La Cantidad Perfecta

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Seokjin veía cómo YoonGi se iba haciendo pequeño mientras trataba de alcanzarlo, por más que intentó correr hacia él, no pudo. Gritó hasta que su garganta dolió pero no pudo tocarlo, de pronto todo se detuvo; YoonGi se detuvo y por fin pudo acercarse, lo tuvo frente él y admiró sus pequeños ojos rasgados observarlo con profunda tristeza y de sus labios salió un "Perdóname hyung".

Seokjin trató de tocar su mejilla, de acariciarlo y decirle que todo estaba bien pero ahora sus manos estaban atadas y no podía moverlas por más que intentó hablar y consolar al chico frente a él no pudo ni quejarse en cambio sólo preguntaba con la  mirada cosas que obviamente el otro no podía descifrar.
"perdóname hyung" le  volvió a decir.

Seokjin abrió los ojos asustado de su desesperante sueño creyendo, después de segundos, que seguía soñando pues no podía mover sus manos; alzó la mirada y frunció el ceño al ver sus muñecas atadas sobre su  cabeza.

—Debe ser una jodida broma — después de haber echo el amor con YoonGi sólo se durmió y el pequeño chico no se veía por ningún lado —¿YoonGi? —preguntó en voz alta, el único lugar donde podría estar era el baño pero no escuchaba ningún ruido.

Después de quince minutos creyendo que moriría atado a una cama de motel y cinco minutos luchando por dejar de pensar en el titular de los periódicos pues encabezados como "Muere empresario cachondo" no dejaban de aparecer en su mente. La puerta se abrió dejando ver a YoonGi con dos bolsas verdes en cada mano.

—Traje comida tailandesa —explicó tranquilamente alzando las bolsas frente a él. Seokjin ladeo la cabeza preguntándose si acaso el estaba lleno de endorfina y se había imaginado atado a la cama o ese hombre que amaba era un fetichista.

—¿Por qué me amarraste? — YoonGi se acercó a la cama después de dejar la comida sobre el sofá y se sentó a horcajadas sobre su entrepierna desnuda mientras él permanecía con ropa.

—Porque me gusta saber que estarás en mi cama cuando vuelva — el menor se inclinó besando su mentón.

—Esta no es tu cama, es del motel — YoonGi rió

—Touche

—Esto me trae recuerdos ¿no te irás cierto? — preguntó el mayor, dudoso.

—No — respondió trazando una línea de besos por toda la mandíbula de Seokjin — en realidad quiero que comamos y después te ataré de nuevo, espero estar en este lugar por lo menos dos días.

Seokjin ronroneo complacido con el plan, durante mucho tiempo había deseado volver a estar con YoonGi y ahora que lo volvía a tener con él, le parecía hasta gracioso; le habían vuelto a ofrecer el puesto en Alemania hace un mes, la diferencia era que esta vez los beneficios eran aún más y el contrato era por diez años aunque teniendo a YoonGi, ese intercambio ya no era tan tentador ¿a qué iría a Alemania?

Mientras YoonGi desataba la cinta alrededor de sus muñecas recordó con pena la vez que un empleado del del departamento de YoonGi tuvo que desatarlo, era algo que quería olvidar para siempre.

Al ya no sentir la presión de la cinta atrajo a YoonGi a su cuerpo, le encantaba lo fácil que era sostenerlo —Hablaré contigo más tarde sobre amarrarme a la cama mientras duermo. — la felicidad en el pecho de Seokjin era desbordante, él siempre supo que YoonGi le atraía pero no sabía que su alma estaria tan completa a su lado. Tomó las mejillas del menor y dejó un fuerte y profundo beso en sus labios. —hay que comer — Seokjin buscó su pantalón y se dirigieron a la comida entre mimos.

YoonGi seguía sentado entre las piernas del mayor aún después de haber sido alimentado, estaban compartiendo un beso suave cuando el celular del mayor sonó. Seokjin se apartó después de treinta segundos soportando el sonido chirriante de una llamada entrante. Suspiró entre los labios delgados, se alejó y contestó

No si no es conmigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora