Capítulo 15

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Lunes,
18 de Mayo

Pov. Mauro M.

Me lavé las manos y, en vez de secármelas, aproveché para acomodarme un poco los cabellos, frente al espejo del baño. Hice una pequeña mueca mientras veía el pequeño grano que tenía en la frente, pero por suerte el cabello me lo tapaba.

Me enderecé y cerré el grifo de agua.

―Una foto te dura más. ―solté, al notar la presencia de Spallatti, que me estaba observando con cierta diversión a través del espejo.

―Para eso está tu instagram. Las fotos que necesito no creo que me las mandes. ―respondió, con una sonrisita.

Por suerte, ya no eran tan inesperados esos comentarios. Después de todo, ya llevamos casi 3 meses de conocernos.

―Parece que si tenés algo en esa cabecita que te permite pensar. ―solté, despectivo, mientras tomaba papel para secarme las manos.

Y entonces, sentí sus brazos rodear mi cintura desde atrás, y su cuerpo pegarse al mío. Tuve que contener un respingo.

Sentí sus labios sobre mi cuello, y no pude contener el suspiro.

Me giró en sus brazos y me apoyó contra la pared, inclinándose para besarme, pero coloqué mi mano sobre sus labios, impidiéndoselo.

Siempre quedábamos así, al borde.

Ya me sentía lo suficientemente culpable de haberle sido infiel a Mauro 3 veces como para serle infiel con mi primo.

―No es no, Matías. Pareces no entenderlo. ―espeté, apartando mi mano y mirándolo fijamente a los ojos, notándolo sonreír.

―No hice nada que no quisieras ―replicó, con una sonrisa entretenida―. Todo lo que hice y lo que quiero hacer, vos también queres, pero no lo aceptas. ―aseguró.

Viré los ojos, colocando mis manos en su pecho, apartándolo con un pequeño empujón antes de terminar de incorporarme y acomodarme la ropa.

Lo miré a los ojos y sonreí, fingiendo inocencia.

―No sé de qué estás hablando ―aseguré―. Pero, si seguís jodiéndome, le voy a decir a mis padres, y seguramente le digan a los tuyos, no creo que les guste mucho saber que me acosas, ¿No? ―espeté, con una sonrisa entretenida al ver su expresión cambiar.

Había tocado un nervio. Y lo comprobé cuando me estampó nuevamente contra la pared, con una mano en mi cuello.

―Ni se te ocurra decirle a mis padres. ―soltó.

Hubo algo en su mirada que me llamó la atención. No había solo molestia. Había miedo. Un miedo extraño. Como si algo realmente malo fuera a pasar si sus padres se enteraban.

Parpadeó repentinamente y se alejó, soltándome, como si hubiera reaccionado.

―No les digas. ―finalizó, casi como una amenaza.

Lo miré fijamente a los ojos, a lo que me desvió la mirada, probablemente por primera vez desde que nos conocemos. Siempre era yo quien desviaba la mirada.

Se fue, dejándome con mal sabor de boca.


[...]


―Se llevaron muy bien, parece... ―comenté, mirando a Mauro sentado con Paulo. Cuando había llegado, ya estaban sentados juntos, charlando, entretenidos, sobre quién sabe qué.

The kids are coming [(T)rap] (CANCELADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora