Encounter

XII

Estaba tan emocionado como nunca en su vida lo había estado.

Después de aquella declaración todos, incluidos los ninjas, quedaron impactados. Kisame no podía creer en ese momento lo que le estaba sugiriendo, le estaban ofreciendo entrenamiento ninja de verdad, no podía decir no a eso.

Claro, fue más una sugerencia para que se supieran defender, pues parecían que estaban en peligro al tener "chakra", que aparentemente tenían por sus antepasados que eran supuestamente los ninjas de la leyenda, pero aún así no desperdiciaría una oportunidad como esa. Convencer a sus amigos fue la parte difícil.

Konan, Deidara y Hidan fueron los que más se rehusaron, pero después de una larga noche de platicar, los ocho se decidieron a tomar el entrenamiento, sería interesante y, si podían defenderse de ese monstruo, aún mejor.

Así pasaron el  resto del verano, entrenaban en el gran patio de la posada. Era más un extenso terreno verde, lo cual era perfecto para el entrenamiento.

Fue más fácil de lo que esperaba, les enseñaron primero que nada a ocultar su presencia, lo cual hizo que se hicieran muchas bromas, y detectar la de los demás, pero era para que fuera menos probable el ser atacados. También a manipular el chakra, así pudieron caminar sobre el agua y quedarse como murciélagos en los árboles.

Lo difícil fue estar entre el entrenamiento y el trabajo, casi se les acababan las energías. Kisame y sus amigos trabajaban de meseros en un restaurante, la paga era buena, pero en vacaciones les consumía más tiempo que cuando iban a clases. Por suerte, aprendieron rápido lo básico antes de regresar a la escuela, que fue cuando dejaron de darles entrenamiento pues les dijeron que de ahora en adelante, lo demás dependía de ellos.

Y, finalmente, llegó el día de regresar a clases para su último año de preparatoria.

—En serio no quiero ir. —se quejó Kisame mientras se acomodaba la corbata roja frente al espejo.

—Entonces no vayas. —contestó Itachi detrás de él. Estaba comiendo una manzana a la vez que revisaba los libros que tenía Kisame en la mochila.

Por seguridad, habían decidido que todos se quedarían en la posada de los abuelos de Nagato, el lugar era lo suficientemente grande para mantener a los once solo que algunos tenían que compartir habitación. Kakuzo y Hidan se quedaron juntos, Sasori y Deidara también, Kakashi y Obito se quedaron en la habitación que ya les habían dado, Nagato y Yahiko se quedaron en la habitación del primero y Kisame e Itachi se quedaron en otra, dejaron que Konan tuviera una habitación para ella sola por ser la única mujer, cosa de lo que ella no se quejó.

No se preocuparon mucho por la familia de Nagato, pues solo eran él y sus abuelos y estos estaban felices de que hubiera más gente en la casa, decía que le daban más vida. Por insistencia de Nagato, les habían contado la verdad por la que se quedaban y quienes eran los ninjas, no les creyeron al principio, pero luego de una demostración lo hicieron, estaban tan sorprendidos que se desmayaron de la sorpresa, pero al despertar los trataron como trataban a los demás amigos de su nieto.

Kisame más bien se sorprendió de que no llamaran a la policía después de ver de lo que eran capaces esos tres, pero él pensaba que los viejos tenían una habilidad especial para saber si alguien era una buena o mala persona, así que ya no le dio más vueltas al asunto.

Pero lo que si ocupaba sus pensamientos era el compartir cuarto con el ninja. Cuando asignaron parejas y quedó con él estaba tan feliz que casi no podía contener su alegría, se la pasó sonriendo como un tonto durante una semana entera. Era la primera vez que tenía sentimientos como esos por alguien más, no quería sonar cursi pero creía que se estaba enamorando, siempre que entrenaban juntos, a veces se distraía cuando lo veía mientras hablaba para explicar algo, luego se avergonzaba porque pensaba que no le ponía atención. 

Estuvieron platicando durante el tiempo libre y antes de irse a dormir, así Kisame descubrió muchas cosas sobre Itachi, como que le encantaban los dulces, en especial los dangos, en la mayoría de su tiempo entrenaba y cuando no hacía eso leía libros, solía estar muy ocupado con su trabajo como ninja y por eso casi no tenía tiempo libre y a su vez no tenía muchos pasatiempos. 

También consiguió que le hablara un poco de su familia y amigos, pero solo dos veces, la primera le contó sobre su hermano y sus padres, no le dijo gran cosa, solo que su padre era jefe del clan y de la policía, en la segunda le habló de su amigo que le enseñó todo lo que sabía sobre ser un ninja. Kisame quería convertirse en alguien especial para Itachi para poder calmar el dolor de la pérdida de todos sus seres queridos y hacía todo lo posible por ayudarlo en lo que fuera. Valoraba todo el tiempo que había pasado con él así como todo lo que estaba aprendiendo de él, y quería que siguiera siendo así, pero las clases se lo impedían.

—En serio quiero faltar, pero es el primer día y mis padres me matarán si se enteran —se seguía quejando mientras seguía luchando con la corbata—. Estúpida cosa. —murmuró molesto.

Itachi suspiró y se levantó. 

—Sostén esto —dijo dándole la manzana que estaba a medio comer, Kisame la sostuvo algo confundido y antes de que dijera nada, Itachi se acercó a él y tomó la corbata, deshizo el nudo que había hecho y en unos segundos ya tenía la corbata bien hecha. Tomó su manzana de vuelta y le dio otra mordida—. Listo —dijo como si nada y se volvió a sentar en el futón.

Kisame se había quedado en shock, su corazón estaba latiendo muy rápido y podía jurar que tenía un enorme sonrojo en la cara. No se había esperado para nada el acercamiento de Itachi, lo tomó totalmente por sorpresa.

—G-Gracias. —murmuró intentado ocultar su cara. Itachi no le dio mucha importancia a su acción pero si lo confundió un poco.

—¡Kisame, ¿qué tanto haces?! —gritó Hidan, abriendo la puerta de golpe—. Ni siquiera has terminado de vestirte. —observó molesto.

—¡Apúrense, ya es tarde! —escucharon gritar a Yahiko.

—¡Ya vamos! —dijo el albino—. Apúrate. —repitió una última vez y salió corriendo. Kisame tomó su saco y mochila, sin prestar mucha atención a lo que llevaba y salió corriendo.

Se encontró con los demás fuera de la casa y se fueron en grupos de dos, Kakuzo, Hidan, Sasori y Deidara se fueron en el carro de Kakuzo y Kisame se fue con el trío de amigos de la infancia en su carro.

—En serio, Kisame, a mi tampoco me gusta la escuela pero no podemos darnos el lujo de llegar tarde el primer día. —comentó Yahiko desde el asiento trasero.

—Vamos, déjalo, ya lo regañaras mañana si vuelve a tardarse. —dijo Nagato y todos rieron.

—Denme una oportunidad. —replicó el conductor.

Itachi observó como se alejaban los carros poco a poco, entendía la importancia de la escuela, pero él solo fue un año, así que le parecía algo raro que ellos siguieran yendo.

—Mantenlos a salvo. —escuchó decir a Kakashi tras de él. Itachi volteó.

—Por supuesto, aunque tal vez no haya mucho de que preocuparse, no fuimos atacados en todo este tiempo —dijo en voz neutra. Durante el verano, Itachi se había dado la tarea de seguir al grupo cuando iban al trabajo y cuando volvían, así podía protegerlos si eran atacados. Iban a un edificio grande, de color blanco, los esperaba en el techo un par de horas y luego los seguía de regreso a la posada. Era una suerte para él que siempre estuvieran juntos. Pensó en seguirlos también a la escuela, pero se distrajo hablando con Kisame y se le olvidó prepararse. Volvió a ver la calle por donde habían desaparecido los autos, en ese momento notó que tenía algo en la mano—. Oh, Kisame-san olvidó un libro.

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Estuve revisando unas historias que había empezado a escribir hace tiempo, una de ellas era KisaIta, y pensé en retomarla y luego publicarla, pero creo que sería hasta el próximo año. Solo recuerdo que la dejé porque me estanque en el trama pero tengo nuevas ideas, así que espero terminarla.

Gracias por leer.

Hasta luego :3