndolo desde que tengo consciencia sobre ello y... —La profesora me interrumpió.

—¿Cualquier animal? —Me miró dudando de mis palabras.

—Sí, antes vio mi lechuza, una lechuza parda, pero también puedo ser un gato —me subí a una mesa y me transformé —o un perro —volví a transformarme —o en una...

—No es necesario, quiero que por favor no se lo cuente a nadie más, es algo muy extraño, yo podré darle algunas clases sobre animagos especiales para usted, que generalmente no se dan hasta tercero. ¿Alguien más sabe de esto?

—Solo Dánae, mi mejor amiga.

—¿Dánae Jones? ¿Su compañera de Slytherin? —Preguntó.

—No hay otra Dánae, profesora.

—Bien, que nadie más lo sepa, y no se transforme de nuevo donde cualquier persona pueda verle.

—De acuerdo.

—Es libre, por lo que me han contado usted ha quedado con su hermano y su amigo ¿verdad? Disfrute.

Salí de la sala, Draco y Dánae esperaban fuera, no tenía tiempo de explicarles que no podía pasar el rato con ellos, aún que Draco lo sabía...

—Anda aquí estás, vamos, tengo unos planes súper divertidos para esta tarde —dijo Dánae y se me rompió el corazón por tener que decirle que iba a ir con otras personas.

—Oye... He quedado con otros amigos... Si quieres podemos hacerlo mañana.

—Oh, de acuerdo, entonces le diré a las chicas que lo haremos mañana —le agradecí internamente que no se enfadase conmigo y fuimos a la mazmorra.

Entramos a la sala común y dejé mis cosas en mi habitación, Draco y Dánae hablaban, aún que Draco no parecía prestarle mucha atención, más bien la miraba molesto y respondía fríamente, y Dánae parecía preguntar cosas con esa cara de felicidad suya. Sonreí ante esa escena y me fui rápidamente antes de que ella me viese y me obligase a quedarme.

Llegué a la torre de Gryffindor, había un retrato de una mujer gorda justo como habían dicho.

—¿Contraseña? —Preguntó.

—Eh... No, yo soy Slytherin, vengo a esperar a mis amigos.

—Qué extraño, no vienen muchos Slytherin por aquí generalmente —dijo la mujer.

—Lo sé pero yo soy especial —contesté orgullosa.

En ese momento salieron Ron y Harry y nos fuimos a uno de esos patios internos del séptimo piso, en el cual estábamos solos o al menos eso parecía. Me ofrecieron un recorte de periódico que dijeron que tenía Hagrid.

[Amistad Extraña | Draco Malfoy] || La Piedra Filosofal #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora