Capitulo 20

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Anahi

Me siento a la mesa junto a Alfonso y espero en silencio mientras él come su comida, entre bocado y bocado, veo su mirada caer en la mía, como tratando de descubrir lo que tengo que decir.
Estoy ansiosa y sé que él puede sentirlo, pero no hablará de eso hasta que yo decida hablar. Alfonso es así, al menos conmigo, no presiona, solo espera que esté lista y lo suficientemente segura para iniciar la conversación.
Mueve el plato, ahora vacío, apoya los codos en la mesa, las manos cruzadas bajo la barbilla.
-Edward dijo que intentó todo lo que pudo, habló con todos los hombres y mujeres, con todos los vigilantes de Joe y hombres de confianza, pero ninguno de ellos sabe nada ni quiere traicionar la memoria del líder. - Alfonso niega con la cabeza - Solo hay una persona que tiene algo que decir, no mucho, pero se niega a hablar con ningún hombre, ni siquiera con él.
-¿Una de las chicas de la comunidad? - probablemente debe ser una de las chicas más jóvenes.
-En realidad, es la hermana menor de Edward, Lindsay dijo que no puede decirle a ningún hombre, que su padre dijo que debería guardar silencio sobre cualquier pregunta que le hicieran los forasteros.
-¿Y como puedo ayudar? - no veo cómo seré útil si ni siquiera Edward logró obtener algo de su propia hermana.
-Como Edward, Lindsay quiere verte, quiere escuchar de tu boca que estás bien y a salvo y tal vez confía más en ti, Anahi, después de todo solo tiene once años, tal vez una mujer mayor y que conoce las costumbres de la comunidad, obtenga algo de ella.
-Está bien, puedo intentarlo. Según recuerdo, Lindsay siempre fue una niña introvertida, no será fácil conseguir que hable.
-Tenemos que intentarlo, si no obtenemos nada de ella, lo intentaremos de otras formas. - Alfonso extiende una de sus manos y sostiene la mía sobre la mesa - Empecé a hacer algunas búsquedas por el nombre de Joe, por un líder comunitario aislado, tenía una cuenta bancaria bien surtida.  Estoy investigando algunas transferencias que se le hicieron, pero llevará algún tiempo, ya que se realizaron desde una cuenta en un paraíso fiscal.
- Funcionará, mi amor. Estoy segura que será. - tomo tu mano y beso la palma, estoy tan agradecida de tener a Alfonso en mi vida.
-Ahora te toca a ti, pequeña. - me mira profundamente - ¿Cuál es el tema del que necesitas hablarme?
Pensé que sería más fácil, pero no lo es.  Estoy tan tensa, tengo miedo de que Alfonso se enoje y me deje, lo único que hice fue traer un gran problema a su vida.
-Anahi… - su voz suena a advertencia.
-Yo ... tomé la salida con Sav y fui a un ginecólogo. - miro hacia arriba y me encuentro con la suya - Nunca había ido a una cita antes, sugirió ver a un médico también para hacer una batería de pruebas, porque mi salud física estuvo descuidada durante mucho tiempo, dijo que aparentemente estoy bien, pero  que un chequeo siempre es bueno.
-Está bien, entonces encontraremos una clínica para que la consultes, también podemos incluir un dentista, así que ya hacemos un chequeo completo de tu salud. - inclina la cabeza ligeramente hacia un lado, sin dejar de mirarme - ¿Hay algo más?
Asiento y respiro profundamente.
-Yo empecé ... por favor no te enojes conmigo. - saco mi mano que él sostiene y entrelazo los dedos en mi regazo - Empecé a tomar anticonceptivos, ya no quiero tener hijos, Alfonso.  Quiero poder decidirme por la universidad antes de pensar en tener hijos. No es que no quiera nunca tenerlos, los quiero ... quiero mucho, pero ahora no.
Miro a Alfonso y lo veo empujar su silla y levantarse bruscamente, está visiblemente nervioso y parece enfadado también.
-Sólo fuiste al ginecólogo por eso, ¿no?  - espera mi respuesta, pero yo solo asentí con la cabeza - Te pregunté, Anahi, ya te hablé de tener hijos.  ¿Por qué no me dijiste lo que querías cuando tuviste la oportunidad?
-Porque dijiste que querías hijos, hablaste con tal deseo que me convencí de que yo también quería esto ahora.  - Siento un nudo en la garganta, no quiero que se pelee conmigo - Cuando fuimos a Chihuly, y comencé a fotografiar de nuevo, sentí que quería volver a hacerlo, que quería tener la oportunidad de estudiar y graduarme y tener una profesión, no ser  solo esposa y madre.
Alfonso me mira entre dolido y decepcionado y eso me entristece aún más.
-Si tanto quieres tener hijos, dejo el anticonceptivo, puedo hacerlo por ti.
Se sienta en silencio, parece una eternidad antes de que vuelva a hablar.
-Si realmente quieres casarte y realmente quieres que nuestra vida juntos funcione, necesitas hablar, tienes que hablar conmigo, Anahi.  Prefiero que grites, discutas, prefiero que siempre me digas la verdad sobre lo que estás sintiendo, que descubrir que solo estás haciendo algo por mí, pero que realmente no lo quieres para ti también.  Para que una relación funcione, hay que confiar y hablar, nuestro matrimonio no será solo de una persona, sino de dos.  - abro la boca para disculparme, pero Alfonso levanta una mano pidiéndome que escuche - Cada vez que me mientes, o aceptas todo lo que quiero, aunque tú no lo quieras, cuando me entero me duele más que  si hubieras dicho la verdad, porque si necesitas esconderme algo, es porque no confías completamente en mí.  ¿Entiendelo?  ¿Y si ya estuvieras embarazada?  No sería un embarazo feliz y deseado, tu no serías feliz y mucho menos yo.
-Yo ... no quería mentirte ni lastimarte, lo siento.  - me levanto de la silla donde he estado sentada todo este tiempo y me arrodillo entre tus piernas - Confío en ti Alfonso, confío en ti mi vida, pero es que entre tu mundo y el mundo en el que me crié hay un abismo de diferencia. Todavía me estoy adaptando al hecho de que no siempre tengo que ceder y asentir. Cuando dije que quería tener a tus hijos, no mentí, quiero y quiero mucho, pero no me di cuenta de que no era ahora. Todavía tengo mucho que aprender y descubrir y solo me di cuenta después de que nos fuimos. Lo siento mucho.
Alfonso acaricia mi cabello y me pone en su regazo.
-Yo también lo siento, ángel. No debería haberte presionado tanto sobre este tema al principio, también me equivoqué al dejarme llevar por este loco y posesivo deseo que tengo por ti.  - besa mi frente, la punta de mi nariz y finalmente mis labios - Quiero que me prometas algo.
-¿Qué es?
-Quiero que me prometas que a partir de hoy, no importa cuál sea el tema, siempre expondrás tu voluntad, no solo estarás de acuerdo conmigo imaginando lo que quiero.
-Yo prometo.
Ciertamente tengo la sonrisa más tonta del mundo en mi rostro, imaginaba que Alfonso estaría enojado, que me pediría que dejara el anticonceptivo, pero nunca se me pasó por la cabeza que él estaría enojado porque yo no estaba en desacuerdo, no le dije a él lo que realmente quería.
Sostengo su rostro entre mis manos y lo beso, un beso lento y tranquilo, nuestras lenguas se encuentran y tocan con ligeras caricias, un beso tan paciente como el amor que sentimos el uno por el otro.
Me doy la vuelta en su regazo, paso una pierna a cada lado de la cintura de Alfonso y deslizo mis dedos por su cabello, siento su mano apretar mi cintura y subir por un costado de mi cuerpo debajo de mi camisa.
Levanto los brazos para que me quite la ropa del cuerpo, Alfonso se levanta conmigo todavía en su regazo y se dirige hacia la sala de estar, lentamente me acuesta en el sofá y sus labios hacen un rastro de besos por mi regazo, pechos, barriga y más abajo mientras termina de quitarme la ropa.
Cada toque de su boca enciende mi cuerpo, que arde de necesidad por él.
Amo la forma en que Alfonso ama mi cuerpo con sus caricias y besos, pero hoy quiero corresponder y probar cada parte de él.
-Quiero amarte. - empujo ligeramente tu pecho.
Alfonso me mira sin entender lo que quiero decir con eso, pero la incomprensión es reemplazada por deseo cuando empiezo a desnudarlo y a arrodillarme entre sus piernas.
Siento un escalofrío recorrer mi estómago cuando lo tomo en mis manos, acerco mi boca y paso mi lengua a lo largo de su longitud.  Escucho a Alfonso gruñir y agarrar mi cabello, pero no me alejo. Quiero hacer eso, probarlo y luego tenerlo en mi boca por completo.
Él guía mi cabeza hacia arriba y hacia abajo, mi cabello está apretado con fuerza en sus manos, mientras que mis manos se deslizan por sus muslos, mis uñas marcan su piel, el deseo pulsa entre mis piernas.
-Anahi ... no podré ... aguantar ...
Sé lo que quiere decir, pero quiero todo, quiero que este momento sea completo. Quiero tu gusto.
Siento a Alfonso estallar en mi boca, su cuerpo tiembla debajo del mío y me aferro a él aún más, tomando lo que se me ofrece.
Levanto la cara, me lamo los labios y me encuentro con su mirada, perezosa y maliciosa.
-¡Mierda, Anahi, eso fue genial!  - Extiende su mano y la sostengo para poder levantarme.
Alfonso me abraza, apoyando su barbilla en mi cabeza, su respiración se calma, pero no su cuerpo. Una sonrisa se forma en mi boca cuando lo siento moverse debajo de mí.
-Creo que necesito más. - Alfonso sonríe en un rincón y sujetándome por la cintura, me levanta y se ajusta a nuestros cuerpos.
Un suspiro se me escapa de la boca cuando siento nuestra conexión, en movimientos lentos y profundos, me dejo guiar al clímax junto a Alfonso.
Mi cabeza cae sobre su hombro, somnolienta, apenas puedo escuchar a Alfonso decir que me ama antes de irme a dormir.

En cuanto amaneció, Alfonso y yo fuimos directo al trabajo, Edward ya nos está esperando, acompañado de Lindsay, ella debe estar tan asustada de todos estos cambios y al pensarlo se le ocurre una idea.
-Alfonso, ¿hay un parque cerca de tu trabajo?
Frunce el ceño y aparta la mirada del tráfico hacia mí.
-Hay el Volunteer Park. ¿Quieres conocerlo?
-En realidad, quiero que me lleves allí con Lindsay. - me desabrocho el cinturón de seguridad para salir del auto - Creo que un ambiente relajado la hará más cómoda hablando.
Alfonso parece pensar y después de unos momentos asiente.
-Es probable que, solo sea una niña asustada, si la dejamos encerrada en una habitación oscura, solo aumentará su miedo.
-Espero que Phillip también lo entienda.  - tomo tu mano cuando entramos al edificio.
-Él estará de acuerdo con cualquier cosa que pueda ayudarnos a salvar a esas mujeres.
Ashley nos acompaña a la oficina de Phillip, apenas paso la puerta y Lindsay corre hacia mí, abrazándome la cintura, un abrazo fuerte, casi desesperado.
-Oye Lindsay, todo está bien, princesa.

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