Capítulo VI - No es tan difícil

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Nuestro grupo de amigos tenía un nuevo miembro Raúl el más chiquito de todos, pero el que más nos hacía reír, se llevaba muy bien conmigo, la verdad es que congeniábamos, como siempre cada tarde nos reuníamos todo el grupete para jugar o hacer el tonto o ambos. Esta vez nos juntamos en la habitación de Emilio y Segismundo, con mucha emoción el primero nos comunicó que estaba ligando con una chica rubia, preciosa según él, yo miraba como hablaba con Segis sobre su nueva conquista.

- Si todo sale bien, estaré comiendo morro esta tarde

- si esta ciega sí jajaja

- mira quien habla follador de cabras

- ya quieras ser como yo, las nenas andan locas por mi

- ¿y tú Raúl? que tal con el tema

- yo no necesito esforzarme loco, soy miel y ellas abejas jajaja

- a ti no te pregunto Horacio porque sé que te gusta Volkov

- sí, si

- ¿y tú Gustabo?

- yo no quiero enredarme con nadie, eso está bien para ustedes, no me interesa el tema más bien me da asco

- eso es porque eres un sociópata loco de mierda jajaja

De pronto mi ánimo bajo drásticamente, escucharlo decir eso fue muy duro, pese a que estaba consciente de cómo era él, no podía asimilar esas palabras, de algún modo mataron mis ultimas esperanzas de poder tener algo con él. El resto de la tarde me la pase absorto en mis pensamientos, otra vez me sentía miserable por amar a alguien imposible. Deseaba tanto que me gustara Volkov o Claudio o cualquier otro. Ya no quería sentir esto por mi mejor amigo, ya no quería sufrir por desear estar con él, ya no.

Camino al dormitorio Manolo y Gustabo comenzaron a charlar, yo seguía callado, cabizbajo estaba triste por lo tonto que era, ¿por qué diablos me gustaba lo imposible?, tenía un nudo en la garganta, mi estado no me permitió darme cuenta de que Manolo se había ido como casi siempre lo hacía, me había quedado solo con Gustabo.

- Horacio ¿qué pasa?, has estado desanimado toda la tarde

- Nada me siento un tonto por fijarme en alguien que no me va a corresponder nunca

- Hablas del misterioso muchacho que te gusta, pero Horacio no creo que sea así, quien no podría fijarse en ti, ¿o es hetero?

- No lo sé, solo sé que es imposible

- Pero como sabes eso si ni siquiera has intentado, sal de la duda, si tanto te gusta díselo y ya está, si te rechaza será un tonto por perderse alguien como tú

- ¿Enserio crees eso Gustabo?

- Claro, dichoso el que tenga tu amor, así que ya no quiero verte triste por eso vale

Entonces se acercó y me abrazo muy fuerte, tenerlo así me hacía olvidar todo, mis temores, mis dudas y por un momento sentía que debía arriesgarme, de pronto se separó de mí y me miró fijamente mientras sostenía mis hombros.

- Si tú eres feliz, yo soy feliz Horacio

Deseaba tanto tirarme sobre él y besarlo, como quisiera ser el Horacio osado, que no se corta para decir lo que siente, pero en cuanto me miraba todo mi valor se iba al diablo, me temblaban las piernas y mi corazón se aceleraba, lo mejor era no decir nada.

Al día siguiente no pude concentrarme en mis clases, cada vez estaba peor, no podía sacar de mi cabeza la conversación con Gustabo, ¿y si lo mejor era confesarme?, ¿dónde está el valor del que siempre me he jactado?, esto ya se estaba volviendo un martirio.

Esperé paciente el final de la tarde, el momento en que nos quedábamos solos, estaba nervioso, al verlo entendí que no sería capaz de hacerlo así que le pedí consejos, sé que suena raro pero él siempre sabía que decirme para tranquilizarme. Estaba sentado viendo su celular, decidí ser directo.

- Gustabo quiero tu consejo

- Dime Horacio

- Estoy enloqueciendo, me gusta mucho este chico, pero no sé si decírselo

- Vamos hombre si tanto te gusta solo se directo y díselo

Lo mire fijamente, respire profundo, ya no quiero ser un cobarde, ya no quiero escapar de mis sentimientos.

- Me... me gustas

- Exacto eso le tienes que decir, pero con más firmeza

- Me gustas

- Perfecto, vez no es tan difícil

- Gustabo... me gustas

Me puse rojo, sentía mi sangre hervir, mi corazón estaba tan acelerado y mis piernas me temblaban, no podía respirar y Gustabo estaba frio se había quedado petrificado, el silencio no ayudaba nada hasta que fue bruscamente roto con la voz de Manolo, lo único que se me ocurrió hacer fue salir de ahí tan rápido como mi tembloroso cuerpo me lo permitía, no podía creer lo que acababa de hacer, fui directo al baño para mojar mi rostro, no quería regresar, aun temblaba, entonces me encontré con Tonet quien llevaba la cara colorada, ¿acaso estaba como yo?

- Horacio que suerte tengo que contarte algo

- Q...u...e

Mierda mi voz estaba temblorosa, pero que me pasaba, la anterior situación que yo mismo cree me dejo hecho polvo, apenas podía estar de pie.

- Horacio ¿estás bien?

Entonces apareció Manolo quien también se veía preocupado

- Horacio ¿estás bien?, ¿paso algo?

- N...o...

- Gustabo me mando a buscarte está preocupado por ti

Aquellas palabras no hicieron más que empeorar mi estado, respire profundo y trate de tranquilizar mis nervios, tampoco quería que Manolo sospechara algo.

- Dile que estoy bien, tengo que hablar con Tonet

- Está bien, no te tardes o te llamaran la atención

Nos fuimos a las escaleras, donde nadie nos molestaría, quería hablar con alguien que despejara mi mente intranquila

- Esta tarde coqueteé con el chino, dice que no le gustas las mariconerias

- Vaya lo siento, debió ser duro, ya sabes esa situación

- Jajaja no, todo lo contrario, adoro verlo así, nervioso

- No entiendo

- Si vieras su cara cuando coqueteo con él, y aun así no se aleja de mí, ósea que le gusto

- Supongo que tiene sentido

Pasamos buen rato hablando y muy a pesar mío debíamos regresar a nuestras habitaciones, rogaba que no estuviera despierto, hoy había sido demasiado fuerte para mí, cuando entre los dos dormían, o al menos eso parecía, callado subí a mi cama y me tape con las sabanas hasta la cabeza, sería una noche dura seguro. Apenas desperté me di cuenta que Gustabo ya no estaba, ni Manolo, mierda fue la primera vez que me había quedado dormido.

Me dirigí rápido a la clase del profesor Moussa por suerte no era estricto, como el ruso o Ivanov, me senté en mi lugar y sentí vibrar mi celular, había recibido un mensaje de Gustabo.

- Te vi correr a clases xd

perdón por no despertarte te veis tan tranquilo durmiendo

¿quieres que te espere como siempre en el pasillo?

Ah por favor presta atención en clases

No pude evitar sonreír, saber que no estaba molesto me alivio enormemente.

- Por supuesto que quiero

Espero verte ahí al salir

100 % concentrado

Mi anhelo ... eres túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora