Un profesional recién graduado de la universidad, siendo un profesor llamado Kim SeokJin, pasa unas vacaciones con sus padres, en una gran hacienda a lo lejos de la ciudad, sin esperarse que se encontraria un día por la mañana a un chico humilde y d...
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La hacienda era un paraíso para un joven como SeokJin, al refrescarse en la regadera, entró un chico inesperadamente tapandole los ojos...
-¡Hola mi príncipe!-oyendo su voz, enseguida tapo su pudor...
-¿Que haces aquí? no me veas desnudo-el joven de cabellos rosados, era un chico que había sido el antiguo amor del profesor...
-Vine para hacerte compañía, tus padres estuvieron de acuerdo en que viniera a sorprenderte-su rostro mostró un poco de sorpresa, al ver como lo veía con deseo...
-Disculpame Jimin, pero creo que no fue buena idea que vinieras-con un coqueteo, dándole un beso en su mejilla...
-Saldré para que te vistas, aunque no se porque lo haces, no es la primera vez que te veo desnudo-notando su coqueteo, salió con la idea de no agradarle la idea.
No importandole al apuesto profesor, alistado se fue sin ser notado por el chico Jimin.
Habían estudiado juntos con la misma carrera, se conocían desde la uní, la mayor satisfacción de Jimin, era que habían sido novio del pelimorado, hasta que Jin, no le correspondio como había esperado, su grado de posesión era exagerada siendo que al pelimorado no le gustaba ser manejado por ningún novio que tuviera.
Eran tan distintos, que no lograban concordar en muchas cosas, era lo que los mantenía como una buena amistad.
El joven Jimin era de clase, con una familia distinguida, era más bajito de estatura que Jin, ojos negros y su cabello color rosado.
Era un chico muy atrevido, con mucho coqueteo que a cualquier chico podría hacer suspirar, era amante de la seducción, siempre lograba lo que deseaba, tenía la misma edad que Seokjin, pero su diferencia, era que no había logrado impresionar lo suficiente al pelimorado.
Jimin aún sentía atracción por el pelimorado, eso no le impedia lograr conquistarlo de nuevo, sabiendo que era el único heredero de una gran fortuna.
Al salir en su caballo fuera de la hacienda, fue hacia el monte, para lograr ver al chico de cabellos dorados.
Sus pasos eran rápidos, al escuchar un caballo llegar, el tío de Tae abrió la pequeña puerta de madera, que casi se desprende de tan vieja que estaba...
-¿Quién es usted?-pregunto el tío, viendo al joven muy distinguido y de clase.
-Soy amigo de Tae, vengo a ver como sigue de su pierna.
El desconfiado tío lo hizo pasar aun notando la gran diferencia de edades que tenían, desconfiando de que fueran amigos, salió afuera para estar al pendiente de cualquier cosa...
-Cualquier cosa me avisas sobrino, ¡estaré afuera!-asistiendo el chico, miró al joven poniéndose de rodillas en frente de su catre viejo...
-Tenía tantas ganas de verte, ¡Tae Tae!-el joven sonrojado, solo se quedó quieto, ante la mirada profunda del joven de cabellos morados.
