• 17 : Omega •

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El bosque aún brillaba por el esplendor de la nieve en ella, dos lobos fervientes se observaban atentamente. Para después correr al encuentro del otro como todas las noches. Era detestable que cuando volvían a la conciencia ya no recordaban nada de lo que vivían en el sueño, sin embargo, de la misma manera pasaba cuando se encontraban dormitando. Olvidaban por completo sus cuerpos humanos y solo su espíritu lobuno se desenvolvía en el.

El lobo albino sonrió al ver al otro lado del bosque ante sus ojos el gran lobo azabache. Ambos corrían a encontrarse. Siempre era de esa manera, ninguno desperdiciada el tiempo para reencontrarse otra vez. Disfrutaban demasiado de la compañía del otro, como para desperdiciarlo esperando. Después de todo los sueños era el único momento donde siempre se hallaban el uno al otro y disfrutaban del aroma que emanaban.

Cada uno podía sentir la paz y tranquilidad que le daba al olfatearse, movían sus colas contentos de verse en otro sueño mas. A esa altura ya habían olvidado sus cuerpos humanos.

- Te extrañé mi lindo omega.

- Yo también alfa - sonrió y movió la cola mientras le daba una lamida a la oreja del gran lobo, antes de correr feliz alrededor de el.

El alfa corrió contento tras su omega, amaba su actitud juguetona, después de todo había tardado en poder moverse con normalidad en ese sueño y hacer lo que siempre quería.

Sin embargo...

Un pequeño dolor surgió en el pecho del alfa, tenia un mal presentimiento había algo que no le gustaba en ese momento y menos cuando el cielo comenzaba a tornarse gris y ver la poca luz desaparecer entre ellas.

El omega paró de correr al darse cuenta del cambio de clima, todo se había tornado oscuro, buscó a su alfa con desespero entre la neblina que apareció de la nada. Pero no lo encontró, caminó en varias direcciones sin encontrar rastros de su alfa. Aulló para que lo escuchara, pero no obtuvo respuesta alguna. El omega comenzó a desesperarse, esa sensación de angustia no le agradaba en lo mas mínimo y deseaba que se fuera.

Una corriente fría tocó su rabo, el lobo albino giró un poco asustado, sin embargo, no había nadie tras su espalda. Volvió a sentir la corriente al costado de sus caderas y escuchar estruendo como risas, pero al girar no encontró nada y lo mismo ocurrió un par de veces mas.

- ¿Quién anda ahí? - gruñó el omega, no le gustaba para nada ese juego y estaba dispuesto acabar con la vida de quien lo estuviera molestando - ¡¡Aparece!! - gruñó más fuerte al sentir otra corriente helada y la permanente carcajada cada vez que ocurría.

El omega siguió de esa manera hasta que de repente las corrientes y la niebla habían cesado y desaparecido del bosque. El lobo miró en toda su periferia, tratando de hallar a su alfa o su atacante. Pero no había nada, ni nadie en todo el bosque.

- Hola mi omega...

La voz se escuchó en todo el bosque, el omega no sabía a quien pertenencia, sin embargo, creyó escuchar esa misma voz anteriormente. Pero su mente no podía recordarlo con exactitud. Trató de buscar el origen de la voz, pero le fue imposible, olfateó el aire tratando de encontrar la presencia se ese alfa. Sin embargo, eso también fue inútil.

- Mi bonito y delicioso omega - la voz se oía mas cerca en un solo lugar - Te extrañé tanto - carcajeo contento.

Pero lo único que logró en el omega fue rechazo y repulsión por todas las palabras que el alfa decía.

- Jimin.

AROMA [YoonMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora