07/09/2020
El tiempo pasó. La Cuarta Gran Guerra Ninja había terminado hace poco más de 3 años y la paz reinaba en las cinco grandes naciones. Cada integrante del equipo 7 había seguido con su vida.
Era el mes de marzo, faltaban sólo 13 días para el cumpleaños número 21 de Sakura.
Si bien el número 21 no le decía mucho, después de todo, ya podía beber alcohol, era médico y trabajaba en un hospital, se mantenía sola; ella no podía dejar de sentir que era un número especial.
A Sakura poco le quedaba de la niña llorona de 12 años, no sólo físicamente, si no que se había convertido en una mujer fuerte, valiente y segura de sí misma. Ella trabajaba y no necesitaba ser mantenida, estaba por mudarse de la casa de sus padres, era una adulta.
Sin embargo, no sabía si era el cambio y los sentimientos que generaba su inminente mudanza o si en realidad era el número, ese número mágico que marcaba la mayoría de edad lo que la tenía nostálgica.
En trece días era su cumpleaños y ella sabía que no iba a poder festejarlo, por lo menos no la noche de su cumpleaños. Este año su cumpleaños coincidía con el Hanami, momento en el cual los cerezos florecen y la gente se reúne para admirarlos en el parque, hacen picnics y disfrutan en familia. El Hanami continúa por la noche y a ésta contemplación se la llama Yozakura.
En Konoha esto era una festividad importante y nadie se la perdía. Muchos de los restoranes armaban puestos para vender comida en el parque y la gente se quedaba hasta altas horas de la noche observando los cerezos recién florecidos iluminados por la luz de la luna y de lámparas de velas que adornaban todo el lugar.
Era una vista increíble y Sakura no pretendía hacer que sus amigos se perdieran de ese festival por ir a festejar su cumpleaños con ella. Además de eso, últimamente estaban todos más ocupados de lo normal.
A Naruto lo veía con suerte una vez por semana y casi no tenían tiempo para hablar, entre su entrenamiento de Hokage, ser padre, esposo y sus misiones casi no lo veía. Ino atendía misiones de vez en cuando pero también era madre, esposa y atendía la florería de sus padres. Sasuke no estaba. Y Kakashi...
<<Kakashi sensei>>, pensó Sakura. Él obviamente estaba siempre muy ocupado pero ella sabía que cualquier excusa le serviría para alejarse un rato de los cientos de pergaminos que tenía para leer y firmar, incluso si su excusa fuese ir a dar una vuelta con su alumna a quien no veía seguido.
Y así fue que Sakura emprendió el camino a la torre Hokage.
Al llegar tocó la puerta y esperó a escuchar la voz de su sensei.
—Adelante Sakura —ella entró. No se sorprendió al sentirse descubierta, no estaba escondiendo su chakra—. ¿Necesitas que firme algo para el hospital?
—Kakashi sensei —frunció el ceño llevando las manos a sus caderas y reclinando su peso hacia su pierna derecha— No nos vemos desde la cena del mes pasado en Ichiraku y ¿ni siquiera un "Hola" me va a dedicar?
—Hola Sakura —respondió arrugando sus ojos. Esa sonrisa que se escondía debajo de su máscara y se extendía hasta sus ojos; esa sonrisa era su ofrenda de paz y ella ya no podía seguir enojada—. ¿Qué te trae por aquí?
—Tenía ganas de charlar con alguien pero Naruto e Ino están ocupados con sus obligaciones, Sasuke no está en la aldea...
—¿O sea que soy tu cuarta opción?— la interrumpió él con una pregunta. No estaba enojado, estaba divertido, entendía que su alumna quería pasar tiempo con sus amigos, pero quería hacerla sentir culpable, siempre se divertía molestándola.
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No estaba solo
FanficEl tiempo pasó. La Cuarta Gran Guerra Ninja había terminado hace poco más de 3 años y la paz reinaba en las cinco grandes naciones. Cada integrante del equipo 7 había seguido con su vida. Una noche Sakura y Kakashi descubren una fuerte atracción en...