Después del choque, las imágenes que Doyoung lograba obtener desde sus sentidos destellan en su mente, cada una aislada de la otra. No era capaz de formar una sola idea coherente, pero pudo percibir como una luz roja relampagueaba frente a sus ojos, como una serie de voces se mezclaban entre sí para generar un cotilleo y como el color blanco y el aroma a desinfectante se hicieron predominantes de un momento a otro.
Se sentía como dentro de un sueño. O una pesadilla.
Operaba ahora su inconsciente, aquella parte irracional y atemporal de su mente que lo hacía sentir que flotaba. ¿Uno se zambullia por completo en éste los momentos cruciales antes de morir?
No pudo confirmarlo ni negarlo, ya que, de repente, vió negro.
•••
Apenas recibió una llamada de los paramédicos, la señora Kim se apresuró en partir hacia el hospital donde le indicaron que su hijo estaría internado. Durante todo ese recorrido, se martilleaba a sí misma por haber permitido aquel accidente, al creer que era exclusivamente responsabilidad suya cuidar a su pequeño. Aunque haya sido para un ensayo, ¿Cómo pudo dejarlo quedarse hasta tan tarde en casa de su amiga? ¿Por qué no pasó por él?
En su angustia, le envío un mensaje a Taeil, el único de los amigos de Doyoung cuyo número había guardado en su celular. Pese a que le gustaría mantener un momento a solas con él, sabía que su hijo apreciaría verse rodeado de un grupo de confidentes apenas se recupere.
Si es que se recuperaba.
La ansiedad la llevó a tardar como dos minutos en aparcar el auto adecuadamente en las instalaciones del hospital, trás chocar con un poste en sus tres primeros intentos. Para compensar, corrió hacia la recepción del lugar, dónde abordó a la señora de turno de inmediato.
- Buenas noche. ¿En qué habitación se encuentra Kim Doyoung?
- Documentos, por favor.- pidió la señora, poco impresionada y empática.
Con un gruñido, la angustiada madre rebuscó en su bolso hasta sacar su documento de identidad, el cual señalaba claramente que estaba emparentada al paciente.
- 302, al final del pasillo a la izquierda.
Le ofreció una falsa sonrisa a la encargada antes de seguir su camino hacia la habitación mencionada, aunque su enojo no había llegado a explotar, por suerte.
La tristeza y preocupación como emociones reinantes pasaron a segundo plano en cuanto escaló su sorpresa, al notar que ya había otra persona esperando fuera de la habitación de Doyoung. Quizás la recepcionista la envío al lugar equivocado.
Acercándose con hastío y cuidado, se tomó unos segundos en examinar a aquel joven, probablemente de la misma edad que su propio hijo.
- Disculpa.- lo llamó en un inicio, al tomar asiento a su lado, pero sin invadir su espacio.- ¿Conoces a Doyoung?
El chico alzó la mirada, evidenciando que sus ojos Lucian vidriosos y su nariz sonrojada. No podía desconfiar de esos ojitos, cuando se veía reflejada en ellos.
- Sí, soy su... Voy a la escuela con él.- respondió, pronto en corregirse.- ¿Usted es su madre?
- Sí. Gracias por estar aquí para apoyarlo...
- Jaehyun.- completó, anticipando su pregunta.- Un gusto.
- Igualmente.
Le ofreció una sonrisa al menor, antes de tomar un suspiro. La angustia y tristeza volvían a ocupar la cima de su pila de emociones en el momento.
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ninki ; jaedo
FanficJaehyun tiene un estricto sistema de citas que consiste en salir con una chica a la semana, pero las estadísticas demuestran que es inefectivo para encontrar a una persona que le guste. Doyoung está dispuesto a cambiar eso. - Mención del joh...