• 23 : Marca •

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Lo bueno de los lunes era... no, no había nada bueno del primer día de la semana, salvó que anunciaba el primer día más de una pesada semana. Jimin había dejado de usar neutralizadores desde el momento en que ya todos se habían enterado que era un omega y por ende muchos ojos comenzaron a fijarse en el hermoso Jimin. Sin embargo, más de uno sabía y entendía que nadie podía acercar al omega. Después de todo el ya tenía como alfa a Yoongi, uno de los mejores y más fuertes de todo el colegio, nadie podía decir lo contrario.

Aquellos alfas no eran rivales para Yoongi, en cambió los alfas que si eran igual de imponentes y fuertes, por suerte para la pareja ya tenían a sus omegas.

Quizás algunos no conocían a la tan, ahora, afamada pareja de la prestigiosa escuela. Ya que cuando veían solo al omega, no podían evitar caer bajo sus encantos y pensar modos de cómo conquistarlo. Sin embrago, para Yoongi aquello no pasaba desapercibido, el alfa sabía de buena fuente, la cual era Jungkook, que le vociferaba quienes eran los alfas que estaban interesados en su omega.

Yoongi no era ningún tonto, sutilmente sin que nadie se enterase se encargo de encarar a cada alfa que albergaba siquiera una posibilidad para tener a su omega. El imponente alfa no se dejaba amedrentar por ningún intento de aquellos lobos hambrientos por un omega tan hermoso como el suyo. Entendía el porque lo hacían, por eso habló con cada uno y les dejó muy en claro que Jimin ya tenía un alfa y no estaba dispuesto a compartirlo, ni tampoco a cederlo nunca. Jimin en cambio, no se dio cuenta de todos los alfas que tuvo que espantar su novio, con pequeñas amenazas y unas simples miradas cortantes cada vez que algún alfa veía a su omega. Yoongi se encontraba en un constante miedo y había incrementado cuando sintió la conexión con su omega predestinado. No hizo ninguna escena, no dijo nada y estaba en silencio. Pero en los últimos días esa pequeña angustia que comenzó a sentir había crecido y con ello, el odio por cualquier Alfa o Beta que mirase a su omega. Temía mucho perder a Jimin y no sabía el porque de su repentino temor tan creciente y aterrador.

Existía tantas preguntas que se hacía el alfa y que el omega también se preguntaba. Sin embargo, ninguno de ellos tenía un respuesta clara a su estado de ánimo y como esas preocupaciones se esfumaban en cuanto sus cuerpos tenían contando. Después de unas horas reclamando por el tacto de su ser amado.

Ahora el alfa trataba de alejar esos pensamientos, que solo lo estaban desconcertando. La práctica de Baloncesto era en lo único que debía de estar concentrado ahora. Pronto tendría un gran encuentro con sus rivales, los mismos que derrotaron el año pasado. Yoongi como capitán, pretendía que este año fuera de la misma manera, y justamente por ese motivo se encontraba practicando duramente junto al resto del equipo.

Yoongi ya había avisado a Jimin de que por esta vez no podían regresar a casa juntos, ya que aún no tenía planeado a que hora terminaría su entrenamiento y le parecía muy injusto hacer que su omega esperara por el. Por lo pronto siguió entrenando bajo la atenta mirada de su entrenador, quien le daba indicaciones y peticiones de que bajara a tierra y dejara de pensar tanto, ya que solo ocasionaba que su juego se viera extraño.






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Jimin salió de clase junto a Taehyung, pero terminaron por separarse puesto que el mayor debía asistir a una reunión con el club de cocina. Jimin se despidió de su mejor amigo y caminó hacia la salida, cuando su andar se detuvo por la intromisión de un par de omegas que muy bien conocía.

- Jimin - habló primero la rubia y el omega solo le regalo una mirada sería, después de todo es lo menos que podía hacer ya que eran las omegas que estaban bajo el mandato de Annie y quienes hasta hace una semana lo habían hostigado demasiado.

AROMA [YoonMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora