capítulo 15

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Ronald abría sus ojos despacio, en uno de ellos, veía borroso, aún así, reconoció a su esposa que estaba a su lado, sentada en un taburete y mirando hacia el umbral de la casa pensativa. Se percató de sus heridas, sus brazos estaban amoratados, el rostro estaba prácticamente igual y apenas podía sentarse correctamente por los abusos. Sus oídos empezaron a escuchar los cuchicheos de su poblado fuera de la casa, llegando a entender que había perdido el liderazgo después de las palabras de algunos, los cuales decían que aunque a él le sentara mal, se irían con Liv. No podía culparlos, incluso ahora deseaba dejar de ser un líder, sobretodo después de no haber podido salvar él mismo a su clan, eso lo tenía rabioso, pero al mismo tiempo, era consciente de que no servía de nada lamentarse, cuando llegara el momento, cuando estuviera preparado, iría a por Stan y también a por Steinar. Por suerte ahora, podría tener a una líder mejor que lo entrenaría, tanto a él como a los suyos.
Sintió cierto alivio al pensar que ese peso, esa carga, podría desaparecer ahora, no debería pensar en nadie más que no fuera de él mismo y su esposa, eso era lo mejor.
Con su mano, rozó la de ella haciéndola mirarlo y cogerle la mano para darle un beso.

— gracias a Odín que estás bien — se llevaba la mano de su esposo al rostro sin dejar de besarla.

Sonrió — gracias a ella más bien.

— si, si Liv a sido nuestra salvación — Suspiró.

— ¿ dónde está?

— entrenando, los nuestros también lo están haciendo — hizo mueca al decirlo.

— me lo imaginaba — soltaba aire despacio — es lógico, yo estaría haciendo lo mismo.

— podrían haber esperado a que despertaras, por lo menos para hablar contigo.

Negó con la cabeza — ¿ cuánto tiempo llevo inconsciente?

— tres días

Giró la cabeza hacia ella — entonces han hecho bien, yo hubiese hecho lo mismo que ellos.

— pero el respeto hacia ti

— no lo considero una falta hacia mi, quieren sobrevivir, es lógico. Además, cuando me recupere, haré lo mismo.

— lo sé — hizo gesto de dolor al alargar el brazo para acariciar su mejilla.

— lo siento mucho

— no es culpa tuya

— si, si lo es. Debería haber entrenado mejor a todos, debería haberme entrenado mejor yo — tenía un nudo en la garganta — si lo hubiera hecho, nada de esto hubiese pasado.

— tenía que ocurrir por alguna razón, lo importante es que la mayoría estamos con vida.

— ¿ cuántos han muerto?

— niños y niñas, bebés, mujeres en cinta

Apretó la mandíbula con rabia, sabía el motivo con exactitud del cual estaban muertos. Cogió aire y lo soltó lentamente para calmarse. Sentía la rabia, esas ganas de vengarse las cuales lo hacían enrabiar mucho más, tragó saliva.

— cuando acabe de entrar, dile que venga a verme — terminó diciendo — quiero agradecerle lo que ha hecho.

— lo haré, ahora, descansa.

Asintió y cerró de nuevo sus ojos mientras era contemplado por su esposa, que no dejaba de pensar en qué hubiese pasado si la domadora no hubiera venido, o si no hubiese llegado a tiempo.

En este caso la aludida, seguía entrenando a golpe de espada, quedándose con los movimientos de hombres y mujeres del poblado que aunque estaban heridos y apenas sin fuerzas, los veía haciéndolo con interés, con ganas, con rabia y eso le venía de perlas, además, eran listos y aprendían rápidamente y eso le gustaba, no tenía que repetir las cosas dos veces, con una era más que suficiente y era un alivio.

LA ERA VIKINGA ( tercera temporada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora