Y NOS REÍMOS. O yo me reí y él se rió. Pero nos reímos. Creo que los dosnos acordamos en el mismo momento de lo que yo le había dicho de estarsolos y que no iba a pasar nada.
Y reaccioné. Le saqué la bolsa de helado de la mano, busqué doscucharas en el cajón de la barra desayunadora.
— ¿Del pote está bien? —le pregunté.
— Obvio —me dijo—. Me siento —avisó y se desparramó en el sillón.
Es la segunda vez en mi vida que traigo un chico a mi casa. Soy tan naba que volvía sonreír pensando en que tenía un buen promedio, dos así de dos. Bien por mí.
Me senté al lado de él pero no tan cerca. Me saqué los zapatitos de bailarina. Ycrucé las piernas sobre el sillón. Vimos un par de capítulos de Stranger Things, se lahabían recomendado pero él todavía no la había visto.
El silencio nos sale bastante bien y más que pasarnos el pote o acotarnos algo nopasó. Al principio no podía dejar de pensar estupideces del estilo "estoy sentada en misillón con León, está en mi casa, me esperó para decirme de hacer algo". Pero me durótres minutos porque me enganché con la serie como si no la hubiera visto, y en algúnmomento estar con León se volvió cómodo, natural.
No puedo dejar de preguntarme "¿qué hace León con una chica como yo, no seaburre?". Parece que no. A menos que sea masoquista. Parece que no se aburre. Yo nome aburro.
Me digo "basta de preguntarte tantas cosas que no tienen sentido". León puede serun amigo. Tener un amigo varón en mi mundo es nuevo. Nuevo como andar en bicicleta.Cortarme el pelo. No pensar tanto en los kilos. Volver a gustar de Simón. Nuevo comoque un poco me guste León, O que me gusten dos. Todos.
Volver a gustar de Simón. ¿Qué estoy escribiendo? Pero ahí está, ya lo escribí, novoy a tachar lo que puse arriba. No me gusta como antes. Pero me gusta.
León se fue hace un rato. Él y su skate. Llegó mamá, llegó Aitana. Ya deben estardurmiendo. Y yo no puedo parar de escribir y me tildo por momentos mirando el cielo y enmi cabeza otra vez se repite toda la situación del pasillo. Como el tráiler de una película.El pasillo. Él, su camisa de jean. Sus ojos. Esa voz ronca. Girar para mirarnos los dos, élhablando fuerte por encima de la gente, sus hombros levantados, sus brazos levantados,la cicatriz en su ceja, él y yo, otra vez.