𝑺𝒂𝒃𝒂𝒅𝒐; 𝒎𝒂𝒍𝒆𝒏𝒕𝒆𝒏𝒅𝒊𝒅𝒐

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- ¿Qué demonios quieres?

Johnny no estaba de humor para recibir llamadas a las una de la mañana, tan sólo un par de horas de haberse acostado,ni aunque viniesen de su novio. Sólo por eso le gruñó.

- John, Dodo está en el hospital.

Al escuchar esas palabras, el sueño partió de su cuerpo, haciéndole erguirse de inmediato, alerta.

- ¿Qué?

- Su mamá me acaba de alertar. Parece que su taxista se estampó contra una casa.

Una sensación de desasosiego ocupó su pecho, lo cual ase manifestó en un escalofrío poco agradable para su cuerpo.  La noticia le había llegado como un balde de agua helada.

- Vamos... Paso por ti en quince.

La colgó a Taeil trás oír una confirmación, con lo que dejó de lado su celular para recuperarse y salir de la cama. Podía alistarse en pocos minutos si la situación lo demandaba.

Si fuese cualquier otro amigo, hubiese esperado hasta la mañana para hacerle una visita, ya que le parecía invasivo y ocupar un espacio que podría tomar alguno de sus familiares. Sin embargo, dado que Doyoung sólo vivía con su mamá en Seúl y el resto de su familia cercana aún residía en Guri, resultando de suma importancia asegurarle que sus amigos estarían allí para él.

En ese momento, no importaba ningún detalle de su pasado. Puede que su ruptura no haya sido la mejor, pero la amistad había sido demasiado sólida como para ignorarla.

Y, aunque ni Johnny mismo lo supiese, jamás engañó a Doyoung durante su relación.

Apenas entró a la universidad, recibió una invitación para acudir a la fiesta  de bienvenida a los de primer año, organizada por una linda chica de segundo año llamada  Eunbi. Se decía que esas legendarias fiestas, a las que medio cuerpo universitario asistía, siempre terminaban en desmadre, y no podía perderse la propia.

Por supuesto, pensaba invitar a su entonces novio Doyoung, pero por la fecha le resultaba imposible, ya que el menor aún  tendría clases al día siguiente. Pese a ello, le deseó lo mejor: diversión sana y eternas memorias bonitas.

Sin embargo, en vez de llenarlo de recuerdos lindos, aquella noche que lo introdujo a la vida universitaria, plenamente compuesta de alcohol, terminó por aflorar con Miles de vacíos en su memoria, por lo que se le hizo mucho más sencillo creer en cualquier explicación lógicamente obvia para la forma en la que despertó el domingo.

Y, ¿Cómo pensaba explicar el haber amanecido de en bóxers al  lado de un desconocido semidesnudo en una habitación impropia?

Sólo tenía una respuesta, y esa era que, en su ebriedad, se había acostado con ese chico.

Sintiéndose excesivamente culpable, se vistió a prisa para escapar la habitación, aunque un punzante dolor de cabeza le impidiese desempeñarse con celebridad. Su corazón latía con rapidez y su cuerpo se sentía simultáneamente en un incendio y en una helada, lo que imposibilitaba su necesidad de pensar adecuadamente.

Por supuesto, su mayor  preocupación era sobre qué explicación le daría a su novios. Era un chico honesto, o al menos eso pensaba, pero tampoco quería contarle lo que creía que había ocurrido cuando puede que no tenga que enterarse, pues sucsitaria menos daño.

Porque Johnny no había dejado de querer a Doyoung, y ni creía ser capaz de perdonarse a sí mismo por hacerlo sufrir.

Pese a sus intenciones, la culpa con la que se cargaba se hacía más pesada con el pasar de los días, hasta que finalmente, tuvo que decirle lo que asumia como verdad: que lo había engañado.

ninki ; jaedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora