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Perdonen por tardar tanto, si hay algún error háganmelo saber uwu.

Si tuviéramos cinco minutos más,
¿Yo podría hacerte feliz?”

—¿Estás seguro de que Min Hyuk aprueba ésto?—cuestiona NamJoon apretando los labios cuando los tres están frente al gimnasio.

Jeongguk rueda los ojos y asiente.

—Ya hablé con él, dice que de hecho es buena idea, para que pueda ganar masa muscular—informó, sacando su celular del bolso que llevaba colgado de un hombro—. Pero antes.. ¡Una foto!.

SeokJin sonríe y niega, pensando que su amigo seguía siendo un niño pequeño al ver su sonrisa de emoción.

Los tres se acomodaron juntos frente al gimnasio y el menor sacó rápidamente un par de fotografías, pensando que se las enviaría a su novio más tarde.

—Me gusta verte tan feliz—dice Jin con una gran sonrisa. Jeon se sintió bien al ver a sus amigos mirarlo orgullosos de su progreso.

Sentir el amor y la calidez de sus seres amados en esos momentos era algo muy valioso e importante para él. Y aunque de a poco iba dándose cuenta de que tenía que buscar la felicidad por su cuenta, no estaba mal disfrutar de esos momentos con alguien más.

[ I n s e c u r i t i e s ]

Jimin se tira en el sofá al llegar al departamento, está totalmente agotado tanto mental como físicamente.

El pequeño lugar se sentía algo vacío pero al mismo tiempo acogedor. Antes de Jeongguk todo era oscuridad a su alrededor.

No era fácil admitir que se sentía acabado, pero ahí estaba rindiéndose al sentimiento.

Siendo específico era más melancolía y tristeza. Esa profunda soledad a la que no está acostumbrado del todo de pronto le carcome la cabeza.

Se pregunta cuáles eran las razones que estaba buscando.

¿Por qué había seguido de pié tanto tiempo, incluso si quería rendirse?.

«—Amo tu cuerpo, no lo escondas de mí.»

Suspira un momento, recordando todas las veces en las que trató de salvar al pelinegro. Las veces que creyó que podría salvarlos.

«—Yo no podría vivir sin tí, JiMin.»

Lo único que hacía era ocultar su dolor y pretender ser fuerte.

Era momento de ser él, momento de empezar a vivir por él.

Jeongguk ya no tenía ganas de ser salvado por nadie, quería encontrarse.

Y aunque eso le había dolido, logró comprender que así eran las cosas.

Jeon no merecía que él lo mantuviera debajo de sus brazos por toda la vida, se merecía salir al mundo, sentirse amado y amar pero libre.

Estuvo escondiéndose en la enfermedad del menor para mantenerlo cerca porque en realidad necesitaba que alguien lo liberara.

Cuando su celular suena se sobresalta pero rápidamente lo toma de la mesa, sorprendiendose al ver una videollamada entrante de su novio.

Sintió su corazón latir, y pensó unos segundos en si era buena idea responder o no.

Negó rápidamente y atendió, siendo recibido por un alegre Jeongguk.

«No lo veo sonreír así desde hace mucho tiempo, ¿eh?»

—Jiminnie!—exclama, alzando la mano para saludarlo.

Park devuelve el gesto con una sonrisita cansada.

—Pensé que lo de no vernos también aplicaba para las videollamadas—dice un poco en broma mientras se vuelve a sentar.

—Te extrañaba demasiado, además tenía que contarte lo que estuve haciendo—responde, acomodandose mejor en la cama; estaba echado boca abajo.

—¿Hiciste algo nuevo?.

—Empecé el gimnasio!—cuenta, eufórico. Podía notarse que era algo que en verdad le gustaba—. Aunque es algo difícil, no tengo fuerza y aún me canso muy rápido gracias a mi bajo peso.

El mayor aprieta los labios. Le preocupaba que se estuviera sobre exigiendo. Como él había dicho, todavía le resultaba difícil hasta el simple hecho de correr.

Había llegado a desmayarse varias veces porque no podía siquiera caminar bien.

¿Cómo no..?

—Tú eres muy fuerte, yo sé que vas a poder—lo alienta dejando de lado su negatividad. Ambos se miran através de la pantalla en silencio.

—Jimin hyung también es fuerte—murmura con amor.

Park siente un nudo crearse en su garganta.

:—. No necesitas fingir que estás bien, ¿si?—le dice Jeongguk, quien había notado desde un principio sus tristes ojos—. Todo estará bien, porque somos fuertes y yo creo en tí.

El rubio siente unas finas lágrimas escaparse. No está demasiado triste, pero se siente pesado, como si de la nada pudiera ser conciente de la carga que llevaba en los hombros durante tantos años.

Como si comprendiera que sus problemas también eran importantes en ese mundo.

—Lo siento—susurra con la voz quebrada, tratando de sonreírle a su novio—. Lo lamento tanto..

—No pidas perdón, ya todo pasó—lo consuela con su suave voz—. Es momento de sanar, tu lucha es importante para nosotros, siempre vamos a estar para apoyarte.

Tenía personas que lo apoyaban, no estaba solo. Nunca estuvo solo, ni siquiera en esos momentos cuando se encontraba en su vacío departamento.

Era momento de sanar viejas heridas.

Insecurities;;JiKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora