Ojos Grises

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Ya es viernes en la noche, estoy llegando a mi pequeño apartamento en Valencia, Venezuela. Mi ridículo sueldo de mesero apenas me alcanza para pagar los estudios de la Universidad.

El Profesor de Medicina no vino hoy, no logró encontrar transporte así que fue un día perdido que pude aprovechar en otras cosas.

Llego a mi apartamento y abro la puerta, la llave se atasca en la cerradura como siempre, aunque con un esfuerzo se abre. El olor a humedad me inunda.

Mi apartamento no tiene nada de especial, perteneció a mi primo Sebastián antes de que se fuera a Argentina hace ya dos años. Tiene dos cuartos, un baño y la cocina y sala de estar combinadas en un solo cuarto.

Las manchas de humedad se extienden por la pared de la sala, pero no pienso en ellas, sino en la arepa que voy a calentar.

Intento encender la hornilla, pero no hay gas. Me comeré mi arepa fría.

Apenas he dado mi primer mordisco cuando escucho un leve maullido detrás de la puerta. Lo ignoro.

Me sigo comiendo mi arepa cuando vuelvo a escuchar el maullido y el sonido de algo rasgándose.

Me levanto de la mesa y abro la puerta extrañado; afuera de mi apartamento hay un gato color negro.

El gato me maulla como si estuviera muerto de hambre, pero se veía muy bien alimentado. Tanta pena me dan sus maullidos que lo dejo pasar a mi apartamento.

No tengo comida para gatos, pero recuerdo que cuando era pequeño tenía un gato que comía queso así que busco un platico y lo coloco en el suelo, luego le rayo al gato mi último trozo de queso.

El gato devora el queso avidamente y luego se me queda mirando, en ese momento me percato de sus hermosos ojos grises.

Desconozco si los ojos grises en los gatos son algo común, pero si se que me quedé atrapado en su mirada.

Las pupilas de los ojos del gato crecen de tamaño mientras se quedan fijas en las mías, el iris de tonos blancos, grises y negros son algo hipnotizante; puedo notar que hay una inteligencia detrás de su mirada, incluso se podría decir que tenía un alma, sin embargo algo me inquieta.

Me siento desnudo mientras el gato me observa, siento que esos ojos desvelan todos mis secretos, incluso aquellos que ni yo mismo conozco, siento que esos dos ojos llegan a mi alma y la examinan de todas formas posibles. Y yo estoy asustado pero me siento incapaz de apartar mi mirada de sus ojos.

No se cuanto tiempo duramos en esa especie de trance pero entonces escuché la voz del gato en mi mente, para ese momento ya sabía que ese gato era algo más allá de mi comprensión.

Roberto Fernández, se que has tenido una vida muy dura y que aún hoy tu mera existencia es objeto de pena y desgracia, pero eres bueno, así que te liberaré de esta carga, solo debes observar mis dos ojos.

El gato no se equivocaba, quería escapar de todos mis problemas y dificultades, pero jamás había siquiera considerado el suicidio, el gato se dió cuenta de mis dudas y siguió insistiendo.

¿Qué es la vida sino una tanda de horrores y dolores? La muerte podría ser un escape, pero quién sabe que hay más allá, así que... ¿Qué te parece una salida? ¿Una tercera opción? Sin dolores ni penas, solo una existencia perfecta.

El gato me estaba haciendo una oferta muy tentadora y yo solo lo debía observar, me empezaba a sentir débil y falto de vida, ¿Qué me esta pasando?

Unete a nosotros en un mundo solo donde existimos lo que tu desees.

¿Unete a nosotros? ¿NOSOTROS? ¿Es que acaso habían otros que aceptaron la oferta? En ese momento lo entendí con claridad. La mirada del gato me inquietaba porque no era una sola la alma de ese gato, sino varias. No se que era ese gato pero con todas mis fuerzas hice un esfuerzo para apartar mi mirada y al hacerlo caí desmayado, pero había salvado mi alma.

Desperté dos días después con todas mis ganas de vivir recuperadas, aunque sin señales del gato. Jamás volví a ser el mismo después de lo sucedido, ahora miraba todo con optimismo pensando en lo cerca que estuve de perder mi alma, aunque cada vez que miro a un gato pienso en el Gato de los Ojos Grises con inquietud.

Y ahora que conoces mi historia ¿Acaso me culpas por mi temor hacia los gatos?

DaremanioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora