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–A las únicas personas a las que les sirvo, son a los reyes. No a los traidores–a pesar de que no estaba transformado en su forma de reptil, sus palabras intoxicaban el ambiente casi como veneno en su sangre.

–Seré tu próximo rey y como primogénito de tu rey actual, debes servirme–sentenció el joven dragón mientras se acercaba amenazante hacia el guiverno y sus ojos brillaban con una tonalidad rubí–. Además de que el único traidor eres tu, como informante de los reyes.

–Podrás ser el príncipe del reino de las sombras, pero tú no eres mi príncipe.

–Sería una lástima que llegaran ciertos rumores sobre tus sucios actos hacia el reino de la luz, ¿no es así, gran mago?–detuvo su andar una vez estuvo frente a el, con sus brazos detrás de él y con una sonrisa arrogante en su rostro–Sería una lástima que los del consejo corten comunicación con usted y deje de recibir ayuda por parte de los seres de luz... pero al final eso no es lo que importa. Puede retirarse, gran mago–hizo una mueca y arrugó su nariz para después darse la vuelta y dirigirse de regreso hacia la única ventana que tenía vista hacia el reino de la luz.

–Podrás ser un traidor, pero las sombras siguen presentes en tu sangre...–volvió a escupir veneno antes de hacer una reverencia pronunciada y decir:– Quedo a sus servicios, príncipe mío.

–Eres aún más manipulable de lo que recuerdo–soltó mientras seguía viendo el reino de luz desde la ventana, con melancolía y añoranza en sus ojos.

[...]

–Su almuerzo, majestad–colocó una bandeja sobre la mesa que estaba frente a la ventana, donde estaba el príncipe de ese reino observando los pocos detalles que podía del castillo contrario, repasando las gárgolas que se sabía de memoria mientras ignoraba a su mayordomo sin quererlo–. ¿Majestad...?

Al salir de sus pensamientos, el príncipe dio un pequeño brinco en su lugar y desvió su miraba de la ventana mientras en su rostro se pintaba una expresión asustadiza, como si lo hubiesen atrapado haciendo algo malo.

La verdad era que no estaba haciendo nada malo, simplemente estaba observando el castillo que se había convertido en el nuevo hogar de su "hermano" sin que nadie se lo esperase, mientras se regañaba por extrañarlo.

–Lo siento, no era mi intención asustarlo, majestad–hizo una reverencia corta, sintiéndose avergonzado.

–No es nada, Minnie. Y, por favor, no seas tan formal–rió con la elegancia que le caracterizaba y tomó asiento, preparándose para almorzar pero deteniéndose al notar la mirada insistente del fauno sobre él–. ¿Sucede algo, Minnie? ¿Tengo algo en la cara?–inconscientemente el príncipe llevó sus manos a su rostro como cada vez que el muchacho de cabellos negros lo miraba con una sonrisa...

–¿Lo extraña...?–cualquier rey tirano ya hubiera mandado a que le cortaran la cabeza al fauno ante el atrevimiento de aquella pregunta, pero el príncipe Kim no iba a hacerlo porque, sin saberlo, estuvo deseando poder hablar con alguien sobre eso desde la muerte de su padre; desde hace dos años.

Es difícil responder a eso sin que un "sí" quiera escaparse de mi boca, mi querido fauno...–suspiró con pesadez y giró su rostro hacia la ventana, deseando volver a ver al azabache–Pero trataré de ponerlo en otras palabras:... su presencia dentro de este castillo y cerca mío hace mucha falta...

Recargó sus codos sobre la mesa, sin despegar su mirada de aquella ventana mientras la tristeza pintaba su rostro y el sentimiento de soledad lo abrazaba.

[...]

Despertó, sentándose de golpe en la cama, con la respiración agitada y con un par de gotas de sudor cayendo por su frente a su barbilla y otro par más colándose por debajo de su camiseta; parecía recién salido de la ducha, pero realmente lo que humedecía su piel era su sudor salado y un par de lágrimas.

«¡Sulqflsh Nlp!»

Escuchaba su voz dentro de su cabeza y recordaba a alguien, de perfecta sonrisa bañada en alivio y esperanza, decirle algo a la sombra que lo acompañaba. Sabía que aquellas palabras que salían de esos finos labios tintados con cerezas se dirigían al ser indescriptible de color negro a su lado, pero no lograba entenderlas; era casi como si estuvieran hablando en otro idioma, pero tenía la corazonada de que en su momento pudo entender su significado.

«Wh exvfduh...»

Y dolía...

Su pecho ardía siempre que ese par de palabras se repetía en su cabeza; no estaba seguro del por qué era que aquellas palabras sonaban como un "hasta pronto" entre aquellos seres, pero estaba seguro que la partida de uno de ellos iba a causar su muerte en vida.

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Es cortito pero la intención es lo que cuenta 🥰

La verdad es que este capítulo no es tan importante como otros, pero nos va a servir en los próximos capítulos jsjs

A continuación les dejaré un par de pistas para resolver el cifrado de la historia:

  > Las negritas tienen la respuesta.
  > [A=D] ergo [M=P] ergo [Z=C]
  > L=l
  > I=i

Sin más que decir...

Espero que les guste ✨❤️

[19-Sept-2020]

Entre luz y sombras... (Kookv) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora