❣ ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 14 ❣

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A pesar de ser verano, Bill nunca sintió tanto frío como esa noche, cuando abrió las puertas del que una vez fue su hogar y la encontró a oscuras.

Sintió su respiración cortándose cuando entró y sus zapatos pisaron cerámica rota junto a flores destrozadas. Lo jarrones rotos y el frío viento acompañando la sola habitación.

Su estómago se tornó más pesado aun cuando subió las escaleras, siguiendo el rastro de feromonas que había en el aire, su cuerpo temblando en anticipación en el momento en que se detuvo fuera de su habitación que compartía con el lindo Omega.

Recordó a su madre frente a él, sonriéndole mientras le decía que Mabel esperaba un hijo suyo y decía que descubrieron toda la verdad de Tyler. Y ahora Dipper debía saberlo todo, y tenía claro que eso jamás el Omega se lo perdonaría.

Pero Bill quería rogarle por su perdón, aunque nunca lo mereciera.

Un raspón doloroso se asentó en su garganta.

—Pinito —susurró, su voz temblando.

El Omega se detuvo, bajando los hombros pero sin voltear su cuerpo o cabeza.

Bill se dio cuenta de que estaba llorando.

Dio dos pasos con la intención de ir a consolarlo, sin embargo, antes de poder hacerlo, Dipper habló.

—No te me acerques

Obedeció, su carazón rompiéndose en pedazos ante la petición.

Dipper metió sus últimas cosas en la maleta antes de cerrarla por completo, y luego se volteó, su rostro destrozado, sus ojos hinchados y rojos, sus labios temblando.

Sin embargo, Bill nunca lo encontró más hermoso y ajeno a esa noche.

—Está con Gleeful, en casa de Ball —respondió.

Dipper asintió. Comenzó a caminar hacia la puerta, dispuesto a irse de allí y nunca más regresar.

Ante ese pensamiento que llegó a su mente Bill lo tomó del brazo, deteniéndolo.

—Perdóname —susurro, desesperado—, Pino, mi constelación, por favor, perdóname-

—De todas las Omegas en este mundo —sollozó Dipper—, ¿por qué a mi hermana, Bill? —su expresión se quebró—. Me mentiste a los ojos. Me dijiste que sólo fueron besos, que nunca la habías visto, que era una completa desconocida...

Su Alfa gimoteó en respuesta, desesperado, queriendo sostener a su derrotado y triste Omega en sus brazos, protegerlo de todo el daño y decirle que todo iba a estar bien, aunque Bill sabía que eso ya no era una posibilidad.

Hizo el gesto de abrazarlo, pero Dipper no se quedó quieto: lo empujó bruscamente, su rostro todavía lloroso, pero con sus ojos con una rabia que nunca había visto antes.

—Pinito, te lo ruego...

Entonces, Dipper hizo algo que nunca habría imaginado posible en la vida.

Dipper le dio una cachetada en la mejilla, soltando hormonas de odio, despreció, ira y disgusto.

—¿Tan... tan idiota e iluso me creías como para qué nunca lo fuera a descubrir, Bill? —gruñó dando un paso, haciéndolo retroceder por el aturdimiento—. ¿Tan patético me consideras, Bill?

Sintió sus ojos llenos de lágrimas, pero sabía que todo lo que pasaba era su culpa, por lo tanto, se lo merecía.

Lo que había hecho, era realmente imperdonable, eso era más que obvio.

Kilig ❝Billdip❞⇺Adaptación⇻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora