LA ERA VIKINGA ( tercera temporada)

capítulo 7

Pasaron unos días en la mar, hasta que vieron tierra firme, ya estaban en casa. Por fin podrían ver a los suyos, a los que dejaron en el hogar antes de partir, ahora tocaba explicarles lo ocurrido. Liv tenía un nudo en el estómago, tenía ganas de vomitar, no sabía cómo iba a contarles todo, ¿cómo se supone que lo haría? Apenas ni ella misma se lo creía, en su mente, quería jugarse la mala pasada de que todo hubiera sido una terrible pesadilla, pero no, no lo era, era peor que eso, era la realidad.
Tragaba saliva al pensar en como se pondría en contacto con Asdis, tener que explicarle que su esposo había muerto, que el padre de sus hijos no volvería a casa, la tenía más que amargada, solo quería llorar, tumbarse en la cama y no dejar de hacerlo nunca. Para ella, Balder, fue el padre que nunca tuvo, alguien que le dio esperanzas, alguien que en parte, tenía la culpa de tener toda esa fuerza, él le enseñó a tenerla.
Una lágrima se dispuso a bajar por su mejilla sin contemplaciones y con pocas ganas de darle una tregua.

— ya estamos llegando — le decía Gyda mientras le colocaba una mano encima del hombro.

— si, ya estamos en casa.

Respondía con pena, entristecida, sin ánimos de nada. Lo notaron todos, la entendían, sentían lo mismo que ella, bueno, lo mismo no, lo suficiente para entenderla y saber que no estaba siendo para nada fácil esa situación. 

Desde el embarcadero, se empezaron a ver la gente del poblado que elevaba sus brazos en modo saludo.
Mientras los barcos se acercaban, los brazos empezaban a colocarse de nuevo en la posición normal y sus rostros eran de confusión al ver que todos los barcos estaban vacíos. 
Sir junto a Rune, estaban en primera fila esperando a Liv mientras sus corazones latían con rapidez.
Los barcos embarcaron y empezaron a bajar los únicos que estaban subidos en ellos.

— ¿ qué ha pasado? — preguntaba uno

— ¿ y el resto?

Arvid se dispuso a explicarles a los guerreros que se habían quedado en tierra para proteger las tierras mientras que Liv bajaba de su drakkar y veía a su hijo correr hacia ella. Lo notó chocar contra su cuerpo, había crecido, estaba mucho más alto, más bien, le llegaba ya en la parte del cuello, lo apartó un poco y lo observó con leve sonrisa.

— que alto estas — tocó su coleta también algo más larga.

— si — frunció el ceño al contemplar su rostro. No solo por algunas heridas, sino por esa tristeza extrema que portaba, pero sabía de que se trataba
— madre, lo sé — le acarició la mejilla — los encontraremos.

Apretó su mandíbula y miró al resto de los suyos que se acercaban y empezaban a abrazarla dejándola atónita. Escuchaba los comentarios como le decían que tenía el apoyo de todos, que no era su culpa, que se animara, que los encontrarían, que no sufriera más por ello, que estuviera tranquila, que fuera paciente, que no estaba sola, que la apoyaban hasta el final. Eso le hizo entrar ahora un nudo en la garganta, notó todo el cariño de los suyos, el aprecio y respeto, el amor,  se dejó abrazar mientras su tío Ubbe y algunos de los suyos, contemplaban la zona y empezaban a ser observados por los ciudadanos del poblado, totalmente anonadados al verlos.

Después de que la abrazaran, Liv vió a Sir que le mostraba una sonrisa, esa sonrisa de apoyo absoluto que también le ofrecía con respeto, amor y admiración, luego vio a Arna que hizo exactamente lo mismo, solo que ella con otra clase de amor. No pudo aguantarse más, fue directa hacia ella y se abalanzó a sus brazos con lágrimas en los ojos mientras era onservada por todos.
Sir la miraba y tocaba su larga melena que estaba recogida en un semirecogido con trenzas y la coleta.
Sir se apartó un poco de Arna, fue hacia Solveig, le daba un abrazo rápido y luego antes de ir a por Sir, vió a su gran amiga Asdis. Quedó paralizada, ¿era un sueño?