CAPÍTULO 24: BETH

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A Beth le costó mucho conciliar el sueño, pero la seguridad que le daba estar con Shanne le hizo poder dormir, al menos un par de horas. La mayoría de la noche, se había hecho la dormida para no preocupar a nadie, pero la verdad es que tenía un dolor insoportable, sobretodo en la cabeza.


Había visto que Shanne se había acostado en el suelo a su lado, pero no había querido decirle nada, estaba claro que a ella no era a la única persona a la que le había afectado lo que le había pasado, y agradecía que aun así todos estuvieran para ella.


-¿Estás durmiendo?.-Preguntó Shanne, mirándola.


-Apenas he dormido, la verdad. Pero seguro que he dormido más que tú.


-Alguien tenía que cuidar el fuerte.-Dijo sonriendo y tumbándose a su lado en la cama.


A Beth le parecía increíble que a pesar de lo magullada y hecha polvo que estaba, Shanne conseguía hacer de su estómago un verdadero revuelo.


-¿Cómo estás esta mañana?-Le preguntó Shanne, pasándole un brazo por encima.


A beth le estaba costando respirar de los nervios, pero no se opuso.


-Tengo que estar bien, por mi, por Rox, y por mi madre y mi hermana. Esto ha pasado, no lo puedo esconder, pero quiero luchar por ellas.


-Lo que te hizo Caleb...


-No quiero hablar de ello Shanne, no quiero. Hizo lo que hizo y lo único que me queda para aferrarme es que pienso acabar con ese cabrón.


-Bueno, primero tendrás que poder andar, ¿No?- Dijo Shanne riéndose.


-Eso es verdad.


Los dos se miraron y cualquiera que los hubiese visto habría podido ver la tensión entre ellos. Eran como imanes, no debían pero aun así no podían evitarlo.


Beth se puso frenética, estaban a punto de besarse, sus labios casi podían tocar los de Shanne, cuando una alarma comenzó a sonar, una alarma que los dos conocían perfectamente.


-No puede ser, no, hoy no joder!-Dijo Shanne, levantándose enfadado.


Rox y Ashmi abrieron la puerta de la habitación con cara de asustados.


-Mierda Beth.-Dijo Ashmi.


Cuando Beth intentó levantarse de la cama, cayó de rodillas al suelo.


-¿Estás bien?-Le preguntó Shanne, que la ayudó a levantarse del suelo.


Beth gritaba de dolor, estaba claro que Caleb le había hecho mucho más daño del que ni siquiera ella imaginaba. Le mandaba a sus piernas la orden de que se levantasen, pero le daba la impresión de que no era capaz, cada vez que lo intentaba, un dolor la golpeaba tan fuerte que le taponaba los oídos.

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