Capitulo 16

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CAPITULO 16.

Yacimiento de Roana. Afueras de Tartu.

Actualidad.

La colina por la que se accedía al complejo subterráneo no era demasiado pronunciada, al contrario que otras moradas, Roana se extendía casi completamente por debajo de la montaña. Jared observó la entrada con nostalgia. Había visitado la ciudad solo dos veces, mucho tiempo atrás. Entonces había sido otro, no su amigo, quien se aseguraba que algunos datos se mantuvieran en secreto acerca de las ruinas. También se hallaba al cargo alguien mucho más propenso a mantener las promesas a cambio de una compensación económica. Había recorrido los pasillos de la primera de las moradas junto a su padre, su hermano y un grupo de chamanes. Recorrer Roana más allá de la Quinta puerta, para los de su sangre, conllevaba ciertos riesgos pero para el patriarca de un clan era algo ineludible. Él y su hermano la habían recorrido con la veneración que se esperaba de ellos. Tan asustados como fascinados. Los chamanes abrían los portales accesibles aún pero gran parte de la ciudad estaba sellada y el acceso sólo era posible a través de las ruinas de los dos primeros niveles, semi enterradas. Sabía que eso era algo que había cambiado ahora, gracias a las excavaciones más recientes, pero ningún humano sin linaje podía traspasar un portal, ni siquiera él podía sin ayuda de un chamán. La ciudad yacía abandonada, cerrada para todos, pero era más que un hogar abandonado. Habían sido expulsados de allí y regresar sin la protección de los chamanes era un desafío a los poderes que la habitaban. Lo habían hecho sin embargo, habían desafiado a la tradición, muertos de miedo pero decididos a no demostrarlo ante el otro. Ian y él se habían internado en las profundidades de la ciudad completamente solos. Jared se estremeció al recordarlo. Habían descendido juntos, hasta la quinta puerta. El paso a las esferas de resonancia. Y ambos se habían desafiado a internarse más allá, en la oscuridad. Recordaba la expresión asustada de su hermano y su propio temblor, pero ninguno había reculado y, estúpidamente, habían continuado adelante. Nunca supo realmente hasta donde había llegado Ian, cuando había salido corriendo del lugar, su hermano ya se encontraba fuera, tan pálido como probablemente se hallaba él. No habían hablado entre ellos nunca de lo que habían experimentado allí abajo, solos. Jared no lo había hecho con nadie. Y había mantenido el silencio sobre aquello hasta dos días atrás.

Suspiró observando la entrada del lugar. Podía acercarse y recorrer las esferas superiores, pero aún sin las amenazas de sus profundidades, resultaba difícil no recorrer sus pasillos sin sentir una punzada de pesar por todo lo perdido. Roana había sido la primera morada de su especie, al menos si creía las leyendas de su pueblo, pero habían sido expulsados de ella, y ya no podían regresar sin permiso. Atravesar los niveles más superficiales sólo era posible con la protección de un grupo experto de chamanes y el precio de ello era tan alto que sólo los patriarcas y las matriarcas de cada clan entraban allí y sólo para ceremonias muy puntuales. Ya no era un hogar para los clanes. Prohibida para todos excepto para el linaje que la había clausurado. Observó el portal de entrada. Jensen había desaparecido tras él hacia un buen rato. Se preguntó si sentía que regresaba a su hogar cuando atravesaba la Quinta puerta. Quizá podía ser tan fácil como una pregunta. Solo que probablemente no obtendrían una respuesta sincera. ¿Sabía Jensen quién era? O simplemente no era quien creían. Las opciones habían sido muchas al principio y habían actuado con cautela. Jensen podía haber pertenecido a un clan unido y fuerte, que se mantenía en la sombra al igual que ellos, conservando quien sabe qué historias sobre los demás linajes. O podía ser descendiente de una única línea de sangre que hubiera olvidado su pasado. Podía haberse estado ocultando o podía ignorarlo todo sobre sí mismo. O era solo un humano común ajeno a todo aquello. Fuera cual fuera la respuesta. La cautela parecía la mejor estrategia, había estado completamente de acuerdo. Los informes de Rob se habían decantado por la teoría de una familia que ya no conservaba ningún recuerdo. Pero la falta de memoria no podía acallar los imperativos del animal interior. Le habían puesto a prueba varías veces y el maestro parecía realmente ignorar la verdad sobre la ciudad que amaba. Quizá porque no tenía nada que ver con ella, pero la sospecha que les había conducido hasta Jensen era lo más sólido que habían tenido en siglos.

Linaje. (WIP) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora