Capítulo III - Dulce locura

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Cada mañana sin falta despertaba a Gustabo y a Manolo para que no llegáramos tarde a clases, yo era algo así como un despertador con vida, levantarme no me costaba nada me gustaba empezar el día con energía y siempre con buen humor, en cambio a Gustabo le costaba levantarse y muchas veces lo hacia de mala gana le llevaba buen rato recuperar su buen humor, por suerte como estábamos en cursos diferentes no tenía que aguantarlo.

Nos dirigíamos a la clase de mate con el profesor Greco, a mi me costaba esa materia, pero al menos el hacia que fuera divertida, era una clase en la que no me dormía para variar.

- Horacio ya que estamos solos ¿Qué paso ayer con Gustabo?

- ¿pasar de qué?

- Ya sabes con su papito se lo llevo y luego vino a regañarnos, Segismundo no dejaba de decir que era un viejo decrepito, amargado

- No paso nada, solo que no quiere que Gustabo se junte con ciertas personas, eso es todo

- Jajaja si supiera que su hijo es el peor de todos

- De que hablas Gustabo es buen muchacho, solo es un poco... mmm ya sabes

- Un poco loco jajaja

Esa palabra creo que lo describía bien, el era un poco loco, pero yo lo conocía como nadie mas lo hacia y sabia que en el fondo era un gran chico, de buenos sentimientos, creo que por eso empecé a verlo de una forma diferente a un amigo.

Después de la clase de mate la cual como de costumbre no entendí, esperaba ver a Gustabo esperándome en el pasillo como siempre, cosa que no paso. En su lugar estaba Segismundo y Emilio.

- ¿y Gustabo?

- Con el director, jajaja seguro lo esta sermoneando

- ¿por qué ?, ¿Qué hizo esta vez?

- Mando a tomar por culo a la de Biología frente a toda la clase

- ¿COMO ?, ¿Por qué?

- Se olvido de la tarea jajaja así que lo regaño diciéndole que debería darle vergüenza siendo el hijo del director, así que Gustabo se enojo y le respondió. Ahora seguro no lo vemos hasta mañana

Mi cara cambio por completo, estaba preocupado por él, así que saqué mi celular y le escribí un mensaje preguntándole donde estaba y que había pasado, pero nunca respondió.

- Vamos a la biblioteca Horacio, no te preocupes por Gustabo seguro está bien

- Pero bien castigado, jajaja

- ¡Manolo! jajaja

Nos dirigimos a la biblioteca para hacer nuestro trabajo de Literatura, a pesar de intentarlo no podía concentrarme, maldita sea porque no logro apartar mi mente de él, los estudios son mas importantes ¿no ?, vamos concéntrate Horacio.

- Horacio hey cerdo

- Ah, ¿Qué?

- Pero que perdido estás hombre

- Horacio mira el ruso que te gusta

- ¿Como ?, ¿dónde?

- Jajaja por lo menos disimula tío

No se ni porque reaccione así, pero al menos me sirvió para despejar un poco la mente, reír me hacia bien. Al terminar el trabajo nos fuimos a jugar un rato y la hora se nos paso rápido, ya era tiempo de volver a la habitación, con prisa me dirigía a está mientras Manolo me reprochaba por el apuro, ya no podía más seguro él estará ahí, decepción la que me lleve pues no estaba. Comencé a preocuparme nuevamente, me parecía raro que el director lo retuviera por tanto tiempo. Unas horas después lo escuche entrar, estaba como pocas veces lo veía, temblaba y su cara solo podía reflejar ira, se sentó en su cama y puso sus manos en su cabeza, creo que ni siquiera se percato de que yo estaba ahí.

Me acerqué a él sin decir nada y le puse mi mano en su espalda, el enseguida volteo a verme

- ¿Que quieres Horacio?

- Nada, solo quería saber si estabas bien Gustabo

- La verdad es que estoy muy cabreado Horacio, ahora mismo me apetece golpear a alguien hasta dejarlo inconsciente

- Jajaja podría ofrecerme, pero no quiero terminar en enfermería

- Por qué no, tendrías una excusa para ver a Claudio y coquetear con el jajaja

- Si, pero tampoco es tan guapo como para recibir una paliza solo para verlo, mmm y si golpeamos a Manolo

- Jajaja al cerdo de Manolo, no estaría mal

Pronto su expresión comenzó a suavizarse para dibujar una sonrisa en su rostro, verlo así era mucho mejor, cuando entro Manolo a la habitación y nos vio sentados juntos nos miró de forma burlona.

- Ya están los novios juntos otra vez jajaja

- ¡Si! que te parece cerdo, estábamos a punto de besarnos, pero interrumpiste puerco

Me quede helado al escuchar eso, de pronto sentí mi cara arder, y mi corazón latía como nunca, por suerte no se dieron cuenta de mi reacción puesto que comenzaron a jugar golpeándose uno al otro, mientras me tranquilizaba me quede sentado mirándolos, Gustabo había vuelto a ser el chico de siempre.

Me acosté en su cama mientras los dos seguían haciendo el tonto con las almohadas, a pensar como una solo persona era capaz de hacer que sintiera un montón de emociones a la vez, inmerso en mis pensamientos recibí súbitamente un almohadazo en la cara, mientras Gustabo se reirá a carcajadas por el espectáculo me levante, cogí una almohada también y me uní a la lucha, pronto tome la delantera y les estaba ganado, Manolo ya estaba mas que rendido pero Gustabo quien se encontraba detrás mío me abrazo tomando fuertemente mis brazos para que me rindiera, eran esos momentos los que hacían que perdiera la cabeza, solo podía pensar en lo mucho que me gustaba estar así con él.

- Ríndete o sufrirás la tortura de las cosquillas, verdad Manolo

- Me rindo, me rindo, ustedes ganan, tramposos

- Eso tiene ser tan sensible, las cosquillas son tu punto débil

- Eso es trampa Gustabo y que mal Manolo que te le unas

- Jajaja es que es divertido verte perder perro

Después de jugar un rato nos dispusimos a dormir, a menos ese era el plan, aunque yo aun estaba aturdido, no podía creer como poco a poco estaba perdiendo la razón y es que algo me quedaba claro estaba completamente loco por Gustabo.

Mi anhelo ... eres túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora