En el Exilio

159 22 9
                                    

Ninguno de los personajes de Star Wars me pertenece. Esta es una historia alterna basada en el universo desarrollado por Lucas Film y no pretendo lucrar con ella.

 Esta es una historia alterna basada en el universo desarrollado por Lucas Film y no pretendo lucrar con ella

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

VII. En El Exilio

Lo despertaron los fuertes golpes en la puerta. Por un momento pensó que era su cabeza la recibía martillazos, pero la voz que lo llamaba desde afuera del cuarto lo trajo a la realidad. Aun así, el dolor en su lóbulo frontal le hizo desear que fuera un mal sueño y que pronto pudiera volver a dormir. Pero los golpes no cesaron y no le quedó más remedio que abrir los ojos. El cabello negro revuelto le había crecido lo suficiente para cubrirle la mitad de la cara. Por un momento no reconoció en donde estaba y tuvo que hacer memoria para orientarse. Estaba en casa. Aunque dudaba que pudiera llamarle casa al cuchitril de 3 por 3 en el que llevaba varios meses viviendo.

Se sentó pesadamente. Se dio cuenta que aún traía los pantalones color marrón del día anterior, pero había logrado deshacerse de su camisa. Encontrarla en ese momento sería todo un desafío que no estaba dispuesto a sortear. Como pudo se levantó y caminó descalzo hasta la puerta metálica bastante oxidada. Su altura hacía que casi topara con el techo y definitivamente tenía que agachar la cabeza cuando quisiera salir por la puerta.

—¿Se puede saber qué demonios crees que haces? —preguntó al momento de abrir la puerta y ver que el tipo de piel morada y tentáculos en vez de brazos cesaba de golpear.

—Es que a ti ya no se te encuentra nunca en esta pocilga, Solo. Y ahora que me dijeron que sí llegaste a dormir aproveché en venir a verte. ¿Cuándo me vas a pagar, rata miserable? — empuñó los tentáculos en un gesto que trató de verse aterrador, pero que terminó siendo más bien cómico.

—Hey, hey, Wald, amigo. ¿Cuándo te he quedado mal? Tus créditos los tendré al final de la semana. Justo ayer celebraba que tengo un nuevo encargo. Es más, te pagaré lo que te debo y hasta un día extra, para que veas la buena voluntad que te tengo. — trató de verse confiable pero la luz del exterior no le ayudaba con la resaca que cargaba.

—Estoy harto de tus excusas, Ben Solo. Más te vale que así sea, sino te cobraré por la mala. Dicen que la República pagaría buen dinero por noticias de tu paradero. — amenazó.

—No creas todos los rumores que escuchas, Wald, soy un gran don nadie. Tendrás tu dinero al final de la semana... maldito pulpo. — esto último lo dijo cerrando la puerta en la cara de su interlocutor.

Suspiró aún de pie junto a la puerta. Volver a dormir sería imposible, además tenía un día ajetreado por delante. Se arrastró hasta la ducha y agradeció que solo hubiera agua fría en ese hoyo donde estaba metido. Nada mejor para aclarar la mente, pues tenía trabajo que hacer.

En todos sus años de estudio en el centro de la República y posteriormente, en su estancia en la Academia Jedi de Luke, jamás pensó que terminaría conviviendo con contrabandistas, estafadores y fugitivos. Todo lo que su madre había intentado evitar que su padre le inculcara. Lo irónico es que prácticamente ella lo había empujado a ese mundo.

Where The Soulmates ShatteredDonde viven las historias. Descúbrelo ahora