Narra Eva
Ya conocía a la familia de Hugo. Durante la cuarentena estuvimos haciendo videollamadas y pude hablar con su madre y su hermano, pero en persona eran más amables, familiares y cariñosos si se podía.
Pasamos unos días muy ajetreados en Córdoba. Conocí a los amigos de Hugo y a parte de su familia; me enseñó el casco histórico de la ciudad; paseamos de noche entre calles preciosas; visitamos algunos de los lugares donde él se había criado; fuimos a bañarnos al pantano donde va él desde pequeño y me llevó a comer tapas andaluzas tradicionales exquisitas.
A decir verdad, jamás había visto ese brillo en los ojos de Hugo hasta que no pisamos tierras cordobesas, y me alegraba muchísimo saber que estaba feliz.
Mañana nos iríamos a Cádiz. Hugo había reservado un hotel para los dos para el fin de semana, porque Córdoba era preciosa pero en verano a 38 o 40 grados a la sombra era insoportable, así que decidimos pasar nuestros últimos días en Andalucía en la playa.
Ya habíamos cenado y mientras él se duchaba decidí investigar un poco su habitación.
A decir verdad, estaba todo bastante ordenado y limpio.Mirando algunas fotos encontré una de él y su hermano de pequeños junto a un hombre que supuse que sería su padre, pues realmente nunca había visto una foto de este.
- ¿A qué era guapo?
Una voz detrás mía me sobresaltó .
Hugo con el pelo mojado y unos pantalones de pijama apareció por detrás y me quitó suavemente la foto de las manos sonriendo.
Tenía una sonrisa y una mirada diferente, no estaba triste, pero tampoco era de felicidad. Nostalgia tal vez.
Le abracé por detrás y dejé un beso en su espalda desnuda.
- Te pareces a él un poco - dije.
Dejó la foto en su sitio y se giró a abrazarme a la vez que dejaba un suave beso en mi cabeza.
- Que va, yo he salido más a mi madre - rió - Mi hermano si que se parece mucho a él.
Le coloqué bien algunos mechones sueltos que le caían por la frente y sonreí sin dejar de abrazarlo.
- ¿Le echas de menos?
Torció un poco su sonrisa y juraría que eran lágrimas las que amenazaban con salir de sus ojos empañados. Sin pensármelo me abracé a su cuerpo sin dejar de besar su torso y entonces se rompió un poco. Algunas lagrimillas sueltas cayeron por su cara pero él inmediatamente las apartó y echó a reír.
- Ya está anda - dijo separándose de mi.
Lo miré un poco molesta. Odiaba que se guardara siempre sus sentimientos, llorar no era malo.
- No me has respondido.
Me crucé de brazos mientras él se tumbaba en su cama.
- Todos los días Eva - suspiró algo más serio - Todos los días a todas horas.
Volvió a sonreir mirándome y se me pasó todo.
Me tumbé junto a él en la cama.
- Tuvo que ser duro - dije casi susurrando.
Lo sentí mirar hacia el techo y dijo:
- Uno nunca está preparado para perder a un padre y mucho menos sin previo aviso.
Se calló por un momento y mi silenció le dió paso a seguir.
- Era pequeño y sinceramente tengo recuerdos maravillosos en el pantano o aquí en casa con él, pero la mayoría son recuerdos borrosos - confesó - Pero algo que sí que tengo muy claro es que mi padre se desvivía por nosotros y que le quería como a nadie - sonrió emocionado.
Me abracé más a él antes de besar su barbilla.
- Estoy seguro de que le hubieras caído muy bien - susurró.
- A mí me hubiera encantado conocerle - respondí incorporándome un poco - Y yo estoy segura de que esté dónde esté estará muy orgulloso del hijo que tiene.
Me sonrió y esta vez sí permitió que algunas lágrimas cayeran por su rostro mientras yo lo abrazaba muy fuerte.
Y tras un rato en el que hablamos bastante de su padre y me contaba momentos de su infancia, ambos caímos rendidos de sueño.
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¡Hola!Aquí el segundo capítulo de este maratón.
Seguimos por la mañana. El final está cerca.
Buenas noches a todos y gracias por leer y apoyar😊
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Eva y Hugo
RomanceA veces, uno no es dueño de sus actos. Una persona no elige de quién enamorarse, solo pasa.