Miedo, dolor, ira...

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Ninguno de los personajes de Star Wars me pertenece. Esta es una historia alterna en el universo desarrollado por Lucas Film y no pretendo lucrar con ella.

II. Miedo, dolor, ira

Exegol siempre había sido un desierto frío y húmedo. Las grietas que bajaban hasta las entrañas del planeta jamás habían conocido el calor. Un ambiente pesado, melancólico flotaba constantemente en el aire. La oscuridad siempre estaba presente, sin importar la hora del día, la intensidad de las descargas estáticas o que se estuvieran haciendo pruebas mecánicas de la flota. La luz jamás lograba apartar las penumbras que dominaban cada rincón.

Caminando por última vez por los pasillos de La Ciudadela, Asha sabía que no extrañaría su vida en Exegol y aún si tuviera que volver, procuraría que no fuera permanente. No se sentía atada a ese horrible lugar. ¿Cómo podría estarlo? Las paredes del templo estaban marcadas con su sangre, su ira impregnaba cada rincón de La Ciudadela. Las malditas sacerdotisas se habían encargado de hacer de su vida en Exegol un infierno. Pero ahora comprendía que todo era parte del camino hacia su destino.

En las noches, cuando cada hueso de su cuerpo le dolía y su carne sangraba por las heridas del entrenamiento, el Emperador Palpatine, le hablaba en lo profundo de su mente y se encargaba de que todo tuviera un sentido. El dolor liberaría su esencia, llegaría a su potencial en La Fuerza, prepararía su cuerpo para recibir el poder y sería capaz de manejar a su antojo la energía más grande de la galaxia, sino del universo.

Para los Sith, la sangre derramada la purificaba al usuario y le otorgaba el don de la vida y la muerte, decidir a voluntad quién muere, pero también quién vive para rendir gloria a la magnificencia del imperio por renacer.

En ese momento, Asha podría tener su venganza. Sus enemigos pagarían por haberle arrebatado todo, su vida, su familia y la posibilidad de crecer con ellos. Luke Skywalker se arrepentiría de haber matado a sus padres a sangre fría y todos los que lo respaldaran, caerían con él.

Preparando sus pocas pertenencias en la que había sido su habitación, la chica de 18 años recordaba cada momento de su vida ahí. Conforme fue avanzando en su entrenamiento, el dolor fue pasando, sus músculos se volvieron más fuertes, se hizo capaz de repeler los ataques y devolverlos con mayor intensidad y precisión. La batalla por su supervivencia se transformó en la lucha por su supremacía.

Probó la muerte a los diez años, cuando en un arranque de ira, le quitó la vida a una sus maestras, quien la atacaba con ferocidad en uno de sus tantos entrenamientos físicos.

Los golpes venían de todos lados, con múltiples armas, causándole un dolor extremo que vibraba en cada músculo. Sentía que no podía más, que era su fin, cuando de rodillas a punto de desmayarse, alguien la sujetó por detrás posando una daga en su garganta y con lentitud comenzó a separar la carne con su filo.

—¡Escoria humana! No mereces la sangre que corre por tus venas— le dijo con voy profunda la sacerdotisa de piel verdosa y ojos felinos. —Solo nos has hecho perder nuestro tiempo y el valioso tiempo de nuestro señor— seguía apretando la daga y sintió la sangre caliente brotar en un hilo.

—Merecías morir junto con la basura que fueron tus padres.

Eso fue el detonante. Su pequeño cuerpo jamás había sentido tanto odio enfocado hacia alguien. Algo explotó en su interior y en lo profundo de su cabeza, sintió a La Fuerza salir de su cuerpo, permitiendo que se soltara del agarre de su agresora, extendiéndose como un brazo invisible, hacia la garganta de su atacante y apretar, apretar con toda su voluntad, sintiendo como cada hueso de su cuello se hacía polvo por la presión y los pulmones de su presa luchaban inútilmente por obtener un poco de aire. Una embriagante satisfacción la llenó al ver el miedo en los ojos de la mujer, miedo a la muerte, pero, sobre todo, miedo hacia la niña que le arrebataba la vida. Después lo sintió. El momento exacto en el que la esencia abandona el cuerpo y se hace uno con La Fuerza. Se sintió abrumada. ¿Acaso así se sentía el poder?

Where The Soulmates ShatteredDonde viven las historias. Descúbrelo ahora