XIII

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Llegaron luego de media hora de viaje, la casa de Nagato estaba más lejos de lo que anticiparon y solo faltaban cinco minutos para que sonara la última campana.

Los que iban en el auto de Kakuzo llegaron un poco antes, pero decidieron esperar a los otros cuatro para correr juntos. Atravesaron toda la preparatoria hasta llegar al gimnasio donde celebrarían la Ceremonia de Nuevo Curso. Llegaron por poco, se sentaron al fondo donde nadie notaría que llegaron tarde y un minuto después la ceremonia comenzó.

Kisame estuvo reflexionando en silencio durante todo el discurso, era lo mismo de todos los años, la bienvenida a los nuevos, recordatorios a los de segundo año y para los de último año suerte, y algunas advertencias, para que se graduaran. Pensaba en que, al quedarse en casa de Nagato tal vez debería dejar el apartamento, no podía seguir pagando por un lugar en el que no se quedaba.

Había platicado sus inquietudes con sus amigos quienes estaban en las mismas. Nagato, Yahiko y Konan se conocían desde siempre, pues sus padres eran amigos, pero murieron en un accidente cuando se fueron de viaje de negocios en un avión que nunca llegó a su destino, así que se quedaron a vivir en la posada de los abuelos de Nagato, pero Yahiko y Konan se independizaron a los quince años, para ya no causar "más molestias" a los abuelos de su amigo.

Por otro lado, Kakuzo y Hidan no tenían familia, se criaron en un orfanato en el cual se conocieron, pero ahora vivían en un apartamento juntos, a la vez que trabajaban para pagar los gastos de la escuela. Sasori y Deidara vivían también con sus abuelos que eran viejos conocidos, pero al entrar a la preparatoria se mudaron a la cuidad y vivían juntos, también, en un pequeño apartamento, sus abuelos hacían todo lo posible por ayudarles con el dinero, pero eran gente humilde y no podían darles mucho.

Por último, Kisame nunca veía a sus padres, estos siempre estaban fuera, ganaban buen dinero, pero no se hacían responsables de su hijo, si acaso le enviaban dinero para la escuela, renta y otros gastos, pero no le daban mucha atención. Eso no le importaba mucho, cuando conoció a sus amigos en el primer año de preparatoria, ellos fueron toda la compañía que necesitaba, tal vez el hecho de que ninguno tuviera una buena situación familiar fue lo que hizo que se acercaran, pero sin importar la razón, Kisame solo se alegraba de que hubiera sucedido.

Ahora bien, al terminar la ceremonia, Kisame volvió a sacar el tema de la renta. La posada de los abuelos de Nagato era lo suficiente grande para mantener a todos, si, pero vivir juntos era algo extraño, divertido sin duda. Simplemente no se podía estar en un lugar con tantos adolescentes que no fuera la escuela.

—¿Creen que que deba seguir pagando el apartamento? —preguntó Kisame. Kakuzo suspiró.

—Yo también estuve pensando eso, no puedo seguir tirando dinero así, creo que lo mejor sería dejar los apartamentos, pero para volver a encontrar uno tan bueno y barato como ese, no sé, sería casi imposible. —Hidan miró algo apenado a Kakuzo, casi no aportaba dinero y dejaba que su compañero se hiciera cargo de todos los gastos y llevar la cuenta, es ahí donde le servía que estuviera tan obsesionado con el dinero.

—Se pueden quedar el tiempo que necesiten hasta encontrar un nuevo lugar, seguro que mis abuelos estarán de acuerdo. —comentó Nagato

—Gracias, viejo. —dijo aliviado Kakuzo.

—Les pagaremos por lo de la estancia, después de todo sigue siendo su negocio. —dijo Sasori, Nagato se rascó la cabeza.

—Gracias, lo siento por eso. —rio algo nervioso.

—No tienes que disculparte, es el negocio de tu familia —mencionó Yahiko—. Konan y yo también pagaremos lo nuestro. —la mencionada asintió.

—Gracias, bueno, dejando ese tema de lado, las clases empezarán en cinco minutos, deberíamos ir a nuestro salones. —informó Nagato mirando su reloj.

Los chicos observaron su horario de clases para ver los salones en los que estaban.

—Yo voy al 3-A. —comentó Kisame.

—Yo también. —dijo Nagato.

—¡Genial, Konan, nos tocó juntos! —dijo feliz Yahiko, poniendo un brazo alrededor de los hombros de la chica mientras miraba sonriente el horario de su amiga.

—Si, que bien. —dijo como si no le importara, pero tenía un ligero sonrojo en la cara.

—Yo estoy con ustedes, Kisame, Nagato. —dijo Kakuzo, estaba algo decepcionado porque no le tocó con Hidan.

—¡Danna, estamos juntos! —dijo sorprendido Deidara viendo el horario de su amigo. Sasori no pudo evitar sonreír y la vez sonrojarse un poco por el abrupto acercamiento del rubio.

—¿Eh? Yo voy al 3-C con los artistas. —comentó Hidan algo molesto, quería estar con Kakuzo.

El grupo se dirigió a los salones y, para su suerte, los grupos estaban juntos así que solo estarían separados por unos metros y se encontrarían de inmediato en los recesos. Pasaron las clases, como cualquier primer día, los maestros se presentaban y les daban el mismo discurso de que era el último año, debían esforzarse para graduarse y bla, bla, bla.

A Kisame poco le interesaba eso en ese momento, su mente estaba tan ocupada pensando en si el mundo se acabaría mañana, claro, los demás compañeros de clase no tenían idea de lo que sucedía, a excepción de sus amigos, los otros permanecían ignorantes ante el hecho de que un dios estuviera apunto de destruir el mundo tal y como lo conocen. Pero claro, quién se iba a imaginar algo así.

Pensó en lo raro que era que los ninjas estuvieran preocupados por el dios pero no por la persona que lo liberó, Kisame tenía una corazonada de que investigar a ese extraño hombre, que parecía poder controlar a los dioses, era la clave para vencer, se lo había comentado a Itachi, pero éste solo le respondió que lo importante no eran los objetivos del villano, sino detenerlo antes de que sea capaz de lograrlos.

Tardó todo el verano, pero Kisame finalmente entendió que Itachi hablaba como filósofo, se preguntaba el por qué de eso, tal vez era dios y le enseñaba a los humanos sobre la paz y la guerra. Se rio silenciosamente por aquel pensamiento y decidió poner atención la maestra frente a él.

—Así que, les daré la clase de biología después del receso de la tarde. —dijo y sonó la campana.

Kisame no había notado que ya era el último receso y que en dos horas podría volver y seguir el entrenamiento ninja, eso si que lo ponía de buen humor. Abrió la mochila para ver un poco sobre lo que hablarían, así podría distraerse pero saber de lo que hablan.

Sintió que el alma se le caía a los pies, no encontraba el libro en su mochila.

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Estuve leyendo los comentarios y sé que me tardo algo en actualizar, pero intento cumplir el plazo que prometo, solo que se me pasa a veces XD

Se me olvidan las cosas, pero si intento actualizar esta historia un capítulo cada dos semanas, que viene a ser, dos capítulos al mes, intento ser constante con eso.

Gracias por leer.

Hasta luego :3

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