Parte 12 - ¿Una cita?

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Pasan dos días volando sin saber absolutamente nada de Víctor ni de Fred, Lena está mejor. Pablo me ha enviado varios mensajes disculpándose, pero yo ya he olvidado lo sucedido, no voy a guardarle rencor.

He decidido centrarme en la Universidad, de miércoles a viernes tengo todos los exámenes y ya he estado estudiando para ellos. Los llevo bien, no me preocupan en absoluto.

Hoy es lunes, acabo de comer con Lena y ya son casi las cuatro de la tarde. No está tan asustada y ha bloqueado a Fred de todas partes. Además, tras la denuncia que le hemos puesto que se le acerque es improbable. No se merece lo que le ha pasado, y a mi me enfada sólo pensar en verla mal.

Los morados de mi estómago no se han desvanecido, pero mientras mi hermano no vea el vídeo en el que me pegan una paliza y Fred no se vuelva a acercar a Lena, todo irá bien. Me preocupa que ella se desestabilizase, pero por lo que estoy viendo, lo lleva bien.

Me despido de ella y empiezo a caminar hacia casa. Hoy no tengo que ir a trabajar, así que puedo descansar durante la tarde y repasar los apuntes de microeconomía y fundamentos de la empresa.

Al abrir la puerta de casa puedo escuchar la televisión encendida, Lucas va a la universidad de tardes así que tal vez se la ha dejado puesta. Entro, dejo el bolso en el mueble de la entrada y me encuentro a una chica morena de espaldas a mi.

—Eh tú, ¿qué crees que estás haciendo en mi casa? —le pregunto.

Empiezo a caminar hacia ella y cuando se gira para mirarme la reconozco.

—¿Qué hay tía? Me encanta la choza que os habéis montado. —habla mientras masca un chicle.

Sin duda, ella es la última persona que me esperaría ver sentada en nuestro sofá.

—Cristina, ¿qué haces aquí? —no puedo creerme que nos haya encontrado.

No escapamos de ella, simplemente no quiero tener nada que ver con su vida y no quiero que ella forme parte de la nuestra. No les dimos a los Lorris nuestra dirección a si que puedo suponer que ella ha contactado a mi hermano. Lo que no entiendo es por qué nos ha buscado.

¿Qué quiere esta lagartija?

—He venido para... —empieza a decir pero se calla.

Está mirando hacia el baño así que me giro y justo en ese instante sale Lucas con una toalla enroscada a la cintura.

—¡No me jodas! —exclamo sumando dos más dos. Me giro para mirarla a ella, estoy atónita. —¡Te has follado a mi hermano cacho zorra! —vuelvo a gritar.

—En realidad me ha follado él a mi ya que era su pene el que entraba en mi vagina. —me corrige.

Vale, esas son las últimas palabras que quiero escuchar.

Su mirada de superioridad me enfurece y empiezo a caminar hacia ella para pegarle un puñetazo. No va a venir a mi casa y hablarme de este modo.

La violencia no es buena, y después de lo de Fred me he propuesto no pegarle a nadie, pero ella ha cruzado los límites.

—¡Steph! —me llama mi hermano, sabe cuáles son mis intenciones e intenta pararme. —¡Ni se te ocurra tocarla!

—¿Por qué? —le pregunto enfadada. —¡Claro! Porque la quieres tocar tú, ¡no te jode!

Cuando vuelvo a girarme para mirarla puedo ver que se ha levantado del sofá.

—¡No he roto ninguna regla! No es tu amiga. —comenta mi hermano todavía enroscado en esa toalla.

Mil veces tú, Steph.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora