—¡Lena! —exclamo. —¡Lena! —abre los ojos y se me queda mirando confusa. —¿Nos vamos?
Son casi las cinco de la mañana, mi hermano había conocido a una chica y había desaparecido, Pablo seguía bailando en la pista con Fred y un grupo de chicas y Lena estaba medio dormida en el sofá. A mi me estaba matando el sueño.
-¡Un rato más! - contestó tapándose la cara con las manos.
-No tía, vámonos. - ordené estirándola del brazo.
Conseguí levantarla y como pude empezamos a bajar las escaleras de la discoteca, ahora había mucha menos gente pero aún así el sitio seguía alborotado. Al llegar a la calle saqué mi móvil para pedir un taxi pero me di cuenta de que no tenía batería.
-A ver nena, ¿tú tienes batería? - le pregunté sosteniéndola, pero iba tan borracha y dormida que ni siquiera se dignó a contestarme. - Joder. - susurré.
-Subid. - reconocí la voz de Víctor en el coche que acababa de parar delante nuestro. Mis ojos vieron los suyos y de lo guapo que estaba casi se me cae Lena al suelo.
-¿Seguro? - no sabía si él iba ebrio para conducir pero era nuestra mejor opción.
-No hagas que me arrepienta. - soltó abriendo la puerta del copiloto.
Empujé a Lena hasta el coche, moví el asiento y la estiré en la parte de atrás, cuando me senté en el asiento y cerré la puerta suspiré hondo.
-¿Vas bien para conducir? - le pregunté cuando arrancó.
-Espera y lo verás. - me susurró sonriendo de lado.
Este hombre era de lo que no había, ¿qué necesidad tenía de hacerse el misterioso ahora?
-Hay que llevar a Lena a su casa. - solté girándome para mirarle. - Vive a tres calles de nosotros, no te cuesta nada.
-¿Acaso me he quejado? - preguntó de mala gana.
Me callé y recliné la cabeza en el asiento, cerré los ojos y de repente noté como me daban un codazo.
-Despierta, rubia. Dime dónde. - habló dominante.
-Junto al hospital. - contesté justo antes de quedarme dormida.
Cuando volví a abrir los ojos estábamos a una calle de casa de Lena. El tiempo había pasado volando, y por lo moderno que era el coche me daba la sensación de que íbamos por encima de las nubes, pero sin tanto frío. La calle estaba iluminada por las farolas, y cuando empezamos a acercarnos a su casa la señalé, para indicarle a Víctor que parase.
-¡Lena! - la llamé. - Hemos llegado. - empecé a decir moviéndole las piernas.
Ella se limitó a soltar un gruñido y yo bostecé. Luchaba por que no se me cerrasen los ojos de nuevo.
Cuando Víctor paró el coche me bajé de mi asiento y saqué a Lena como si fuese un saco de patatas, podría ayudarme en vez de quedarse ahí sentado viendo cómo arrastraba a mi mejor amiga. Cuando conseguí ponerla de pie Lena me agarró del brazo y empezó a vomitar, manchándome la parte de arriba.
-Nena, ¿estás bien? - le pregunté sujetándole el pelo.
Se agachó con la intención de sentarse en el suelo, pero no podía dejar que eso pasase así que para impedirlo la agarré con fuerza de las caderas y nos caímos al césped. Se manchó todo su vestido de color plata de tierra, pero mejor eso que sentarse en el vómito.
-Eh, Lena, ¿me oyes? - le pregunté pasando mi mano por delante de su cara para ver si podía ver. Asintió y entonces me puse de pie para ayudarla a que se levantase. - A la de tres, uno, dos, tres. - hice fuerza y la levanté, se apoyó de mi cuello y entonces le aparté un poco la cara para mirarla. -¿Estás mejor?
ESTÁS LEYENDO
Mil veces tú, Steph.
Teen Fiction-Vas a subir o tengo que saltar hasta tu balcón? -pregunta jugando conmigo. -No sé, lo cierto es que aquí abajo se está muy a gusto. -respondo todavía con el libro entre las manos. Sin alzar la vista puedo ver cómo baja desde su piso hasta el mío...