TREINTA Y TRES

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──── ¿Alguien te vio? ────una voz fuerte e imponente se escuchó en el amplio despacho antes silencioso, su cuerpo estaba relajado pro su mirada estaba inyectada de molestia, era claro, al menos para él, lo que tendría que hacer────Responde rápido por fav-. ────fue interrumpido por la segunda presencia en aquel despacho.

────No me reconocieron. ────su postura firme no se rompió aun cuando la mirada del contrario se contrajo en un gesto que a cualquiera hubiera asustado, pero, él ya estaba tan acostumbrado que, con una paciencia magistral, sacaba a flote cuando se trataba del mayor, sirvió un vaso con agua, el mayor lo acepto aun pensando en las múltiples posibilidades────No logre dispararle a URSS, fue imposible por la interrupción.

──── ¿Quiénes te descubrieron? ────al terminar el vaso con agua volvió a recobrar su tranquilidad inicial, evaluó los movimientos nerviosos del menor, soltó un bufido de molestia──── Tus hermanos, imagino ¿no es así? enviare a alguien más pa-

────No, yo puedo solo, Alemania, déjame terminar el trabajo. ────soltó interrumpiendo al tricolor, hace mucho se había mentalizado para arrebatar la vida a alguien, pero no pensó en sus hermanos────Te debo mucho, ellos no serán un problema, URSS es el objetivo y el que ellos estuviesen presentes fue mera coincidencia, no volverá a pasar.

────No, mantendremos el plan original, tu sigue vigilando los movimientos de URSS. ────el de estrella supo que fue la última palabra al ver como el alemán volvía su vista a su trabajo, ignorando ahora su presencia, salió del lugar dando zancadas y azotando la puerta con molestia.

Fue directamente a su habitación, era un lugar amplio, prácticamente tiro sus pocas pertenencias que traía encima para desnudarse y tomar un baño, tenía agotamiento mental por seguir insistiendo en que él era mucha mejor opción que un asesino contratado, en si no le importaba por qué URSS debía morir, solo le interesaba que era eso lo que deseaba Alemania.

────Mierda. ────maldijo al entrar a la tina, estaría un largo rato metido por lo que tenía su teléfono consigo. Pensó de nueva cuenta en cuál era la mejor decisión que debía llevar a cabo, por una parte, si dejaba todo en manos de un asesino cualquiera lo más probable sería que terminara mal, en cambio si él lo realizaba y llegaba a fallar, no tendría problema alguno en morir con tal de mantener al mayor a salvo, tomo su decisión hace mucho tiempo.

Marco con agilidad el único número que le proporcionaba tranquilidad, pero esta vez era por otro motivo, escucho como el timbre dejaba de sonar al tercer tono, no escucho nada, supuso que su contacto aun no lo tenía agregado por lo que esperaba escuchar una voz conocida.

────Chile, necesito hablar contigo Argentina.

────Sos una patada pelotudo, espera.

Escucho movimiento, supuso que el rubio se dirigía a un lugar aislado para hablar con normalidad sin ser interrumpido, molestado o visto por terceros, para hablar más con ese asentó que lo caracterizaba y no podía usar libremente por motivos personales.

────Habla.

──── ¿Quién era el de cabello oscuro?

──── ¿Sos boludo? es México.

────Sabes a quien me refiero, el azabache.

────Es la parejita de USA, no es la gran cosa, aunque no esperaba que supiese manejar armas, igual alto pelotudo que sos ¿por qué estabas ahí? y sin avisarme.

▄▃▂▁ I L U T I O N ▁▂▃▄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora