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Suena la alarma, y suspiro. Me levanto y apago el celular con rapidez. Me dirijo hacia el baño del pasillo y me cruzo con el abuelo, quien me sonríe y me abraza.

- Buenos días Carmín.

- Buenos días abuelo. - sonrío.

- ¿Qué tal dormiste?

- Bien, por suerte.

- Que bueno cariño. Bajaré a desayunar, te espero. - asiento.

Me lavo la cara y peino mi cabello. Me aplico un poco de aceite de coco en el cabello y me hago un moño despeinado. Salgo del baño y me dirijo al cuarto para cambiarme. Me suelto el moño, me pongo el buzo y me peino el cabello en unas dos trenzas pequeñas y el resto suelto.

Sería mentir si no supiera que me siento mejor arreglándome.

Bajo con la mochila y el celular en mano, y ya todos están sentados a la mesa.

- Buenos días hija. - papá me mira. 

Dejo la mochila en el espaldar de la silla y me siento. 

- Buenos días. 

Mamá me acerca un plato con panqueques y fresas. Agradezco mientras comienzo a comer aquel delicioso desayuno.

- ¿Luna?

- ¡Aquí! - Aparece mi hermana corriendo. - Perdón, estaba afuera.

- ¿Porqué?

- Buenos diaaas. - entran Manuel y Simón sonriendo.

- Buenas. - sonrío.

- ¿Ya desayunaron chicos?

- Si Mónica, no te preocupes. - responde Simón. 

- ¿Preparada para tus 16? - ruedo los ojos divertida.

- Falta más de una semana. - sonrío.

- No importa, no te dejaremos de molestar. - dice Manuel e intenta despeinarme, pero tomo su mano antes que lo intente.

- ¡Pues claro que si! Sino que clase de amigos cercanos seríamos. - dijo Mateo entrando y apoyándose entre Simón y Manuel.

Río.

- Son los mejores. 

- No es necesario que nos lo recuerdes Cari. - dice Mateo.

- Que actituuud. - reclama Luna, se cruza de brazos.

- Bueno, tu si puedes recordármelo. - Luna se acerca a Mateo y este besa su frente.

- ¡Melosooooos! - decimos Manuel y yo.

 Simón se queda callado. Todos sabemos que él ama demasiado a Ambi. Me levanto, decidida a romper el hielo y abrazo a ambos por la cintura.

- Nosotros somos los sanos, déjenlos con su diabetes. - Ambos ríen.

- Carmín, acaba tus panqueques porfavor. - dice mamá, sonriendo.

- Voy.

Los chicos se sientan a la mesa mientras Manuel intenta quitarme mis panqueques. Mamá sale del cuarto y les trae algunos panqueques a ellos, los cuales los devoran sin rechistar.

- Mónica, estos son los mejores panqueques de todo el mundo. - dice Simón.

- Señora, estan riquísimos. - Manuel está sonriendo.

- Bueno, si quieren más, estan bienvenidos a desayunar otro día. - ella sonríe satisfecha. 

- ¿Y mis panqueques? - papá reclama cruzado de brazos.

Dust 》CarmínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora