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SeokJin se estremeció al oír aquella voz, aun bajo los efectos del alcohol podía reconocerla. Se separó entonces del rostro de su novio para observar al chico moreno que estaba parado en la puerta del baño observándolos.
El chico de verdad se veía enojado.
—SeokJin, vamos con los demás. —dijo Ken en su oído pero el pelinegro negó.
—Yo te conozco. —entrecerró sus ojos mirándolo. —tu eres el idiota con el que me acosté y luego me abandonó. —lo miró con rabia. —¿que acaso viniste a robarme a mi príncipe ahora? —SeokJin chillo infantilmente mirandolo con reproche.
—¿Principe? ¿Que? SeokJin... ¿estas ebrio? —NamJoon comenzó a acercarse. —¿y tu te estas aprovechando de eso para follartelo en el baño? —alejó a Ken de su cuerpo tomándolo por el cuello.
—¡Oye, deja a mi príncipe, es mio! —SeokJin bajó de los lavabos apoyandose en ellos rápidamente al sentirse mareado.
—Solo intentaba llevarlo a afuera, Kim, pero se puso algo difícil. —dijo el mayor de todos tratando de soltarse del agarre de NamJoon. —además, no se ni por que te doy explicaciones, soy su puto novio y puedo hacer lo que quiera con él.
Este lo miró con una ceja alzada y lo estampó contra la puerta del cubículo tomándolo del cuello. El mayor intentó soltarse optando por patear donde su rodilla alcanzara y al verlo alejarse y caer al suelo supo que había dado justo en su entrepierna.
—Maldito. —susurro NamJoon tratando de recomponerse. Ken aprovechó aquello para tomar a SeokJin de la mano.
—Vámonos, Jin. —este miraba al chico en el suelo ladeando la cabeza.
Entonces su novio tiró de él guiándolo a la puerta. Pero una mano en el hombro del mayor lo detuvo y este se giró recibiendo un golpe justo en la nariz descolocandolo y haciéndolo sangrar de manera casi inmediata. Ken soltó la mano del pelinegro entonces tocando su nariz, al ver la sangre en sus dedos apretó sus puños lanzando un golpe a NamJoon dándole justo en el pómulo izquierdo, el moreno no se quedó con el golpe y comenzó a propinar varios sin medida alguna, completamente cegado, tanto que no había notado que ahora tenia un par de brazos luchando por separarlo del otro.
