Capítulo 18

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Alejandro: Diez minutos después llegué a la iglesia, el pastor me saludó y me ofreció asiento, caminé para sentarme cerca de mamá, ella estaba orando, así que me limité a sentarme sin hacer un solo ruido.

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Me asustaste, ¿Qué haces aquí hijo? -. ¿Por qué no me esperaste para venir contigo? .- ya era tarde y tú no llegabas de la universidad, así que decidí venirme sola -. Está bien. – deja de hablar que ya viene la predica -. Solo asentí. – ¿trajiste tu biblia? -. No mamá. Dije. – ¿acaso venias a pasear? -. Hice un puchero como reclamando no ser regañado.

Media hora más tarde salimos del templo, nos despedimos de las personas que estaban ahí, mamá era muy popular en su congregación, miraba como hablaba con cada persona que se le acercaba, yo solo la esperaba, el chofer estaba en el auto ni siquiera entró a la iglesia, por eso no me gusta dejar sola a mamá con él, algo le podría pasar y él ni cuenta se daría, entrelace mi brazo izquierdo al brazo derecho de mi madre.

Bajábamos las gradas con precaución, subimos al auto, mamá dijo que nos llevara a una heladería, llegamos a una que estaba cerca del lugar, mamá pidió helado de vainilla con pasas, sin pensarlo pedí un helado de fresa.

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Llegamos a casa, la noche estaba fría, la luna iluminaba el lugar de una manera majestuosa, ayudé a mamá a salir del auto, entramos a casa, mamá se quitó los tacones que usaba, corrí a su habitación a traer sus pantuflas, regresé de inmediato. – gracias hijo, estoy tan cansada -. De nada mamá, el medico dijo que no puedes hacer mucho demando. – pero ir a la iglesia me hace sentir mejor -. Lo sé, eso es bueno. – yo no traigo hambre hijo, pero seguro tu si, ve a ver que preparó juanita -. De acuerdo, pero tiene que inyectarse la insulina, ¿se la paso o lo hará más tarde? - más tarde hijo, solo hazme un vaso de avena para no dormir con el estómago vacío -. Claro, ya se lo traigo. – ya sabes cómo me gusta hijo -. Si, con mucha avena, ya regreso.

Caminé a la cocina, preparé la avena de mamá, me dirijo a la sala, mamá estaba mirando una serie. Aquí tienes mamá. – gracias hijo, Ve a comer ya es muy tarde-. Si, ya voy. Regresé a la cocina y serví mi comida, caminé donde estaba mi mamá, me senté cerca de ella.

Tengo algo que contarte mamá. Dije. – hijo, tienes la boca llena, mira cómo llenas de comida por todos lados jajaja -. No me regañes. Dije haciendo un puchero. – no te estoy regañando hijo, pero no debes olvidar tus modales. - pero si estamos en casa, nadie me ve. – sí, pero si lo sigues siendo constantemente se quedará estés donde estés -. Okay está bien. Me aseguré no tener nada de comida en mi boca y me dispuse a hablar.

Tengo un maestro en la universidad que es uno de mis mejores maestros, al parecer ve algo en mí y ... terminé de contarle lo sucedido con Mr. Miranda. – ¿en serio hijo?, eso significa que él ve potencial en ti, ya ves que, si puedes hijo, esto no lo habrías sabido si te abrías dado por vencido desde el principio, sabía que podías hacerlo, sé que al principio no estaba de acuerdo, pero ahora te apoyo en todo mi amor, usted puede, el problema es que no tendrás días libres, tienes clases de lunes a viernes, ahora este nuevo curso y los domingos otro curso, además de agregarle las horas que trabajas en la empresa, te vas a que mar las neuronas hijo -.

No se preocupe mamá, estoy seguro que puedo con todo, daré lo mejor de mí, además en esta beca estudiaré solamente por tres meses, pasará muy rápido y comienzo mañana mismo. Solo tendré libre los sábados para avanzar tareas y la empresa, trataré de organizarme.

Estaba nervioso, no lo demostraba, pero si lo estaba, el solo pensar que estudiaría con personas que están mucho más avanzados que yo me da un pánico increíble, pero puedo hacerlo, quiero hacerlo y lo lograré.

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Eran las ocho de la mañana, estaba en la universidad, esperaba que los maestros estaban por dar las notas del primer año, no estoy nada nervioso, sé que obtuve buenas notas en cada clase, vi que la señora Estefany estaba muy preocupada.

¿Está todo bien? Pregunté. – ay hijo, solo me preocupa la clase de Mr. Miranda, ya vez que él es muy buen maestro, pero mi inglés no es tan bueno, me llamó para hablar conmigo y tengo que hacer examen especial -. Lo lamento doña Estefany, pero aún tiene el chance de pasar la clase. – alegre tu que pasaste todas las clases bien, te has esforzado mucho para aprender lo que sabes -. Usted también puede hacerlo, va a ver que si podrá con esta y todas las demás clases.

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Mis notas no eran las mejores como estaba acostumbrado, tampoco eran las peores, la vida en la universidad es otro nivel, en la primaria hasta la secundaria siempre fui el mejor de todos, aquí no puedo darme el lujo de sacar las mismas notas de 98 o 100, con toda dificultad mis notas llegaban a un 90, lo cual no es tan malo. 

Alejandro, parte 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora