Lencería #2

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- Un momento, senpai. - dijo Morinaga, quien había vuelto a Nagoya por un curso laboral.

Souichi aprovechó para soltarse el cabello, guardó y se sentó en el borde de la cama, cruzando las piernas; la lujuria ganó.

No paso mucho cuando el sonido de la manija girando rompió aquel silencio; Morinaga entró a la habitación, quedándose a medio camino cuando fijo la vista en aquel pecado de hombre. Sus ojos no daban crédito a lo que veía, Souichi vestía las prendas más eróticas que había visto en su vida. Ni en sus más pervertidos sueños hubiese imaginado así a su senpai.

- ¿Feliz de verme? - comentó con sorna al ver un bulto en la entrepierna de Morinaga.

- E- esto... - Morinaga seguía babeando por la vista.

Como si fuera un depredador al asecho, Souichi se levantó de la cama, y con lentitud se acercó a Morinaga. Ahora, el ex kohai solo pudo seguirlo con la mirada, aquellas piernas torneadas le parecían aún más largas por las medias de color tan puro, las caderas que tanto adoraba ahora se veían más apetitosas por aquella prenda tan rara, y que decir por aquella maldita cintura; su miembro estaba incomodo en sus pantalones.

- ¿Por qué tan tieso, Morinaga? - unas manos tocaron su pecho, jugando con los botones de la camisa; impacientemente, Morinaga rodeó la cintura de su senpai con fuerza, pegándolo más a su cuerpo. Aquella agresividad hizo gemir de gusto a Souichi.

Ignorando si cerraron la puerta, Morinaga arrinconó en la pared a su senpai mientras devoraba su boca con salvajismo; sus manos recorrían con rudeza el pecho de Souichi, para seguir con su cadera y trasero. Era tanta la excitación de Morinaga que levantó las piernas de Souichi, quién las envolvió en su ex kohai para evitar caerse; ahora Morinaga sostenía por el trasero a su senpai. Rompiendo finalmente el beso, el ex kohai comenzó a morder con vehemencia aquel cuello impoluto, dejando bellas marcas de color. Souichi recuperaba el aliento por aquel beso y le permitía libre acceso a su cuello, dejando salir gemidos placer al sentir tan deliciosa atención; sus manos halaban el cabello de su ex kohai, y conscientemente movía su cadera, restregando su trasero en el bulto de Morinaga.

Embriagados por el calor, Morinaga volvió a besar a su senpai; de alguna manera lograron llegar a la cama, sólo que ahora Morinaga estaba sentado en la cama y Souichi estaba sentado en el regazo de su ex kohai, ambos perdidos aquel caliente beso, dejando salir gruñidos y jadeos por falta de aire. Cuando el calor le era excesivo, Morinaga comenzó a quitarse el saco con ayuda de Souichi, quien ayudó desabrochando los botones de la camisa. Una vez fuera, Morinaga trató de desabrochar el corsé, más fue detenido por un agarre firme. Elevó la mirada hasta ver unos ojos que lo miraban desafiante.

- No te atrevas. - dijo jadeante.

Morinaga sonrió, se quitó la corbata.

- Senpai, junta tus manos... - 

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CONTINUARÁ... algún dia.


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