capítulo 9

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Sir iba directa hacia Liv para contarle la visión cuando Aila la detuvo cogiendo de su brazo.

— ¡ suéltame!

— ¡ no! Tienes que quedarte callada

Se soltó de su agarre — ¡ yo se lo cuento todo! ¡ no voy a quedarme en silencio y que luego se entere de esto!

— espera, vamos primero a hablar con una Völva.

Sir suspiró. Las Völvas, también conocidas como Seidkonas, eran hechiceras mucho más poderosas y más sabias. Solían saberlo todo sobre el destino.

— no van a decirnos nada que no sepamos.

— no lo sabes.

Apretó su mandíbula — si Liv se entera de que no le hemos contado esto, se enfadará

— pues que se enfade — se cruzó de brazos — ¿ no querías que viviera? — la vió hacer mueca — ah claro, pero a costa de tu vida, no , ¿ verdad?

La miró mal — por supuesto que daría mi vida por ella. Pero en todas mis visiones, incluidas las tuyas, las dos morimos, y en distintos momentos, lo que hemos visto no tiene lógica. Ella nunca me llevaría a primera línea de batalla. — la señalaba con el dedo mientras se lo decía.

Elevó su ceja — aún quedan dos años para que llegue ese día, las cosas pueden cambiar, tu mejor que nadie debería saberlo.

— si, pero no se puede engañar a la muerte.

— eso ya lo veremos — echó a andar.

Sir negó con la cabeza pero empezó a seguirla por el bosque hasta llegar al poblado.
Le hizo caso, no le comentó nada a Liv, pero por ahora. Odiaba tener secretos con ella, eso la haría perder su confianza. Le prometió que nunca le guardaría información, ni que tampoco le mentiría, por ahora, estaba haciéndolo, y eso la tenía tensa.

Notaba los ojos de Liv clavados en su nuca, esperando a que le dijera algo, que le explicara cualquier cosa, pero se mantenía firme. Sabía que todo esto traería consecuencias.
¿ y si Aila hacía eso precisamente para que dejara de confiar en ella?
¿ y si lo estaba fastidiando todo manteniéndose callada?
Algo tendría que hacer. Notó un escalofrío a su lado, Aila se sentaba y le susurraba algo al oído.
Acababa de decirle que esa misma noche, irían en busca de una Völva.

No era muy difícil de encontrar una. Solían vivir en cuevas en las montañas más altas y más peligrosas, y solían estar cerca de los líderes vikingos, alejadas, pero lo suficientemente cerca para tenerlos controlados y leer su destino.
Alguna tendría que haber en la montaña rocosa y húmeda en donde Liv solía escalar.
Bueno, solo sería un día de silencio, al día siguiente le cortaría todo a Liv y esperaba que entendiera el motivo de su silencio.

Liv las observaba desde la distancia, notó a Ebbe colocarse bajo sus pies y sentarse petulante.

— ¿ algún problema?

Liv suspiraba con mala gana — algo traman

Las miró — ¿ las brujas? ¿ no te fías?

— de Sir siempre

— ¿ peeero?...

Apretó su mandíbula un poco — hay algo que me esconde. Lo noto, está tensa, nerviosa, distante. Se está callando algo.

— hoy han ido a la cueva de ella.

— lo sé. Algo han visto que no me quieren decir.

— ¿ qué quieres que haga? — preguntaba con calma.

LA ERA VIKINGA ( tercera temporada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora