Amor literario

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Relato por: Purmuky

No sé cómo ha escapado, pero acaba de hacer mi sueño realidad. Observo petrificada el libro del suelo y levanto la mirada con lentitud para enfocarme en el chico de cabello oscuro y ojos azules que luce de brazos cruzados en medio de la sala. Sus cejas se alzan cuando fija la vista en mí, mis mejillas arden y mi respiración se ha vuelto inexistente.

No puede ser él, pero encaja perfectamente con la descripción del protagonista. ¿Cómo diablos ha salido del libro?

Doy un paso atrás, creando una distancia segura y me aclaro la garganta.

 —¿Qué haces en mi casa? —cuestiono tratando de sonar segura, pero por cómo sonríe el chico de ojos azules, sé que no lo he conseguido.

Avanza un paso hacia mí, rompiendo la distancia segura y yo me veo obligada a retroceder para salvarla, pero al hacerlo, chocó con el sofá.

—Creo que eso deberías decírmelo tú —comenta divertido, sus ojos adquieren una forma almendrada cuando sonríe y un hoyuelo enmarca su comisura derecha. Es tal y como lo había imaginado.

—¿Has salido del libro? —susurro. Me siento estúpida al formular la pregunta y ver lo surrealista que suena. No es más que un extraño que se ha colado en mi casa y puede que acabe violándome, matándome o quién sabe.

Pero él asiente con los labios apretados en una sonrisa.

—Eso parece.

—No puede ser —murmuro para mí misma. Me aprieto el puente de la nariz y niego. He leído este libro al menos quince veces, y mentiría si dijera que no he deseado ser la protagonista o que el badboy saliera del libro cada vez que lo leía; y ahora qué pasa, no me lo creo—. ¿Cómo?

—Magia —responde con una melódica risa—. Quizá necesitaba una nueva protagonista —acorta del todo las distancias y yo doy un respingo cuando sus manos se posan sobre mi cadera. No sé qué está pasando, empiezo a pensar que esto es un sueño, ¿por qué no disfrutarlo?

Sus oceánicos iris se encuentran con los míos, sus manos firmes en mi cadera y una ligera sonrisa trazada en sus labios.

—¿No es esto lo que siempre has deseado?

Su voz es ronca y sensual, es la voz que escuchaba en mi cabeza cada vez que leía el libro, y eso me saca una sonrisa. Él la toma como un sí, y sin ningún tipo de miramiento, une sus labios con los míos. El beso es dulce a pesar del olor que desprende a tabaco, sus movimientos son suaves a pesar de que él lleva la voz cantante, y su sonrisa es genuina, como si no tuviera la intención de romperme el corazón como le hizo a la protagonista.

Jadeo, su lengua está a punto de llevarme al cielo. Cuando la autora dijo que el protagonista besaba muy bien, realmente no esperaba que fuera tan bien, no hay palabras para describir esto, pero creo que basta con decir que me tiemblan tanto las piernas, que tengo miedo de acabar en el suelo.

Mi amor literario ha salido del libro, ahora puedo reírme de todos esos memes que decían que eso no pasaría. Bueno, podría reírme si sus labios se alejaran un poco de los míos.

Mi amor literario, ¿realmente puedo estar enamorada de alguien a quién acabo de conocer? Mi corazón se calienta, en realidad nos conocemos desde la primera vez que abrí el libro y me adentré en la historia; viví junto a la protagonista y sufrí tanto como ella. Realmente leí. No sé en qué página me enamoré, ni se si fue por su forma de hablar arrogante, por cómo se imponía ante la protagonista o por la descripción de su físico, pero sí me enamoré, lo hice porque si estaba en una historia de amor, debía ser un chico perfecto, porque sabía que por más que hiciese llorar y gritar a la protagonista, al final cambiaria, lo hice porque la toxicidad en las historias de amor con un final feliz asegurado, es muy bonita. Pero la toxicidad en el mundo real, cuando te mortificas preguntándote «¿Qué está mal?», «¿Por qué la prefiere a ella?», «¿Por qué no soy suficiente?»; esa toxicidad acaba con tu felicidad y poco a poco te mata, nadie vale tanto.

Sus labios abandonaron los míos dejando un fino hilo de saliva que unen nuestras cavidades bucales. Tomo una gran bocanada de aire y sonrío. Él alza las cejas de forma arrogante, a lo largo del libro lo hace mil veces y suspiré cada vez que lo hacía, pero ahora se siente muy diferente.

Mis mejillas aún arden, no soy ciega y no puedo apartar la vista de esta perfecta escultura tallada por los ángeles, pero su sensual voz me saca del trance.

—¿Quieres ser la protagonista de la historia?

Su voz melódica empuja a decir que sí, pero mi corazón se encoge como lo hacía cada vez que él jugaba con los sentimientos de la protagonista. Yo no podría aguantar que rompiesen mi corazón mil veces, no necesito el amor de ningún fuckboy, no cuando me tengo a mí misma y sé que valgo mucho más que un chico con cara bonita y cuerpo de infarto.

—Quiero mi propia historia —respondo agachándome para recoger el libro del suelo. Él me mira confuso, sus pupilas corren hasta el libro y en sus labios se traza una sonrisa torcida—. No seré un juego.

Él avanza hacia mí con paso decidido y me besa, esta vez puedo notar la desesperación hecha pasión, pero no es eso lo que quiero. 

Correspondo al beso de forma relajada y cierro el libro, él desaparece paulatinamente, finalmente beso la nada. En mis labios se traza una sonrisa, hay que tener demasiado amor propio para hacer algo así. Morir durante años por tener a un chico como el de las historias, para luego darse cuenta de que eso no te hará feliz, o puede que sí, pero yo no dejaré que jueguen conmigo, no esperaré para ver si hay un feliz o me destrozan el corazón.

No tengo prisa, ya llegará el chico indicado que me verá con todo mi valor y, mientras tanto, disfrutaré conmigo misma.

¿Qué habrías hecho tú?

Antología amándome.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora