Sobre La Alfombra

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—Oh

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—Oh... Así, si.... Fuerte — las embestidas contra sus glúteos no la dejaban hablar correctamente, con dificultad articulaba sus palabras y las fibras de la alfombra raspaban demasiado sus rodillas y mejillas, quería pedirle a su amante que parara, que buscarán un lugar más cómodo pero el placer que estaba sintiendo en su interior la convencía de aguantar un poco más. — Más rápido— pidio una vez antes de deshacerse en gritos gemidos.

Empujó fuerte y profundo dentro de la chica, sus esfuerzos por complacerla, por hacerla llegar a su orgasmo siempre eran los mismos, no importaba que YoonGi no encontrará satisfacción, si Irene estaba satisfecha, él también.

Apretó un poco más la piel nívea de la chica entre sus dedos observando cómo sus dígitos se enterraban en la curva de su cintura, la sostuvo más fuerte pues ella pedía más y su obligación era darle más, darle el placer que pedía porque si ella estaba saciada, todo YoonGi estaba bien.

Uno... Dos... Tres y cuatro embestidas fuertes y certeras contra Irene fueron las que contó antes de que los gritos de la hermosa chica sobre la alfombra llenaran todo su apartamento, antes de poder derrumbarse contra el delicado cuerpo femenino frente a él se echó hacia atrás mientras la pelinegra se dejaba caer hacia delante descansando por dos minutos completos, estuvieron tirados uno lejos del otro recuperando la respiración después de "las clases de cardio", como las llamaba Irene para poder escapar de su novio.

Con precaución y sigilo YoonGi se levantó sobre sus antebrazos observando el cuerpo desnudo de Irene sobre la Alfombra. Se acercó con cuidado y sin más atrapó un mechón negro azabache de la melena sedosa, lo enredó en su dedo índice y quiso acariciar la mejilla sonrosada mientras la mujer tenía los ojos cerrados.

—No—la voz dulce pero autoritaria de  la pelinegra lo sorprendió y su mano atrapó su muñeca antes de si quiera poder rosarla, con respeto se apartó de ella, porque Irene lo tenía en sus manos, desde que la vio del brazo de su novio, esa chica lo tuvo en sus manos.

—Lo lamento, no pretendía hacerte sentir incómoda —sin mucho que agregar se acomodó los pantalones mientras Irene sin mucho pudor caminó desnuda por toda la habitación recolectando su ropa, esa era otra cosa de Irene, ella era segura de si misma, su rostro, su cuerpo eran aspectos físicos que jamás nadie pondría en duda en cuanto a atractivo. Definitivamente esa chica lo tenía completamente sometido entre sus palmas.

—No lo hiciste, pero sabes que no me agrada  ese tipo de acercamientos con alguien con quien sólo tengo sexo — sonrió con altanería— He visto un montón de películas y si te acercas de esa manera con el chico, terminas enamorada y enamorada ya estoy — subió el cierre de su blusa después de guiñarle a YoonGi. Irene también era descarada.

—¿Y que sucede en la película cuando es el chico el que busca los acercamientos? ¿Por qué los busca? — Irene sonrió de lado, se atuso el pelo y se acerco

—Porque está enamorado, porque para él el sexo ya no es sólo eso— tomó la pluma que estaba en la mesita de YoonGi, se sujeto el pelo en una coleta mientras sostenía la pluma entre sus dientes para después meterla vertical entre su pelo, girarla dos veces y obtener un moño desordenado pero bien asegurado en su pequeña cabeza — A ti mi querido YoonGi, eso no te conviene, yo amo a mi novio.

No si no es conmigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora