Capítulo 1O: Mirando el Sol

147 22 9
                                    

Taeyeon caminó lento hacia la casita. El sol iluminaba ligeramente la mañana, había una calidez especial en el aire que no permitía pasar el frío del invierno. El pastizal se movió ligeramente por el viento, cuando ella abrió la puerta del cuarto oscuro.

Jimin se removió en su lugar por la reciente ráfaga de frío, y sin abrir los ojos, se ajustó al cuerpo de Yoongi, que dormía con ambas manos sobre su estómago.

La mujer los observó apenas, y luego dirigió su mirada a los pantalones de pijama descansado en una esquina.

¿Era posible que sintieran calor? La mujer rió ante este pensamiento e ingresó al cuarto haciendo el mayor ruido posible. Colocó la bandeja sobre el piano, notando aquel diario viejo descansando en él.

Sonrió.

Jimin abrió apenas sus ojos, cuando Yoongi se removió.

—¿Qué? —Yoongi quiso articular, desorientado, pero su abuela lo tranquilizó.

—Soy yo, baby Yoongi —sonrió amablemente, dejando la bandeja con el desayuno a un lado.

—H-halmeonim —Jimin tartamudeó, más aún cuando intentó desprenderse de las sábanas y vio que seguía en boxer.

Los colores subieron por su rostro, e intentó apartarse del cuerpo de Yoongi.

—Verlos así, juntos, me recuerdan tanto a sus abuelos —comentó la mujer, alcanzándoles las tazas de té—. Su relación es tan parecida.

Jimin se removió en su lugar. Habiendo descubierto todo lo que sabían por la noche anterior, ahora era extraño oír esas palabras. Más aun, era ver a los ojos a aquella mujer dulce y cálida, que había sido engañada toda su vida.

La abuela de Yoongi no tenía la culpa. Su abuela tampoco.

—No, no lo creo —sonrió el más bajo.

—Oh sí. Ellos dormían juntos a veces, tal como ustedes. También se iban de viaje juntos a pescar, solos, por varios días.

Jimin se sonrojó, y Yoongi tosió precipitadamente.

—¡Yah! ¡Ella lo sabe! —gruñó el pálido, y Jimin lo miró sorprendido—. Sabe lo de los abuelos.

La mujer sonrió con tristeza, y tomó el diario.

—Sus abuelos salían siempre juntos. Ellos creían que no lo sabíamos, pero Yoobin y yo éramos muy conscientes de lo que ocurría. Pasábamos días esperándolos, sabiendo lo que se encontraban haciendo.

Los más jóvenes se sonrojaron levemente, hablar de eso con su abuela no era muy cómodo.

Yoongi se atrevió a preguntar.

—Pero, si ustedes sabían, ¿por qué nunca dijeron nada?

—Eran otras épocas Yoongi —habló con calma—, además, nosotras los amábamos. Y yo amaba a JungSoo también, era como un hermano para mí. Nadie me quiso tanto como tu abuelo, Jimin. Youngwoon me amaba y Jungsoo estaba tan enamorado de Yoobin.

»Pero, no me malentiendan, Yoobin y yo sabíamos que ellos dos se amaban aún más de que lo jamás podrían amarnos. No podíamos pedir más. Lo de ellos era algo natural, no podrían evitarlo. Y cuando Yoobin y yo comprendimos eso, sentimos pena por sus corazones. Se necesitaban siempre, parecía que, si eran ellos dos, era correcto —citó la mujer.





Yoongi y Jimin se encontraban en aquel descampado. Frente a ellos, dos lápidas consumidas por los años.

Park JungSoo. Min YoungWoon.

Las palabras de su abuela, seguían sonando en su mente.

—Por eso, fue que el día que JungSoo murió, YoungWoon jamás volvió a sonreír. Él tenía a sus hijos, los tenía a Yoongi y a Geumjae... me tenía a mí. Pero su vida, se apagó el mismo día que el corazón de JungSoo dejó de latir.

Sentidos {YoonMin}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora