Lencería #6

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Miss_Book3 ¿cómo va tu día? tal vez no haya más fanfics variado de este par, pero espero al menos "alegrarte" el día con esta actualización 😏

Disfruten!




- Pero...- una mordida en el hombro le hizo jadear en sorpresa, una lengua caliente le recorrió hasta el cuello. Souichi se embriagó por el salado sabor del sudor, besó el borde de los labios ajenos, hinchados por tanta acción y exhaló de gusto; provocándole escalofríos al ex kohai.

- Dije... otra. -

Las grandes manos de Morinaga apretaron con fuerza sus nalgas, ese sabroso agarre hizo que Souichi mordiera sus labios, conteniendo los gemidos.

- ¿En serio me estás ordenando? -

Su senpai le miró; nada más erótico que un hombre guapo, sudado y con mejillas rojas mirándole con ojos lujuriosos. Poco propio de él, le regaló una sonrisa pícara.

- Te preguntaré de nuevo... ¿quién te crees... para ordenarme? -

Souichi sacó la lengua como respuesta.

Alzó un poco la mano; la palma abierta se dejó caer en la suave carne con fuerza, no supo si fue el sonido o la sensación de ardor en la mano, pero aquella segunda vez fue aún más exquisita para ambos.

El rubio seguía mordiéndose los labios, con sus ojos fuertemente cerrados por el placer, cada nalgada le hacía sentir enfermamente bien; se retorcía en gozo y, como ahogaba los gemidos, Morinaga lo tomó como un reto. Nalgada tras nalgada podía ver a su senpai perdido en el éxtasis, no podía apoyarse con las manos atadas a la espalda, así que optó por arquear la espalda; la sensual imagen de un hombre de cabellos largos y rubios siendo azotado lenta y fuertemente, arqueando cada vez más la espalda en perdido placer solo era vista por unos ojos oscuros y llenos de hambre.

El pecho de Souichi estaba casi en su cara, podía ver un ligero temblor en el pálido cuerpo, su pecho subir y bajar en una poco regulada respiración, además de unos muy erectos pezones que parecían necesitados de atención.

Bajó un poco y lamió una tetilla, mordisqueando y succionando con fuerza. Esto, más una nalgada ligeramente fuerte al resto logró que Souichi gimiera en grande culminando en el abdomen de su ex kohai, este orgasmo había sido diferente. Usualmente después de eyacular se sentía somnoliento, ahora se sentía muy caliente y ansioso por más, su polla llorosa volvió a erguirse.

- Mira como me has dejado. - dijo Morinaga, un dedo delineó su abdomen, recogiendo un poco del semen de su senpai. El viscoso líquido era visible en aquellos dedos que juagaban con él.

Souichi vio como el ex kohai lamía lo poco que tenía en los dedos, era casi hipnótico... eso, o su cerebro estaba bastante frito en ese momento.

- No creo que quieras limpiarme con tu boca...- Morinaga estiró un poco la mano, las bragas blancas de alguna forma había logrado mantenerse sujetas a una pierna de su senpai. La retiró y con ella se limpió lo mejor que pudo, tiró la prenda a un lado de la cama cuando terminó; una vez más volvieron a besarse con hambre, Morinaga deshizo el amarre y liberó los brazos de Souichi, quien no tardó en aferrarse a los sedosos cabellos de su ex kohai.

Una vez el aire fue necesario, Morinaga indicó a Souichi a que se hincara en el suelo, tenía las piernas abiertas; su polla estaba erecta y caliente.

- ¿Qué dices? - aquella fantasía podría hacerse realidad.

Souichi miró el falo con curiosidad, nunca le había prestado realmente atención. Era mucho más grande que el promedio en Japón, claramente, ¿más grueso que el suyo? Sin duda... era ligeramente curvado, con una vena marcada. Entrando un poco en razón, se sintió algo apenado con la situación.

«Esto... ¿es realmente buena idea que yo...?» pensó el rubio por un momento.

Morinaga notó el cambio de actitud, rápidamente lo tomó del rostro con ambas manos.

- Escucha, no tienes que hacerlo; quiero que estés seguro con esto. - le sonrió, tomó la corbata y se vendó los ojos.

- Si no quieres que te vea, no importa; si decides no hacerlo quítame la venda, no hay problema. - se apoyó con ambos brazos en la cama.

Pasó a lo mucho un minuto, Morinaga estaba preocupado. Tal vez fue demasiado pronto, iba a quitarse la venda cuando un aliento cálido le hizo cosquillas en el abdomen; unas manos le sujetaron los costados, una lengua lamía lentamente por arriba de su ombligo mientras bajaba repartiendo besos inexpertos, una que otra mordida en su camino.

Morinaga gemía un poco, pues cada vez bajaba más.

Y más.

Vaya que bajó.

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Continuará...

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⏰ Última actualización: Jun 26, 2022 ⏰

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