III

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Kisame se acercó lentamente a la persona, al principio pensó que era una mujer, pues tenía el pelo bastante largo, pero al ver su cara notó su error, era un hombre. Parecía joven, aunque tenía unas grandes ojeras, era delgado pero también tenía músculos, le parecía que era bastante atractivo.

El pensamiento lo hizo sonrojar un poco y decidió olvidarlo enfocándose en algo más.

Vestía unas ropas muy raras, era un atuendo ligero, pero como equipo de combate de color lila pálido, una mochila pequeña atada a un cinturón de la que salía algo que parecía ser de metal, tal vez un arma, pero lo más llamativo era la espada que tenía en su espalda. Eso llamó su atención, ¿quién era esa persona?

Pero eso no era todo, la camisa parecía quemada pues estaba negra y en su antebrazo había una quemadura que no parecía ser muy grave.

Acercó su mano, pero antes de que pudiera tocarlo desapareció con un poco de humo blanco, dejando solo un tronco de madera. Esto dejó en shock a Kisame, eso solo lo había visto en caricaturas, era una técnica de ninjas. Ahora si que quería conocer a ese hombre, fuera quien fuera.

Volteó a todos lados, esperando verlo hasta que sus ojos lo encontraron, sobre la rama de un árbol, tenía una especie de cuchillo en la mano, Kisame recordó su programa favorito de ninjas e identificó eso como un kunai.

—¡E-Espera! —le gritó, quería conocer al ninja—. ¡Solo quiero hablar! —el ninja sobre la rama del árbol lo evaluó, mirándolo de arriba a abajo, con esos ojos negros tan profundos, no había imaginado lo hermosos que serían. Kisame se quedó quieto, esperando que así notara que no tenía intención de hacerle daño, lo cual pareció funcionar pues el ninja guardó su kunai, pero no se movió del árbol.

—¿Qué es este lugar? —preguntó, Kisame notó que tenía una voz bastante grave para alguien que se veía tan joven, pero eso solo le hizo que le gustara más, le quedaba muy bien junto con su apariencia y ese aire misterioso.

—Estamos en el Bosque Paraíso en la ciudad de la Niebla. —respondió, notó la cara de confusión del otro.

—¿No querrás decir aldea? —ahora Kisame era el confundido.

—Eh, no. Es una ciudad, ¿acaso eres del siglo XV? —la pregunta sonaría como una broma, pero lo preguntaba en serio, ambos estaban en las mismas, no entendían al otro—. O-Oye, ¿podrías bajar? Es molesto estar gritando. —dijo Kisame. El ninja no parecía muy feliz con la idea, pero le hizo y, de un brinco, ya estaba frente al otro.

—¿Eres de aquí? —cuestionó. A Kisame le incomodó un poco que lo viera con tanta ferocidad a los ojos, se sentía algo intimidado, a pesar de que el ninja fuera más bajo que él. Además estaba tan cerca...

—De la ciudad, si, solo vine al bosque de paseo con unos amigos. —no entendía cómo, pero ahora era él quien estaba siendo interrogado, cuando había sido él quien encontró al otro.

—¿No has visto a nadie más? —negó con la cabeza.

—Solo a ti —contestó—. Además, ahí parece estar quemado ¿fuiste tú? —le preguntó señalando el alrededor del pozo, esperando por una respuesta, lo único que obtuvo fue un encogimiento de hombros. Kisame notó que le ninja parecía cansado y esa herida no se veía mejor—. Sobre la herida... ¿estás bien? —inmediatamente después de pronunciar eso, el ninja miró su brazo, levantándolo un poco, y observó con detenimiento la herida.

—Eso explica el dolor. —murmuró sin darle mucha importancia. Se alejó del más alto y se sentó cerca de un árbol, dándole la espalda, parecía evaluar su herida.

—Este... uno de mis amigos tiene equipo de primeros auxilios, podrías usarlo. —le ofreció, aquello llamó la atención del ninja, quien volteó y se puso de pie.

—¿Por qué quieres ayudarme? —preguntó, sorprendiendo a Kisame por lo hostil de su tono—. Es la primera vez que nos vemos y es muy obvio que te parezco raro, además, ¿cómo sabes que no le estás ofreciendo ayuda a una mala persona? —habló en tono neutro, pero notaba el desafío en su voz.

Pensó en sus palabras, no le tomó mucho tiempo en pensar en una respuesta.

—Bueno, es cierto que me pareces raro, pero precisamente por eso quiero ayudarte —dijo efusivamente—, y no te conozco, así que no sé si eres una mala persona, pero de la misma forma no sé si eres una buena persona.

El ninja se le quedó viendo, analizando las palabras que había dicho, Kisame solo esperaba haber dicho lo correcto, estaba siendo sincero, pero a veces eso no es suficiente.

—Está bien —dijo luego de unos segundos. Kisame sonrió—. Pero no deberías ofrecer ayuda a un extraño solo porque si, y quiero que quede claro que no confío en ti. 

—Te llevarías una sorpresa. —replicó. Comenzó a caminar seguido del ninja y dejaron el claro atrás.

Los árboles seguían muy frondosos, pero al menos el ambiente ya no era tan frío, pensó que eso tal vez se debiera que iba acompañado, o algo así, el ninja caminaba unos diez pasos detrás de él, si que iba en serio cuando dijo que no confiaba en él. Quería tener la confianza de esa persona tan misteriosa, parecía alguien muy interesante.

—¿Falta mucho? —le escuchó preguntar, notó que en su tono había algo de irritación, volteó su vista a él y observó que caminaba con dificultad.

—Si, todavía estamos algo lejos —se paró y se acercó unos pasos al otro—. ¿Necesitas ayuda? —preguntó tendiéndole una mano. El ninja lo observó detenidamente, con su mano izquierda estaba presionando la herida de su otro brazo, era obvio que le dolía.

—Supongo —dijo tomando la mano que le ofreció el otro. Kisame pasó el brazo del ninja por sus hombros y lo sostuvo, ayudandole a caminar—. Si intentas algo, lo lamentarás. —amenazó, poniendo nervioso a Kisame.

—No hay necesidad de ser tan hostil. —murmuró con una pequeña risa nerviosa. 

Siguieron caminado así hasta que volvieron a ver la luz y los frondosos árboles quedaron atrás. Cuando llegaron al camino, Kisame notó como el otro miraba algo confundido los alrededores, quería preguntar, pero lo más probable es que lo ignorase.

Caminó con dirección a la entrada al bosque, cuando cayó en la cuenta de algo. No podía dejar que alguien lo viera, porque, bueno, era muy sospechoso, llevaba armas encima, vestía raro y lo había encontrado tirado, en medio del bosque y con una herida grave. Podría explicarle a sus amigos y pedirles ayuda, pero, ¿cómo le explicaría a uno de los guardabosques? De seguro lo enviarían a prisión o a un manicomio o a quien sabe donde.

—Espera aquí, iré a buscarlos. —informó y se fue corriendo rápidamente apenas el ninja asintió.

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Bueno, ahora si, nos vemos en dos semanas. (Excepto por los que siguen la Galería).

Gracias por leer.

Hasta luego :3

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