Sentidos {YoonMin}

Extra JinKook

Jimin bajó del auto frente a la casa Min. Tomó las bolsas de compras en sus manos, cuando otra se posó sobre la suya. Quiso levantar el rostro, pero recibió un tierno beso en su mejilla. Una mano acarició su nuca y una sonrisa de dibujo en los labios ajenos.

—Tanto tiempo, hermoso —ronroneó.

Jimin se separó bruscamente, todo fue tan rápido y sensual que no pudo reaccionar.

—¡Seokjin! —gritó sonrojado, recibiendo un efusivo abrazo.

—¡Mi Jiminie! —lo haló dulcemente—. ¿Cómo has estado? ¡Te he extrañado tanto!

—¿Por qué tanto ruido? —gruñó Yoongi abriendo la puerta. Ciertamente, había oído a Jimin llegar, y le extrañaba el que no hubiera entrado a la casa aún.

—¡Yoongi! —le sonrió Seokjin, sorprendiendo al castaño.

—¿Jin? —preguntó para luego sonreír—. Maldito bastardo, te dignas a aparecer ahora —suspiró.

—Oye, Yoongi, nuestro Jimin se ha puesto muy guapo —habló acariciando los cabellos del más bajito.

—Todo el mundo me dice eso —resopló el castaño, para ingresar a la casa.

Jimin sonrió y rodeó con su brazo la cintura de Seokjin al comenzar a caminar. Seokjin era el primo de Yoongi.

Cuando eran chicos, él pasaba sus vacaciones la casa Min con su familia, por lo que era de esperar que Jimin fuera para él como un primo más.

Jimin observó a Seokjin durante la cena. Era delgado pero musculoso, su cabello rubio caía sensual sobre su frente, y sus ojos seguían siendo igual de oscuros que siempre. Desde muy pequeño, se había metido en las carreras. Había pasado toda su vida sobre una moto y, luego de tantos años, al fin era un piloto consagrado.

Jimin había encontrado muchos compañeros en la universidad, que eran fans de Seokjin. Él se reía de pensarlo así, para él era 'Seokjinie' o 'hyung'. Ellos realmente lo admiraban, era uno de los dos coreanos que participaban de competencias internacionales.

Seokjin había llegado ese día con cuatro entradas para la carrera que se haría en Daegu, antes de volver a Europa. Final de año, y necesitaba quedar en una buena posición para terminar un buen campeonato.

Él nunca había sido un hombre humilde con su talento. Le gustaba que vieran en que era bueno, le gustaba la fama y el tener fans. Le gustaba su vida, y las motos. En su corazón, pocas cosas tenían el lugar que tenía su moto.

El día de la carrera llegó. Había clasificado temprano y solo debía permanecer en su puesto para cumplir su objetivo. Se colocó el traje anti flamas y salió. Observó los leves rayos solares colarse en su flequillo dorado, y sonrió al cielo. Acomodó sus guantes, oyendo el barullo de las tribunas repletas de aficionados.

En una de las gradas se encontraban sentados Yoongi y Jimin, uno junto al otro. Geumjae y Jihyun se sentaron a sus pies. Los hermanos menores compartían una larga bufanda que los cubría del frío viento. Jimin, algo tímido, enredó su brazo al de Yoongi con la excusa de buscar algo de calor. La bella sonrisa que se formó en los labios de Yoongi lo reconfortó, mientras el más alto aceptaba su agarre gustoso, apretándolo aún más contra su cuerpo.

Seokjin sonrió antes de colocarse el casco. Subió a su moto seguido de su equipo. El clima era hermoso, nada mejor que un poco de frío para no morir deshidratado en la carrera.

Sentía el viento chocar contra su cuerpo ni bien la carrera comenzó. Un ritmo constante, mantener la posición, solo eso.

Los hermanos habían conseguido un buen lugar, un poco alto para tener una mejor vista al circuito, y cerca de la curva para ver la acción. Jimin se acercaba al oído de Yoongi a susurrarle lo que ocurría con Seokjin, aun cuando el relator podía oírse por el altavoz seguir la carrera. Yoongi disfrutaba oírlo susurrarle, sentir el cuerpo de Jimin excitarse por la cerrera.