Toda persona se enamora, no importa la edad ni el momento, solo empezábamos a sentir crecer hermosas flores en nuestro interior.
Yo, Haru Yamada estaba perdidamente enamorado de mi mejor amigo desde la infancia, pero desafortunadamente mi organismo...
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El césped bailaba al compás de la brisa de primavera, me hacía cosquillas en mis mejillas. Se siente todo más tranquilo, tan sereno. El sol en su mejor posición, brindando su calidez a un cuerpo frío, me siento maravillado estando recostado en el césped, en medio del parque. Esta tranquilidad me hacía viajar en mis recuerdos, en mis más gratos recuerdos, los cuales están guardados en una caja fuerte llamada corazón. Entre más tiempo pasaban cerrados mis ojos los recuerdos eran aún más claros en mi mente.
—Haru...— a la lejanía podía escuchar que me llamaban, reconocía la voz que emitía mi nombre, me encantaba quien producía el sonido de esa voz, pero era caso nulo, mi subconsciente me absorbía en mis recuerdos.
15/Aout/2007 Paris-France
Hoy era un día especial, según decía mi madre, hoy nos mudaríamos a Francia específicamente a parís, la ciudad del amor como muchos dicen. Soy un niño de tan solo 6 años, con miedo a los cambios, temía el que no pueda adaptarme y lograr tener amigos. A mi alrededor todo era distinto, las calles, los edificios, absolutamente todo y en especial las personas, con aquella habla extraña y poco entendible.
Quizás nos estafaron y nos llevaron a otro mundo, un mundo donde nosotros éramos los extraños y quienes estaban a nuestro al rededor eran los normales, de solo pensarlo mi estómago se revolvió y me causo un leve dolor.
—Mamá...—en voz baja y con los puños sosteniendo del vestido de mi madre, le hable en un tono temeroso.
—Haru, cariño— flexiono sus piernas, para estar a mi altura y de manera dulce acaricio mi cabello — No temas cariño— sus palabras expresaron lo que sentía, temor. Mantuvo una breve pausa, en la cual me miraba de manera tranquilizante —harás amigos pronto, será igual de divertido como en nuestro antiguo hogar, es una nueva aventura; la cual acaba de empezar. — sus palabras no me tranquilizaron del todo, aun me sentía temeroso y nervioso.
Me encontraba frente a nuestra nueva casa, mis padres estaban revisando que nuestras cosas estuvieran en el camión de la mudanza. No vivíamos en una casa específicamente, si no en un departamento.
No me sentía capaz de entrar, a pesar de que la puerta estuviera abierta, mis piernas temblaban. Y si había fantasmas... ¡Qué horror!
—¿Qué ocurre, Haru? — observé a mi padre, entre sus brazos traía una caja - vamos pasa, puedes elegir tu habitación- negué en silencio.
—Haru no te muerdas tanto los labios, te puedes hacer daño— mi madre me regaño e inmediatamente me detuve — No te sientas nervioso cariño— me dio una dulce sonrisa — Bueno, ¡entremos!-.
Inhale todo el aire posible y exhale, cerré mis ojos y corrí hacia dentro —¡Haru no corras dentro de casa! —frene precipitadamente al escuchar a mi madre, casi caigo de cara, pero estaba adentro, ¡logré entrar!. Wow era pequeño, pero no lo suficiente, en este lugar podíamos vivir los 3 sin problemas, era hermoso, podía ver la vista hacia un parque que se encontraba cerca.
