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Bip bip bip bip 

Bufo y, aún cubierta por las colchas, busco mi celular a ciegas. Creo que lo cogí pero cae, y la alarma deja de sonar. 

Viernes. Último día de la semana. 

Manteniendo esa idea en mente me levanto de la cama. Tomo el uniforme de deporte que estaba en uno de los cajones y estaba ya cambiada pero con una cara de dormida evidente. 

Mi cuarto era como el de Luna, un poco más grande, al fondo del segundo piso. Cuando llegamos con  mamá y Luna, Lu pidió el cuarto de abajo y yo por las mañanas me escabullía en silencio para bajar. Cuando Sharon y Luna se encontraron en Cancún y el abuelo tiró su medallita, esta se vio en aprietos y escapó. Aún me dan escalofríos pasar por su cuarto. 

Saco las zapatillas y me las comienzo a atar cuando escucho rápidos pasos subiendo las escaleras. Suspiro, abrí la puerta antes de que Luna parezca un pájaro carpintero contra esta.

- ¡Buenos dias Car!

- Buen dia Lu. - contesto, acercándome a mi mochila.

Tardo dos segundos en verla completamente uniformada.

- ¿Cómo te cambiaste tan rápido?

- Mamá me levantó más temprano, Cari - le interrumpo.

- ¿Pasó algo?

- ¡El abuelo está abajo! - chilla emocionada.

Instintivamente sonrío. Tras unos meses de viaje a México, el abuelo había decidido volver a Argentina. Bajamos corriendo - casi nos caemos, vale recalcar - y llegamos al comedor, en donde estaban mamá y papá y aquel hombre de pelo blanco.

- ¡Abuelo! - chilla Luna.

Yo estaba nerviosa. Nunca llegué a conocerlo directamente, volví a Argentina meses después. El abuelo suelta a Luna y me acerco. 

- Hola Carmín. - él sonríe, y no pude evitar recordar el rostro de mi madre mirándome. 

- Hola abuelo.

Él me toma de la mano y me dirige hasta la sala. Nos sentamos frente a frente y lo abrazo con fuerza. Mis padres miraban todo abrazados, Luna me miraba con ternura.

- Eres tan parecida a Bernie cariño. - toma mi rostro entre sus manos. - Mis niñas, mis nietas hermosas, por fin juntas. 

Luna se nos acerca y el abuelo nos abraza a las dos. Mamá saca su celular y nos toma una foto.

El claxon del auto nos llama la atención. 

- Chicas, ya tienen que ir al colegio. 

- Miguel, déjame disfrutar este momento hermoso con mis nietas. - dice él reprochando; Luna y yo reímos.

- Pues sus nietas hermosas, señor Alfredo, tienen que ir a clase. - dice mamá- ¿Car, cariño, has desayunado?

Niego. 

- ¿Y si llegamos tarde? - Luna miró a mamá con ojitos de perro.

- ¿No hay nada importante que hacer en la mañana? - pregunta papá cruzado de brazos. - ¿No se pierden de ningún examen? - ambas negamos. - Está bien.

Luna y yo chocamos los 5.  

- ¿Ya puedo ir a comer? - río.

- Vamos amor, de paso preparo algún postre. - Mamá me toma de la mano.

- ¡Que sea de chocolate! - pide alegremente el abuelo. 

Mientras papá conversaba con el abuelo, Luna, mamá y yo nos dirigimos a la cocina. Tomo una manzana y me senté sobre la pequeña isla. Mi hermana saca jugo de la nevera, se sirve un poco y se sienta en una de las sillas de la pequeña mesa.

Dust 》CarmínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora