LA ERA VIKINGA ( tercera temporada)

capítulo 20

En los barcos, el silencio estaba presente, las olas chocaban y hacían que el agua entrara dentro de ellos salpicándolos a todos mientras que Gyda observaba a su hermana que estaba tumbada entre sus brazos. Sus ojos estaban empañados en lágrimas al ver que después de conseguir que todos los heridos tuvieran más tiempo, que las heridas dejaran de sangrar, ella ahora no despertaba.

— cuando lleguemos tendremos que pedirle a Aila que la despierte — decía Brenda entre susurros.

Gyda tragaba saliva — no lo hará, dirá que le viene grande, esto es lo que ella buscaba, tenerla apartada, y ahora no va a desaprovechar la ocasión, no la despertará.

— puede que si se lo decimos por las malas, lo haga — añadía Ása

— además, ella sabe que cuando Liv volviera y se enterara de que no la a ayudado, la matará — concluía Alfhid.

No dijeron nada más, se quedaron observando a Sir mientras seguía en ese sueño profundo que al parecer, ella tampoco quería salir.

Quedaban pocas horas para llegar al poblado, por suerte, las ventiscas habían menguado y eso ayudaba a que los drakkar aguantaran mejor el peso y pudieran llegar cuanto antes. La brisa ayudana, el viento era frío, el invierno se notaba cada vez más, empezaron a notar la heladez de la nieve que empezaban a visualizar con pequeños copos de nieve, de vez en cuando caían sobre sus cabezas, el vaho salía por sus bocas cada vez que las abrían, sus dedos empezaban a flaquear queriendo estar cerca de alguna fogata para entrar en calor.

Olieron desde la distancia que provenía de cerca, estaban en casa, ese olor a pino mojado, esas hojas que resistían las fuerzas del fuerte invierno, siempre les mostraban el camino de casa, dándoles la bienvenida, suspiraron tranquilos, con ganas de atracar los barcos y comer algo caliente, poder bañarse para quitarse ese frío en los huesos y estar frente al fuego.
Vieron a lo lejos el embarcadero, sonrieron a la vez, estaban en casa, iban a abrazar a sus familias y amigos, últimamente sentían un vacío que cada vez estaba más presente, tenían sentimientos entrecortados, por un lado, estaban deseando descansar, ver a sus hijos, esposas y maridos, padres y madres, amigos, pero por otro lado, la pena, la rabia y la impotencia por haber dejado a Liv marcharse, por no haberla retenido, por haberle hecho caso y seguir sus órdenes, estaban más que presentes, y se les podía notar en sus rostros, estaban deseando que se recuperaran los heridos, y los que lo estaban, querían lo mismo para ir en busca de ella, para vengarse de esos malditos curas, torturarlos hasta la muerte, colocar sus cuerpos aun vivos en cruces como hacían ellos con los suyos y hacerles pagar con la misma moneda. O puede que en vez de cruces, hacer que Hallr cogiera maderas e inventara la manera de que sus símbolos estuvieran en ellas y engancharlos allí, puede que eso les doliera mucho más, el simple echo de crucificarlos con símbolos de sus dioses, los harían sufrir mucho más que con sus propias cruces.
Esa idea, la tendrían bien almanecenada dentro de sus mentes hasta que llegara el día de sus venganzas, pagarían muy caro lo que les hicieron.
Vieron como los habitantes corrían hacia el muelle y elevaban sus brazos agitándolos dándoles la bienvenida con sonrisas en sus rostros.
Suspiraron, estaban en casa.

Con rapidez y sin pararse un segundo, ya estaban bajando a los heridos de los barcos y siendo ayudados, los llevaban dentro de las casas para que empezaran  a curarlos con más detenimiento y paciencia, buscando cada detalle que se les podría haber escapado en los drakkar. La curandera oficial, vió que llevaban a Einar y a Sir, frunció el ceño y fue hacia ellos.

— ¿ qué le pasa? — observaba primero a Einar y luego a Sir, formulando así la pregunta para ella.

— los ha mantenido con vida con un conjuro muy fuerte, no despierta — le contestaba Gyda con rapidez.